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Niños

Cuál es la causa de los tics nerviosos y cómo hay que tratarlos

Normalmente ocurre al 5 y el 20% de los niños, y afecta más a los chicos que a las chicas. La causa es desconocida pero suelen desaparecer por sí solos.


19 de octubre de 2022 - 13:29 CEST

El guiño de un ojo, movimientos repetitivos en brazos, en manos, gesticular con la cara... son solo algunos ejemplos de tics nerviosos que, en la infancia, suelen aparecer entre los 5 y los 12 años aunque suelen desaparecer por sí solos, en la mayoría de los casos a partir de los 15 años. Son totalmente involuntarios y por ello, debemos explicarle al niño que es que algo que no puede controlar y sobre todo  reforzar su autoestima, hablarle de la empatía y de las diferencias de cada ser humano, aunque en ocasiones, no resulte fácil para el peque sobrellevarlo.

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¿Por qué aparecen los tics nerviosos?

“Los tics nerviosos son movimientos o sonidos repetitivos e involuntarios, por lo que el niño que lo sufre no es capaz de controlarlo. Se desconoce la causa específica, pero detrás de ellos puede haber factores psicológicos, ambientales y genéticos”, nos cuenta Cristina Carbonell Valls (@cristic2day), psicóloga (www.cristic.com).

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Es importante saber que...

Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), “los tics nerviosos suelen aparecer entre los cinco y doce años, se agudizan entre los ocho y doce años y suelen remitir a partir de los quince años. Es dos veces más frecuente en niños que niñas y afecta a entre un 5% y un 20% de la infancia en edad escolar”, explica la psicóloga.

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¿Se trata de un trastorno neurológico?

Por tanto, los tics nerviosos, no son indicativos de un trastorno neurológico específico, a no ser que estén asociados a otro tipo de trastornos “como, por ejemplo, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)”, indica.

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Cuándo empeoran y cuándo mejoran

Es normal que los tics se acentúen en situaciones estresantes para el pequeño. Asimismo, “la fatiga, el estrés, la sobreestimulación, la ansiedad, la excitación o incluso, el aburrimiento pueden intervenir en la presencia e intensidad de estos tics. Por contra, suelen mejorar y reducirse con actividades tranquilas o que requieren un propósito, como por ejemplo dibujar o hacer puzzles”, señala la experta.

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¿Qué hacer si a mi hijo le pasa esto?

“Los tics son movimientos involuntarios, de manera que por mucho que insistamos al niño en que intente evitarlos, no le será posible controlarlo”, asegura la psicóloga.

Lo más recomendable según los expertos es no fijarnos en ello y no incidir en estos, puesto que la mayoría de las veces desaparecerán del mismo modo en que llegaron. Debemos evitar pedir al niño que lo controle, y mucho más, evitar recriminarle o castigarlo, pues se escapa de su voluntad”.

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¿Cuándo nos debemos alarmar?

Si los tics persisten durante varios meses, o si consideramos que son muy exagerados e interfieren en la vida del niño, siempre podemos consultarlo con el pediatra.

“El diagnóstico suele consistir en una observación detallada e historia clínica completa, recogiendo datos sobre cuándo empezaron los tics, frecuencia, situaciones en las que suelen darse, etc. Y en algunos casos se podría llegar a requerir también una exploración neurológica”, explica.

Asimismo, “si el niño se ve perjudicado a nivel personal o escolar es también recomendable consultarlo con un psicólogo infantil que puede ayudarle a manejar la situación a través de diversas estrategias: técnicas de relajación, ejercicios de respiración, trabajar su autoestima…”.

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¿Cómo lidiar ante un posible bullying?

“Es importante que familia y escuela estén al tanto sobre las características de los tics nerviosos y que ambos sean conscientes de que son involuntarios”, advierte la psicóloga.

Como decíamos, en ningún momento el niño lo hará para molestar o llamar la atención. Por ello, debemos tratarlo con normalidad, sin poner nuestro foco de atención en el tic en cuestión. Es muy importante, no permitir que el niño que lo está sufriendo sea objeto de mofa.

Y, si esto sucediera, “es importante que familia y escuela estén en comunicación para poder acompañar al niño y también acompañar al grupo que está acosando. Puede ser una oportunidad para hablar sobre diferencias individuales, respeto, empatía, autoestima, dejar de opinar sobre apariencia física, etc”, recomienda la experta.

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Normalizar la situación

Normalizar la situación será el mejor consejo para tu hijo, “háblale de que sois conscientes de que no puede controlarlo y que esto que le pasa también le sucede a más gente, que no está solo”.

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Haz que se valore

Es importante incidir en que nuestra valía va mucho más allá de aquello que vemos a simple vista, del físico, y que cada persona es especial y tiene unas características propias.

Es muy importante enseñarle a aceptar las diferencias del resto y las propias. “Tratar a nuestros hijos con respeto también les ayuda a sentir que merecen ser respetados y a sentirse capaces de parar los pies a aquel que le falte al respeto”, asegura la psicóloga infantil.

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¿Cómo se tratan los tics nerviosos?

En el caso que el pediatra considere que sí es necesario intervenir, “el tratamiento es multifuncional e individualizado”, dice la psicóloga. Y añade: “El pronóstico varía en cada paciente. Es un trastorno fluctuante, por lo que puede haber temporadas donde se manifiesten más y otras temporadas donde tiendan a disiparse. En la mayoría de los casos no es necesario intervenir. Desaparecen del mismo modo en que llegaron”, concluye.