9 señales que te alertarán de que tu hijo abusa de las pantallas

No hay nada mejor que observar a qué dedica tu hijo su tiempo libre, este será un claro signo para darnos cuenta que puede estar teniendo una exposición excesiva a las pantallas. Algo que podríamos resumir en, ¡interésate más por lo que hace!: “Es recomendable fijarse en qué están dejando de hacer tus hijos que antes hacían. Por ejemplo, si antes les gustaba mucho jugar al fútbol y ahora solo están encerrados en su habitación jugando a videojuegos, puede ser un síntoma de que hay un uso excesivo de las pantallas”, nos cuenta la experta.

También es importante saber cuál es el comportamiento que tiene el joven en clase. Si está disperso, cansado, con sueño… “Muchas veces algunos profesores nos dicen que sus alumnos se duermen en clase. Es frecuente que los adolescentes usen el móvil por las noches para ver series, jugar a videojuegos o navegar por contenidos inadecuados”, sugiere la experta.

“Irritabilidad, dependencia emocional, sedentarismo, falta de sueño, aislamiento social, etc. Todos estos síntomas se aprecian rápidamente por lo que nuestra respuesta debe ser inmediata para evitar que se alarguen en el tiempo. Pasar del “me preocupa” mi hijo al “me ocupo” de mi hijo”, señala la experta. Todo ello también suele repercutir en el rendimiento escolar, así como en los resultados. ¡Permanece alerta!

Y, ¿qué pasa cuando ese uso excesivo o dependencia tiene que ver como las redes sociales, en el caso, sobre todo, de los adolescentes? “En el caso de las redes sociales y adolescentes, estar sobreexpuestos también tiene sus consecuencias negativas como volverse más vulnerables a cualquier crítica u opinión de los demás, presentar una baja autoestima e idealizar la vida de los demás”, asegura.

Algunas de las consecuencias que produce un uso excesivo de pantallas en el cerebro de los peques y jóvenes es el empobrecimiento del lenguaje, junto al daño de sus capacidades cognitivas, déficit de atención… y afecta directamente a las neuronas y conectores que tienen que ver con el circuito del placer y la recompensa, que es lo que les permite tener autocontrol. Cuando este todavía no está desarrollado es cuando ocurre el desencadenante de las rabietas, querer todo de inmediato… Si les sobreexponemos demasiado a pantallas, les estamos sobreestimulando y les estamos acostumbrando a que quieran todo rápido y en el momento, y a que cuando no lo tengan se frustren.

Oficialmente está estipulado una serie de recomendaciones para evitar la sobreexposición a pantallas para niños desde los 0 a los 6 años. Desde Empantallados nos dicen que “se acogen a las pautas que marca la American Academy of Pediatrics (AAP), o Asociación Americana de Pediatría, sobre la exposición a pantallas por edad”. Qué son las siguientes:

• De 0 a 2 años: evitar consumo. En la última revisión, la AAP explicitó el consumo recomendado de cero exposición a pantallas, al menos en el periodo de 0-18 meses, exceptuando las videollamadas con familiares.
• De 2 a 5 años: máximo una hora y acompañados.
• + de 6 años: establecer límites coherentes.

Ya sea televisión, tablets o móvil, los expertos de Empantallados proponen a los padres que los jóvenes mantengan sus aparatos electrónicos fuera de la habitación durante el tiempo de descanso por la noche. “Nos parece muy importante que las pantallas queden aparcadas fuera de la habitación. Esto es necesario tanto para los menores, como para los adultos”, dice la experta.

Y, ¿cómo dejar aparcados los móviles fuera de la habitación? (hablando en un sentido figurado siempre) Pues con el parking de móviles que proponen desde Empantallados: “Este parking es una app para ‘dejar aparcado el móvil’ por la noche o en las comidas y cenas en casa, por ejemplo, y así evitar dependencias. Se trata de ayudarles a entender que la conexión no es 24/7”, concluye.

Según nos cuenta la experta, existen diversos trucos en los que nos podemos apoyar para evitar que los peques y jóvenes ‘se pasen de rosca’ viendo pantallas. ¿Cómo? “Pactando con ellos los tiempos de uso del móvil durante el día, pedirles que lo apaguen por las noches, que lo pongan en modo avión durante la noche…”, concluye.