¿Te has preguntado alguna vez qué te diría tu bebé si pudiese hablar? Seguramente diría tantas cosas que no sabríamos por dónde empezar, nos daríamos cuenta de que muchas veces atendemos unas necesidades equivocadas , otras acertamos, y que atienden y nos observan mucho más de lo que nos creemos. Así lo confirma María Ángeles Cerezo, catedrática de Psicología Básica y directora científica del Instituto Psicológico de la Infancia y la Familia (IPINFA). Experta en lo que nos dice la ciencia sobre el desarrollo socioemocional del cerebro en el primer año de vida , acaba de publicar un libro sobre ello, Si los bebés hablaran. Su asombroso mundo emocional (Editorial Pirámide).
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En él nos cuenta cómo se establece la comunicación entre el bebé y su cuidador, pero desde el punto de vista del primero, quien lleva la voz protagonista. Porque lo que nos interesa es saber qué piensan. Y hay datos muy reveladores que podrían ayudarte a fomentar una mejor comunicación con tu bebé, no solo en estos primeros meses, sino también sentar las bases para el futuro.
El desarrollo emocional de un bebé, base de su aprendizaje
Como señala la doctora, “los estudios de neurociencia sobre el desarrollo cerebral temprano de los niños nos han demostrado que la experiencia socio-afectiva afecta a la arquitectura cerebral”. ¿Y esto qué quiere decir? Algo muy importante, pues ya sabemos que “la seguridad emocional de las personas tiene sus raíces en la cualidad de la experiencia interactiva de una persona con los demás”. Además, nos dice “durante su primer año de vida con las personas más significativas que tiene cerca”. Por tanto:
- El desarrollo cerebral y, por tanto, la comunicación de una persona tiene una fuerte base emocional.
- El primer año de vida es fundamental.
Por tanto, los bebés conectan con nosotros desde recién nacidos (para aprender o no) a través del ámbito emocional, “por lo que debemos hacer un seguimiento de su desarrollo temprano, emocionalmente hablando, como parte rutinaria de los cuidados que les prodigamos desde el nacimiento”. De esta forma, nos confirma, “evitamos la aparición de problemas comportamentales y emocionales que, en su mayoría, se deben a falta de entendimientos”. La experta es así contundente, “los bebés adquieren su aprender a aprender en su fase emocional, que constituye el cimiento y pilar de su desarrollo”.
¿Cómo establecer una buena base emocional?
“Los tres primeros años de vida son cruciales para el desarrollo socio-afectivo infantil, teniendo un papel fundamental los padres”, comienza la experta. Por ello, el trabajo de los progenitores es fundamental, pero también es un trabajo que, por unos motivos u otros, podemos no realizar del todo bien. Son precisamente esos pequeños errores que sin querer cometemos, lo que pueden hacer que no establezcamos una buena comunicación o entendimiento con ellos. Entre ellos, deberíamos evitar:
- La sobreprotección, que les impide que fomentemos su autonomía y les guiemos hacia ella. Los niños también la necesitan y es parte de su desarrollo.
- Creer, ingenuamente, nos dice la experta, que los bebés no se enteran de nada. “Se enteran a su modo, que es el modo emocional, y lo expresan de forma muy básica a través de la irritabilidad y cambios en su humor, en el sueño y en el apetito”.
- Establecen su conexión emocional, principalmente, a través del rostro, por eso es importante mirarles. De hecho, nos pedirán con gestos que lo hagamos. De ahí que sea importante tener cuidado con el uso del teléfono móvil.
- No conocer sus necesidades y sus tiempos, porque el amor para ellos también se profesan conociendo su mundo y atendiéndoles correctamente. Por eso, la calidad de la atención que le damos es importante en el desarrollo de un buen entendimiento mutuo.
- No hablarles. “Los niños construyen su seguridad, poco a poco, comunicándose y sientiéndose comunicados en los ojos que los miran y les devuelven cierto sentido de ser”.
Por tanto, la comunicación el bebé, afirma, “para ser efectiva y lograrse esa sintonía, requiere que podamos desarrollar una presencia física y emocionalmente atenta”. En definitiva, la escucha y la atención (con una presencia activa), que nos puede ayudar a interpretar lo que el bebé “nos dice”, son las dos herramientas con las que contamos los padres para el entendimiento.
¿Qué tipo de conversaciones podemos tener con nuestros bebés?
Como bien hemos visto, lo primero que hay que entender es cómo surge la mente de un bebé y cómo se desarrolla emocionalmente, porque son los dos pilares de saber cómo va a aprender. Esto, nos dice la autora, “fomenta un mayor entendimiento con el bebé y una experiencia de crianza más saludable”.
Por ello, nos explica, “cuando estamos con nuestro bebé en brazos o sostenido enfrente de nosostros, en nuestro regazo, y lo miramos con deleite, la comunición lo inlcuye todo: palabras y gestos, sonidos, vocalizaciones y sonrisas. Las miradas, incluso, en ese intercambio sosegado que va y viene es comunicación y también se adapta a la edad del bebé”. Por ello, nos dice, más que pensar en un tipo de conversaciones en sí, “se trata de dejar a un lado todas las preocupaciones y estar al 100% con la criatura; es esta disponibilidad emocional la que facilita al bebé conectar y hace que esos minutos sean gozosos y divertidos”.
Referencias
Cerezo, María Ángeles (2022). Si los bebés hablaran. Su asombroso mundo emocional. Editorial Pirámide.