La puesta de pendientes en los bebés es una práctica de lo más habitual en nuestro país, que tradicionalmente se realizaba en el propio hospital, pero en la actualidad es un servicio que se ha dejado de ofrecer. Ante todo, la puesta de pendientes en el bebé es una decisión totalmente personal de la familia ya que “se trata de un tema muy influido culturalmente, siendo en España una costumbre muy arraigada. Al tratarse de algo que responde a motivos culturales y estéticos, no existen unas recomendaciones oficiales que indiquen realizar la técnica antes o después”, nos explica Rocío Lara, Matrona (@rociolara.matrona), liderando el proyecto www.rociolaramatrona.com.
Una de las grandes dudas de los papás es saber cuándo es el mejor momento para ponerlos ya que, ver al bebé tan pequeñito e indefenso provoca una gran inseguridad. Lo cierto es que, “se pueden poner desde el nacimiento o en cualquier momento de la vida. Lo importante es hacerlo con amor y tranquilidad, mientras el bebé está en brazos de sus padres y/o succionando para que se relaje lo máximo posible”, recomienda la matrona.
Como decíamos, no existe la certeza absoluta de cuál es el mejor momento para poner los pendientes al bebé, pero según nos explica la experta, “mi recomendación es que se espere hasta pasar la primera revisión con pediatría (primera semana de vida), ya que suele ser una semana de grandes cambios y adaptaciones, y hay cosas mucho más importantes en las que centrarnos. Si todo va bien, se podrían poner sin problema. Asimismo, sobre el primer mes de vida suele ser un buen momento para hacerlos ya que, conforme van creciendo, todo les llama muchísimo más la atención y es más difícil que no se muevan. Aún así, con paciencia, y si se da libertad a la pequeña (sin forzar, ni sujetar), permitiendo que succione o que juegue, se consigue hacerlo de forma satisfactoria”.
Técnicas de puesta de pendientes en bebés
Según nos explica la matrona existen varias técnicas que se utilizan para la puesta de pendientes. Algunas de ellas han quedado obsoletas, sin embargo, hay otras mucho más actualizadas y recomendadas a día de hoy debido a las mejores medidas de higiene y menor riesgo de infección.
- Mediante punción con aguja (abocath) y posteriormente poniendo el pendiente. Esta técnica es bastante tradicional y la que más se usaba en los hospitales (actualmente ya no se ofrece este tipo de servicio en la mayoría de hospitales). Se trata de una técnica precisa y tiene que ser realizada por un profesional cualificado. El único problema en este tipo de técnica es que el pendiente que se pone no es estéril (es el que le han comprado los padres previamente) y existe más manipulación en el proceso.
- Mediante pistola: este método es el más común en joyerías o farmacias. Es una técnica rápida, pero es importante que la realice un profesional cualificado y con experiencia en perforación a bebés. Estos dispositivos no suelen ser específicos para bebés, ya que son bastantes bruscos, hacen ruido y además son bastantes grandes para sus orejitas. Por eso, en muchos establecimientos que utilizan este dispositivo, no recomiendan hacerlo hasta que el lóbulo es más grande (a partir de 3 meses).
- Mediante dispositivo de presión: esta técnica es la más novedosa. Se trata de una técnica moderna, segura y mínimamente invasiva a la hora de ponerle los pendientes a un bebé. Aquí se utiliza un dispositivo en el que viene el pendiente ya incorporado y se pone directamente al aplicar presión. No es la típica pistola grande que hace mucho ruido, se trata de un dispositivo mucho más pequeño, que no hace ruido y que es especial para las orejitas de los bebés.
“Este último es el método que yo utilizo, ya que los pendientes vienen estériles y no hay que manipularlos. Además, los pendientes que vienen incorporados traen una tuerca especial con un cierre de seguridad para evitar problemas que se les caiga o se pierda. De esta manera, se reduce al máximo cualquier riesgo que pueda existir durante la puesta de pendientes, y se favorece la curación y la cicatrización”, nos cuenta la experta y añade: “Independientemente de la técnica, si se hace con las medidas de asepsia ya mencionadas el riesgo de infección es mínimo”.
¿Cómo deben ser los pendientes?
“El mejor pendiente que se puede utilizar para la primera puesta debe ser hipoalergénico, con el palito fino (para minimizar el dolor) y con una tuerca de seguridad”, recomienda la matrona.
Es importante siempre asegurarnos que se utilizan materiales de calidad como “el acero quirúrgico (es lo más hipoalergénico que hay), y en su defecto, oro o plata”. Asimismo, la experta nos cuenta que lo ideal es que los pendientes que se ponen la primera vez no se cambien hasta las 6 semanas “para asegurarnos así que está bien cicatrizado y curado”. Y una vez hayan pasado estas 6 semanas “podemos ponerle otros pendientes, pero se sigue recomendando que sean lo más sencillos posibles, que no cuelguen ni se puedan enganchar”.
Posibles complicaciones
Las complicaciones en la primera puesta de pendientes “no es algo común”, teniendo en cuenta que siempre se sigan las recomendaciones que proporciona para ello la Asociación Española de Pediatría; que lo único que aconseja al respecto es que “si se decide perforar las orejas de las niñas para ponerles pendientes, esto se haga con la mayor seguridad posible, con técnicas asépticas, es decir, con procedimientos que garanticen ausencia de gérmenes que puedan causar una infección, y tener posteriormente los cuidados de limpieza habituales de la zona como con cualquier herida”.
Los signos de alarma de infección serían “piel roja, dura o caliente. Edema en la zona de la punción y/o supuración. Si aparecen algunos de estos signos es recomendable insistir en la limpieza y desinfección de la zona (aumentar el número de curas al día). Si no mejora, habría que consultar a pediatría. Para esto es muy importante acudir a un centro especializado en primera puesta de pendientes a bebés, donde se realice un seguimiento posterior y se pueda consultar acerca de las dudas que puedan surgir los primeros días”, recomienda la experta.
Y, por último, unos buenos cuidados en los días posteriores serán fundamentales para un buen resultado. Para ello, la higiene en su manipulación es crucial, ya que este “es el principal motivo de infecciones”. Y, después, “desinfectar con algún antiséptico (Clorhexidina) un par de veces al día durante 15 días. Estas dos primeras semanas sería recomendable mover un poquito el pendiente aprovechando el momento de la cura”, concluye.