En los últimos años, el abuso sexual infantil (ASI) ha suscitado un gran interés, tanto entre la comunidad científica, como en la sociedad general. Los motivos no son otros que su prevalencia y las consecuencias a corto y largo plazo que tiene . Aunque muchos estudios que han examinado las secuelas de un abuso sexual infantil enumeran todas las dificultades psicológicas, sociales, conductuales y físicas que deja en sus víctimas, lo cierto es que no todas ellas muestran un daño significativo posterior. “Todo ello depende, principalmente, de la personalidad de la propia víctima”. Así nos lo confirma Margarita García Marqués, psicólogca clínica especializada en autoestima, infancia, comunicación y abuso sexual infantil, además de fundadora y directora de la Asociación para la Sanación y Prevención del Abuso Sexual Infantil (AspaSi).
Uno de los últimos casos que ha hecho saltar las alarmas de nuevo ha sido el ocurrido en el colegio privado Virgen de Europa, en Boadilla del Monte (Madrid), en el que se ha apartado a un docente de las aulas tras haberse encontrado una cámara con material pedófilo de sus alumnas, todas ellas menores de edad. El profesor de Artes Audiovisuales fue detenido por ser el presunto autor de unas grabaciones realizadas a sus alumnas con cámaras ocultas mientras estas se cambiaban de ropa en su despacho. A día de hoy, la Guardia Civil está analizando todos los discos duros, vídeos y archivos multimedia encontrados en su casa y en el centro escolar por grabar a sus alumnas con cámaras. Los investigadores sospechan, además, que pudo compartir o comercializar con este material en la red.
Unos actos que constituyen “un abuso sexual en toda regla” y, por ello, hemos querido hablar con Margarita García Marqués para que nos explique los rasgos de esta situación, las posibles consecuencias traumáticas para las víctimas y, sobre todo, la gran importancia que tiene la prevención.
Margarita, ¿por qué podemos hablar de abuso sexual en este caso?
Podemos y debemos hablar de ello. Un abuso sexual infantil es siempre que utilizas a un niño para estimularte sexualmente tú como adulto en ese momento o en cualquier otro.
En este caso concreto, todo el mundo se sorprende de los hechos, ¿qué rasgos de personalidad distingue a un abusador sexual?
En realidad, este tipo de personas no tiene una personalidad concreta, son personas normales que, en principio, no tienen nada que esconder. Yo a los chicos, en los talleres de prevención que hago, les explico que pueden ser desde personas malísimas, personas que parecen buenas a veces y otras malas, hasta personas que son buenísimas. Así que, a simple vista, son como todos. Ahora bien, lo que tienen es un problema de distorsión cognitiva o un trastorno grave de la salud mental (un enfermo mental, podríamos decir), pero aparentemente son personas con un comportamiento normal y que es muy complicado de detectar. No hay forma de hacerlo.
Esa distorsión cognitiva o trastorno les hace no saber o no apreciar las consecuencias negativas de lo que hacen. De hecho, minimizan los efectos de sus acciones. Las disculpas en este caso, seguramente serán muy variadas: “ellas se desnudaban, pero yo en realidad no las hacía nada, no las tocaba”. Justifican todo lo que hacen.
¿Qué consecuencias, tanto individuales como colectivas, tiene este suceso en las jóvenes que lo han sufrido y en las que no lo han sufrido directamente, pero comparten con ellas clase?
Tan solo tenemos que imaginarnos cómo nos sentiríamos nosotras como adultas, violadas. Así se sienten ellas. De hecho, comenzarán a tener grandes faltas de confianza. Ten en cuenta que ellas se desnudaban tranquilamente en el despacho de este profesor y, ahora, comenzarán a tener un temor enorme de su desnudez. Esto que ha sucedido es un motivo totalmente lógico para generar una desconfianza grande respecto a esto y, además, alargada en el tiempo.
Ahora bien, todo depende de la personalidad de las niñas, tanto de las que lo han sufrido en primera persona como la de sus compañeras. Puede generar más o menos secuelas. La que hemos explicado es una de las más comunes, pero puede no darse o darse muchas otras.
¿De qué depende que aparezcan más o menos secuelas?
En primer lugar, como hemos dicho, de cómo sea esa niña, de su propia personalidad. Y, en segundo lugar, es muy importante la forma en la que se acoja esa noticia en el seno de la familia y del entorno. No es lo mismo trasladarle a las niñas que esto ha sido terrible, un drama del que no vamos a recuperarnos, o bien explicarle que lo que ocurre es que esta persona es un monstruo. Son los dos extremos, depende de “cómo se lo vendamos” a nuestras hijas. Pero no solo nosotros, sino también a nivel social. Es muy importante cómo se enfoca esto a nivel social, porque también repercute en las consecuencias a futuro en su salud emocional.
Por tanto, si la conversación tanto en el ámbito familiar como social es vital, ¿necesitarán todas ellas un apoyo psicológico?
Así es, deberían tenerlo. Si se hace un buen apoyo psicológico con todas ellas, seguramente consigamos que no queden apenas secuelas en el futuro. Para ello hay que buscar un psicólogo que esté especializado en este tema, que sepa cómo ayudar a la niña a normalizar lo que ha ocurrido, haciéndole ver que el abusador tiene un problema y está enfermo.
Y para el resto de niñas que ven este tipo de sucesos en la televisión, ¿qué les decimos?
En estos casos, es fundamental la prevención y la detección precoz. De hecho, es lo que más se debería trabajar en los colegios. Nosotros lo trabajamos muchísimo, ya que, probablemente, podríamos evitar muchos casos. Nuestros talleres están destinados, no solo a los niños y niñas, que también, sino a los padres y profesores. Todos deben estar implicados. Actualmente no hay una educación en este sentido. Reduciríamos mucho la incidencia de este tipo de sucesos. No entiendo por qué aún hay tanto secretismo en torno a esto.
De hecho, hay una cosa que me gustaría decir y es que muchos abusadores no saben el daño que causan, de verdad que no son conscientes de las consecuencias negativas que tienen sus actos. Si resulta que entre esos padres o profesores, incluso alumnos, hay un abusador, estaría escuchando de primera mano lo que ocurre. Es otra forma de intentar esa prevención.
Por otro lado, los niños también deben estar presentes en este tipo de seminarios, para tomar conciencia de su propio cuerpo, en primer lugar, y para saber que si ven o sienten que tienen un problema como estos hay que acudir de inmediato a los padres. Si lo hacemos bien, normalizamos que esto puede ocurrir (nada de ocultismo), ellos mismos estarán informado de qué tienen que hacer y por qué no deben silenciarlo.
Referencias
Cantón-Cortés, David y Cortés, María Rosario (2015). Consecuencias del abuso sexual infantil: una revisión de las variables intervinientes .