Muchas de las actividades cotidianas nos parecen sencillas de aprender y ejecutar. Pero no es así para todos los niños ni para todos los adultos. En el caso concreto de los menores, cuando tienen dificultades para desarrollar algunas habilidades o destrezas, el resto de áreas se pueden ver afectadas.
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La terapia ocupacional es un gran recurso en esos casos. Hemos hablado sobre ella con Laura Fajardo, directora de Proyecto PasiTOs (www.proyectopasitos.es), terapeuta ocupacional y experta en neurodesarrollo.
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¿Qué es la terapia ocupacional?
El objetivo principal de la terapia ocupacional es lograr la máxima autonomía de todos los niños. Así, tal como cuenta la experta, es una disciplina socio-sanitaria en la que sus profesionales trabajan con todos aquellos niños que tienen desafíos en:
El aprendizaje académico.
El vestido.
El aseo.
El baño.
La alimentación.
El juego.
“La terapia ocupacional busca que el niño participe activamente en todas las áreas ocupacionales y, con esto, que desarrolle todo su potencial”, explica Laura Fajardo.
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¿A qué niños beneficia la terapia ocupacional?
La terapia ocupacional es muy útil para niños que tienen algún problema diagnosticado. Así, suele emplearse en estos casos:
No obstante, no es necesario que haya un diagnóstico para que la terapia ocupacional pueda resultar beneficiosa. “A veces hay diagnóstico, pero otras no. Siempre mejoramos la situación del niño y su calidad de vida”, destaca la directora de Proyecto PasiTOs.
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¿Qué repercusiones tiene sobre el niño la terapia ocupacional?
Cuando un niño no puede realizar actividades básicas del día a día no solo sufre limitaciones en esa área sino que esta falta de autonomía resulta también muy limitante para explorar todo el entorno. Y esto tiene consecuencias en muchos ámbitos.
Así, la terapia ocupacional le ayuda a superar esos hitos que no consiguen, y “con todo esto, el niño mejora su autoestima y la confianza en sí mismo”, revela la especialista.
“El terapeuta ocupacional trabaja desarrollando habilidades básicas del niño (sensorial, motor, cognitivo, emocional...), viendo al niño como un todo. Nos marcamos objetivos para mejorar la autonomía y la participación del niño en sus actividades diarias”, subraya.
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¿Qué habilidades concretas desarrolla la terapia ocupacional?
El terapeuta ocupacional va a intervenir en todas aquellas áreas del día a día en las que el niño tenga dificultades. Muchos de estos problemas pueden estar motivados por otras causas que no son tan visibles y el terapeuta ocupacional ayuda a descubrirlas y a ponerles remedio.
Así, la intervención es muy amplia y analiza no solo al menor sino también a su entorno. “Por ejemplo, cuando un niño evita jugar porque tiene problemas de coordinación, no se viste, se frustra fácilmente ante las tareas cotidianas, cuando hay problemas de alimentación o de sueño...”, enumera la Laura Fajardo.
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Siempre mediante el juego
Uno de los puntos fuertes de la esta disciplina es que la intervención en niños se lleva a cabo mediante el juego. No se trata de sesiones en que el menor es un mero receptor de una terapia sin más, sino que participa activamente.
La razón es que “es la actividad más importante para el niño, mediante la cual integra aprendizajes. Si no hay motivación, no se produce aprendizaje”, advierte la directora de Proyectos PasiTOs (@proyecto_pasitos, en Instagram).
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En clínica o en entornos naturales
Cuando un niño necesita sesiones de terapia ocupacional las puede recibir en una clínica o un gabinete especializado o bien en lo que se denomina su ‘entorno natural’, esto es, su domicilio o su centro escolar.
“Cuando intervenimos en su entorno natural pretendemos trabajar las dificultades reales de los peques en su ambiente (por ejemplo, la higiene, el vestido, la alimentación, el juego...). Además, esto nos permite dotar de estrategias a la familia y al personal escolar para favorecer el desarrollo del niño”, comenta la directora de Proyecto PasiTOs, donde las sesiones de terapia se realizan en ese entorno natural del menor (hogar o escuela).
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¿Cómo se detectan las necesidades del niño?
El trabajo en el que se basa la terapia ocupacional no consiste solo en detectar el problema o la necesidad sino en buscar su causa para resolverla. Por ello, realizan una evaluación previa: “Necesitamos saber las habilidades del niño, las áreas de desempeño (aquellas en las que tiene dificultades) y el entorno donde realiza la actividad”, apunta la experta.
“Por ejemplo, si un niño tiene problemas para ponerse un zapato puede ser por falta de control postural, por problemas de coordinación, porque el zapato es demasiado estrecho, porque hay poca luz en la habitación...”, detalla.
Así, en cada caso se llevará a cabo una evaluación específica, “con el tiempo necesario y escalas apropiadas al perfil del niño y a la edad”.
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La necesaria coordinación con otros profesionales
“El terapeuta ocupacional se coordina con todos los profesionales que acompañan al niño en el día a día, como los profesionales educativos, pero también con el equipo sanitario (neuropediatra, fisioterapeuta, logopeda, psicólogo...)”, señala Laura Fajardo. En este sentido, es un trabajo en equipo donde debe haber una conexión entre todos los expertos que tienen que ver con el menor.
La coordinación entre todos es muy importante para fijar objetivos comunes e ir todos en la misma dirección para que el menor pueda superar sus dificultades.
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El papel fundamental de la familia
Pero para lograr ayudar al niño no solo es necesaria la coordinación con el equipo de especialistas que lo atiende en diversas áreas, sino también con su familia.
“La familia es el pilar de la intervención. Son ellos los que conocen a su hijo y nosotros quienes les acompañamos en sus inquietudes, estableciendo objetivos comunes para mejorar la calidad de vida del niño y de la familia. La familia necesita ser escuchada, pero también precisa de estrategias para el día a día”, afirma Laura Fajardo.