Cuando acudimos a consulta de pediatría o enfermería, sobre todo durante los primeros meses y años de vida, además de intentar que nuestro hijo no llore cuando le vacunan , responderemos a muchas preguntas sobre su desarrollo. Su objetivo no es otro que comprobar que ciertos hitos evolutivos se van cumpliendo, porque nos dirán que todo va bien. La tabla Haizea-Llevant es “un instrumento que nos permite comprobar ese nivel de desarrollo cognitivo, social y motor en un niño entre los 0 y los 5 años”, nos explica la Dra. Cristina Manzano, pediatra y divulgadora en su cuenta de Instagram (@unapediatraenbcn). Y, para poder utilizarla, necesitamos las respuestas de todas esas preguntas.
Esta tabla lo que mide es “un total de 97 habilidades relacionadas todas ellas con las cuatro áreas del neurodesarrollo: la sociabilidad, el lenguaje, la manipulación y el área postural”. Con ellas podemos comprobar la edad media de adquisición habitual de determinados hitos del desarrollo, pero ni un médico puede utilizarla sin ayuda de los padres, ni los padres deberían interpretarla sin el consejo médico.
Interpretación de la tabla Haizea-Llevant
Para saber interpretarla, habrá que saber qué contiene. Para ello, hemos pedido ayuda a nuestra experta. La tabla Haizea-Llevant está formada por barras horizontales de dos colores: azul y verde, que nos indican el porcentaje de niños que realizan una acción.
El inicio de la barra, siempre en color verde, indica que el 50% de los niños es capaz de realizar esa acción y, cuando se produce el cambio al color azul, quiere decir que, a esa edad, ya es el 75% de los niños los que consiguen llevarla a cabo. A la edad en la que la barra finaliza (todavía en color azul), llegamos al 95% de los niños que realizan esa acción concreta.
Hasta aquí, lo que podríamos llamar la normalidad. Adicionalmente, existen otras acciones con barras de color naranja, que son signos de alerta, los cuales, si están presentes en el desarrollo del niño, podrían ser un indicio de la existencia de una alteración en el desarrollo psicomotor.
Para la interpretación del test, “lo que hacemos es trazar una línea vertical que corresponda a la edad en meses del niño que estamos estudiando ( cuidado, debemos corregirla si se trata de un bebé prematuro ) y se valora la realización o no de los ítems que quedan a la izquierda de esa línea trazada o de aquéllos que la línea atraviesa”. Dependiendo de los resultados, tendremos que realizar otras pruebas complementarias o no.
En la imagen de ejemplo, si un bebé tiene diez meses, trazando la línea que se dibuja sobre el número 10, todo lo que quedaría a la izquierda debería haberlo conseguido y otras acciones, como Juega a “esconderse” estaría aún en azul, es decir, que el 50% de los niños de diez meses ya lo habría conseguido. En el caso de Imita gestos, ya estaríamos en el color verde, con lo que serían el 75% de los niños de diez meses. Si hablamos de una Irritabilidad permanente, que aparece en la barra naranja a la izquierda de la línea trazada es algo que no debe haberse dado en los meses indicados.
La tabla de Haizea-Llevant, ¿podemos utilizarla los padres?
Esta tabla ha sido diseñada, en realidad, “para facilitar que los profesionales sanitarios, educativos y de ámbitos sociales valoren el desarrollo de los niños, pudiendo detectar precozmente, gracias a ella, las posibles dificultades con las que se pueden encontrar los más pequeños”. Por ello, nos dice, estaría indicada para una evaluación completa y especializada por parte de un profesional. Si lo hacen los padres por su cuenta, podrían no tener en cuenta los parámetros a nivel global.
Es una tabla que “nos ayuda a distinguir si el niño está más cerca o más lejos de lo que podemos llamar normalidad”, nos explica la experta, pero “ese concepto de normalidad se refiere de manera específica al desarrollo del 95% de los niños”, por lo que su interpretación debe tener en cuenta este extremo y quien la interprete también. De hecho, que un niño no haya adquirido un hito puntual o que veamos con ella la presencia de un signo de alarma, “no indica necesariamente la existencia de un problema”. Por tanto, en este sentido, la experta es firme, “no se deben sacar conclusiones sin ser valorado por un profesional”.
Ahora bien, el profesional sanitario tiene los conocimientos para su uso, pero en consulta “no disponemos del tiempo de observación suficiente para poder utilizarla correctamente y, por tanto, se necesita la colaboración de los padres”. Así, padres y cuidadores tienen un papel fundamental para observar el día a día de un niño y asegurar con ello el correcto neurodesarrollo del niño. De hecho, “en las revisiones de salud del Programa del Niño Sano que realizamos (las visitas del niño al pediatra y a la enfermera de manera pautada), evaluamos conjuntamente con los padres, la adquisición de los diferentes hitos del desarrollo que incluye esta tabla”. Por ello, la correcta utilización de la misma se hace entre padres y profesionales.