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ni o arrogante© AdobeStock

psicología

¿Has oído hablar del síndrome del niño rico?

Cuándo escuchamos el término ‘síndrome del niño’ rico lo primero que pensamos es en niños consentidos y materialistas, y en realidad, sí, hace en referencia en parte a ello, pero los mayores causantes de este problema son los padres demasiado permisivos.


3 de noviembre de 2022 - 11:57 CET

Dicho así, lo primero que se nos viene a la cabeza es que este síndrome tiene que ver con niños de familias adineradas… pero, su significado dista mucho de esta afirmación.

Tal y como nos define la psicopedagoga Margarita Santamaría Barriga, psicopedagoda especializada en neuropsicología @marga_santamaria_educaemocion: “Este término nos puede llevar a error, pues no hace referencia a los hijos e hijas de familias con alto poder adquisitivo, sino a las características comportamentales que algunos menores tienen por la educación basada en la sobreprotección de sus padres”.

Concretamente, se dice de aquellos pequeños que han sido educados en la comodidad y en darles “absolutamente todo lo que piden sin que ellos tengan que aportar ningún esfuerzo o responsabilidad por su parte”, añade la experta. Por lo tanto, además la experta insiste en aclarar que, “es algo producido por los progenitores”. También es verdad, que, este síndrome, “sí es más frecuente en familias de clase media o alta”, añade.

padre contando un cuento a su hijo© AdobeStock

¿Cuál es el origen de este término?

Este término, también llamado affluenza o ricopatía, fue descrito por Jessie H. O’Neill, en la década de los 90, a partir de su libro The Golden Ghetto: The Psychology of Affluence.

Aunque, “cierto es que no está reconocido por las Asociación Americana de Psiquiatría, pero cada vez es más usado por terapeutas y psicólogos con el fin de hacer una intervención más adecuada”, nos revela la experta.

madre e hija contentas© AdobeStock

¿Cómo afecta a los niños?

Existen algunas características que pueden ser comunes en estos niños y niñas y que se manifiestan de la siguiente manera, tal y como nos dice la experta:

  • Por lo general, son niños que muestran insatisfacción ante los acontecimientos y necesitan de estímulos continuos, esto también se refleja en una baja autoestima.
  • Su capacidad para afrontar los conflictos o problemas es nula o usa mecanismos poco adecuados.
  • Su capacidad de esfuerzo para conseguir un objetivo es mínima.
  • En cuanto a la tolerancia a la frustración, apenas tienen herramientas para gestionarla, ya que sus padres no se la han permitido para evitarles sufrimientos, lo que les puede llevar a una alta irritabilidad.
  • Su estado de ánimo es fácilmente irritable, poniéndose nerviosos por asuntos aparentemente sin importancia.
  • Es probable que no tengan relaciones saludables con compañeros y las que tengan posean poca armonía y escasa empatía.
  • También pueden presentar signos de irresponsabilidad y falta de disciplina.
padre jugando con su hijo© AdobeStock

¿Cuáles son las consecuencias?

Con todas las características citadas en el punto anterior parece no haber duda de que el futuro del niño “se puede augurar incierto a nivel emocional y relacional, ya que la educación que reciben nuestros hijos e hijas cuando son pequeñas, en una gran medida, condiciona el desarrollo de sus siguientes etapas”, asegura la psicopedagoga.

madre e hija tomando un caf © AdobeStock

¿Hasta qué punto debemos satisfacer las necesidades de nuestros hijos?

La experta cita a uno de los gurús de la ‘disciplina positiva’ en nuestro país, Álvaro Bilbao, y aconseja hacerse una serie de preguntas siguiendo los consejos de este: ‘¿Ese juguete/objeto hará feliz a mi hijo?’, ‘¿realmente le hace falta o lo necesita?’, ‘¿tiene juguetes similares?’… “Está claro que las respuestas que demos nos ayudarán a tomar una decisión consciente”, dice la experta.

Sin embargo, muchas veces cedemos ante sus deseos “por el mero hecho de no escucharlos… ¿no os parece muy fuerte esto? Por lo que la decisión no es consciente ni reflexiva”, indica la experta.

padre e hijo jugando en casa© AdobeStock

¿Cómo reeducar a los padres permisivos?

En primer lugar, la psicopedagoga aconseja que “es necesario que los adultos acepten la situación, que sean conscientes de que hay un problema y que asuman su responsabilidad, que no culpa, pues posiblemente lo hicieron lo mejor que sabían”, asegura.

Como todo en la vida, asumir los errores nos ayudará a poder poner soluciones y así corregir la situación cuanto antes.

ni a en una sesi n del psic logo© AdobeStock

Cuándo acudir a un especialista

Después de asumir los errores, el siguiente paso sería “acudir a un especialista para que trabaje de forma conjunta con el núcleo familiar, ya que todos pueden ser parte de la solución al ser parte de la situación”, dice la experta.

El cambio no se produce de un día para otro, “el cambio es paulatino, haciendo más hincapié en ofrecer regalos que tienen que ver con el tiempo y el afecto”.

madre e hija en sesi n de belleza© AdobeStock

¿Cómo reeducar a los padres permisivos?

“Muchas mamás y papás me dicen en la consulta que lo hacen porque quieren darle a su hijo lo que ellos no tuvieron de pequeños… a lo que yo les pregunto si se refieren ‘a lo material o a lo emocional’ y claro, en ocasiones se quedan sin palabras”, asegura la experta.

¿De qué nos vale comprarles todo lo que quieren o decirles siempre que ‘sí’ si nosotros como padres no estamos nunca?

ni o con sus juguetes© AdobeStock

¿Necesitan realmente ‘tanto’?

“Nuestros niños y niñas no necesitan tanto materialismo”, dice la experta. En ocasiones se recurre a ello como compensación a la ausencia de mamá o papá, por lo que, “especial atención a este indicador”. Está claro que lo niños necesitan a sus padres, “en tiempo y en calidad de ese tiempo”.

ni o jugando feliz© AdobeStock

Consejos para que no se salgan con la suya siempre

La disciplina de nuestros hijos se debe trabajar en casa desde que son pequeños. Algunos consejos para conseguir evitar este tipo de educación permisiva, según la experta nos cuenta:

  1. Cada vez acuden a mi, más familias con hijos preadolescentes cuyos padres ‘no se hacen con ellos’… por lo que, unos limites coherentes y unas normas adecuadas a la edad y consensuadas en familia, son el mejor aliado para la prevención de niños y niñas que siempre se quieren salir con la suya.
  2. Además, hay que poner en valor que hay niños que pueden parecer cabezotas y que esa energía que presentan para conseguir lo que quieren, aunque no siempre lo consigan, será la misma energía que tendrán a la hora de defenderse en el patio del colegio, frente a una injusticia entre amigos o de saber posicionarse ante un debate en el área de lengua.
  3. Por último, mamá y papá deben hacer una profunda reflexión sobre cómo quieren educar a sus hijos, qué valores desean inculcarles y cómo establecerán la disciplina en casa, desde mi punto de vista es necesario que estén fuera los premios y castigos.

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