Como cada mes de octubre, el último fin de semana prepararemos nuestros relojes para el horario de invierno . Al contrario que en primavera, dormiremos una hora más y, aunque pueda parecer una victoria, la realidad es que este cambio tiene importantes repercusiones para nuestro organismo. Y, en el caso de los niños, se nota aún más. La primera consecuencia es, nos dicen los expertos, los posibles trastornos del sueño que pueden aparecer en muchos de nosotros , aunque tiene una mayor incidencia en los niños y en las personas mayores, el grupo de población que muestra una mayor sensibilidad a las modificaciones que se producen en sus rutinas habituales. Pero el cambio de hora, como hemos dicho, es para todos. Entonces, ¿puede llegar a afectar también a la rutina del hogar?
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Beatriz Coleto, experta social en temas de diversidad, discapacidad y conciliación, además de coordinadora de Alares, nos explica cómo el nuevo horario tiene sus beneficios, pero también sus inconvenientes y, uno de ellos es, sin duda, cómo afecta a la conciliación de la vida familiar.
El cambio de hora que tenemos este mes de octubre, ¿cómo afecta a los más pequeños de la casa?
El horario de invierno, en realidad, favorece los procesos de descanso, de productividad y de rendimiento escolar, en el caso de los niños. Al amanecer antes y comenzar el día con más luz, los más pequeños comienzan el día con más energía y actividad, ya que no tienen que salir de la cama cuando es plena noche.
Sin embargo, también es verdad que el cambio de hora implica una alteración en el reloj biológico, que requiere una adaptación física y mental a los cambios de luz solar que pueden provocar síntomas como la irritabilidad, el mal humor o cansancio e, incluso, alteraciones del sueño. Unos síntomas que son pasajeros y que suelen durar unos cuantos días.
Y a los padres con hijos pequeños, ¿cómo les afecta?
A los padres les ocurre lo mismo. Comienzan su jornada laboral con más productividad, pero al anochecer antes, si no cuentan con buenos planes de conciliación y de flexibilidad en sus empresas, las tareas se concentran en la noche, tanto las domésticas como las de cuidados de sus hijos. De esta forma, el cambio de hora, además de necesitar una adaptación física y mental, supone un impacto en el bienestar general de la familia. Por eso, podemos afirmar que el cambio de hora, teniendo en cuenta a los padres y a los hijos, afecta a la conciliación familiar.
¿Cómo afecta entonces en casa?
Afecta bastante, porque lo hace tanto a nivel individual como a nivel familiar. Ten en cuenta que los tiempos de dedicación al plano personal y familiar se ven, de repente, reducidos y todo pasa a tener que ser realizado durante la noche (hablamos de noche porque ya no hay luz solar, no porque sea una hora u otra). De hecho, los horarios de salida de las oficinas o de cierre de negocios suelen darse ya cuando no existe esa luz, más con las largas jornadas de invierno que tenemos. Esto repercute directamente en el bienestar emocional de todos los miembros de una familia, que se ven y pasan tiempo juntos “a oscuras”.
¿Qué podemos hacer con esta situación que, igual, se nos escapa?
Más que nosotros, lo lógico sería tener horarios con menos tiempo en la pausa de la comida (en algunas empresas esta pausa llega hasta las dos horas) y que se nos permitiese disfrutar de jornadas en las que exista conciliación.
Y en casa, ¿algún consejo o rutina que pueda ayudarnos a minimizar estas consecuencias?
En primer lugar, no hay que tener miedo a preguntar en la empresa cuáles son los planes de conciliación que existen y qué servicios de asistencia personal y familiar pueden ofrecer a sus plantillas. También es aconsejable tratar estos cambios con un psicólogo, terapeuta o, incluso, dentro de las propias áreas de Recursos Humanos de las empresas, que nos deben ofrecer estos servicios.
En segundo lugar, tenemos que ir al plano personal, porque siempre puede haber algunas rutinas que nos ayuden a mejorar nuestro estado emocional. Entre ellas:
- Debemos prepararnos para el cambio de hora adaptando nuestras rutinas, acostarnos y levantarnos un poco más tarde, al menos quince minutos durante unos días.
- Hacer ejercicio por la mañana, ya que, cuantas más actividades pospongamos en la franja con menos horas de luz, mayor sensación de cansancio tendremos al final del día.
- Llevar una dieta saludable.
El cambio de hora entre invierno y verano, ¿nos afecta igual?
No, porque el cambio al horario de verano coincide con la primavera y, por lo general, un mejor clima. Nos suele causar más dinamismo, actividad y bienestar. No obstante, lo ideal, como nos dicen los expertos, sería mantener el horario de invierno (GTM+1) durante todo el año y trabajar para fomentar la conciliación de la vida personal, familiar y laboral aprovechando las horas de luz solar.