Los disruptores endocrinos están en muchos de los objetos o productos de la vida cotidiana. Cada vez hay más conciencia acerca de sus efectos nocivos sobre la salud, por eso la Comisión Europea está inmersa en un proyecto para determinar qué sustancias deben limitarse.
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Algunos cosméticos y perfumes que pueden usar las embarazadas contienen disruptores endocrinos. Le hemos preguntado por ello a Laura Espart, matrona del Hospital Universitario Arnau de Vilanova (Lleida) y miembro de la Associació Catalana de Llevadores (ACL). Esta entidad ha publicado un documento sobre embarazo y disruptores endocrinos donde hay consejos para proteger al bebé y a la madre, y de la que ella es una de las autoras.
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¿Qué son los disruptores endocrinos?
“Los disruptores endocrinos son sustancias químicas, habitualmente de síntesis, que actúan alterando el correcto funcionamiento de cualquier ser vivo, porque funcionan como ‘falsas hormonas’”, explica la experta.
Entre ellas están los parabenos, los ftalatos, los fenoles... que se encuentran en objetos cotidianos, como pueden ser productos o embalajes de plástico, ropa, cosméticos e incluso algunos alimentos.
¿Qué efectos tienen los disruptores endocrinos?
Los disruptores endocrinos tienen efectos nocivos sobre la salud, pues son como ‘extraños’ que hacen que el sistema hormonal no funcione bien. Pero estas manifestaciones no son inmediatas, sino a largo plazo. Hablamos de “enfermedades metabólicas como la diabetes y la obesidad, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer, como los de mama, entre otros”, advierte Laura Espart.
En relación a la fertilidad, las consecuencias pueden ser la endometriosis y la mala calidad del semen, entre otras.
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¿Qué efectos tienen sobre el feto los disruptores endocrinos?
Los disruptores endocrinos se suelen eliminar al cabo de horas o días tras haber estado en contacto con ellos. No obstante, los que se eliminan por la orina desparecen antes que los que se acumulan en la grasa, tal como comenta la especialista. ¿Cuál es el problema entonces? Por un lado, hay disruptores endocrinos persistentes y, por otro, hay tal cantidad de ellos que la exposición es “continuada y casi permanente”.
En relación al feto, “al vivir en un medio cerrado, donde la excreción de su orina va al líquido amniótico, líquido que degluten y vuelven a excretar por la orina, viven expuestos permanentemente a las sustancias que les llegan de la madre a través de la sangre del cordón umbilical y que se van acumulando”, alerta.
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Bebés y disruptores endocrinos
Cuando el bebé en formación está expuesto a disruptores endocrinos de forma continuada, puede haber importantes consecuencias, como “hipospadias en niños, pubertades precoces en niñas y problemas de fertilidad en la vida adulta, tanto en hombres como en mujeres, entre otras enfermedades”, destaca la matrona.
Por este motivo, hace unos años, se reguló exhaustivamente la composición de artículos infantiles, como biberones o juguetes, para que dejaran de incluir entre sus materiales algunos que actuaban como disruptores endocrinos, como el bisfenol A.
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Tras el nacimiento, ¿los efectos son duraderos?
“Aunque en la vida extrauterina nuestro cuerpo es capaz de eliminar estas sustancias de forma más o menos eficiente, la continua exposición ya desde la vida intrauterina y durante la infancia, etapas de gran vulnerabilidad, conlleva que nuestro sistema endocrino se vea alterado desde el inicio”, alerta la especialista.
Así, destaca cómo el organismo va acumulando estas ‘falsificaciones hormonales’ que se pueden manifestar en todas las enfermedades anteriormente destacadas y en otras que se están estudiando en la actualidad.
Cosméticos y disruptores endocrinos: qué hay que saber
Muchos cosméticos y perfumes llevan entre sus ingredientes disruptores endocrinos que habría que evitar especialmente en el embarazo. En este sentido, Laura Espart recomienda “restringir mucho los productos cosméticos, tanto durante el embarazo, como en el recién nacido y en la primera infancia, y escoger los que lleven una composición sin disruptores endocrinos”.
Así, habría que fijarse en que no contengan dimeticona, fenoxietanol y canfeno. Son disruptores endocrinos que habría que alejar durante esos nueve meses y, a ser posible, de forma definitiva.
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Reducir el número de productos en el embarazo
Una de las pautas que pueden seguir las embarazadas, y que aconseja la experta de la Associació Catalana de Llevadores, es “reducir el número de productos para alejarnos de un exceso de contacto a los disruptores endocrinos.
“La premisa es ‘cuanto menos, mejor’, pero si no se puede renunciar a ciertos productos, por lo menos elegir los formulados con sustancias certificadas ecológicas, que además suelen no incluir sustancias perturbadoras”, añade.
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Cambios que dan resultado
Los disruptores endocrinos están en muchos objetos de la vida diaria, pero, en relación a los personales, como los productos de aseo, se pueden hacer pequeñas modificaciones que tienen un efecto positivo. “El profesor Nicolás Olea, gran experto en nuestro país en el tema de los disruptores endocrinos, dice que si no hay posibilidad de hacer cambios, por lo menos cambiemos de desodorante, por su impacto sobre nuestra salud”, indica la matrona.
Además, ofrece una serie de consejos para disminuir la exposición de la embarazada y su bebé en formación:
Cuando se usen cremas solares, que sean de filtro físico (con partículas que no penetran en nuestro organismo).
Evitar esmalte de uñas, perfumes y maquillajes y tintes capilares químicos.
En relación a los disruptores endocrinos a los que nos exponemos, hay muchos que no podemos controlar de manera personal, como los pesticidas, “pero la población sí puede hacer una selección de productos, tanto alimentarios como de uso doméstico, que suponen una disminución en la exposición”, comenta Laura Espart.
Entre esas medidas estarían, tal como aconseja:
Comprar alimentos ecológicos y de cercanía (por llevar menos sustancias para su larga conservación).
Priorizar contenedores alimentarios como el vidrio y el acero inoxidable que no transfieran sustancias a la comida, “como sí pasa con el plástico o las latas, que van recubiertas de una película plástica”.
Disminuir la variedad y cantidad de productos de limpieza para el hogar y usar sustancias naturales como el limón, el vinagre y el bicarbonato.