La violencia de género no se circunscribe al terreno físico. Es un problema de gravedad que se ramifica en distintos comportamientos y que se puede trabajar desde que los niños son muy pequeños para que crezcan con otra sensibilidad.
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Así lo considera Beatriz Martín Padura, directora general de la Fundación Fad Juventud (www.fad.es), con quien hemos charlado para que nos ofrezca recomendaciones acerca de la mejor forma para evitarla desde la familia. Fad acaba de lanzar la campaña #AbreLosOjos para concienciar a los más jóvenes sobre la violencia de género.
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Así perciben los adolescentes la violencia de género
En los últimos años, y a través de su Barómetro de Género, la Fundación Fad Juventud lleva evaluando cómo perciben los jóvenes (entre 15 y 29 años) la violencia de género.
Así, en el último estudio “es preocupante y significativo”, según Beatriz Martín Padura, cómo un 20% de los chicos considera que la violencia de género es un ‘invento ideológico’ que no existe en realidad. El dato anterior en esta misma línea estaba en el 12%.
Con respecto a las chicas, del 5,7% que en la anterior investigación habían negado la existencia de la violencia de género, se ha pasado ahora a un 9,3%.
“Se trata de un tema muy complejo de causas múltiples”, advierte la experta.
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Violencia de control y otros tipos menos visibles
Al hablar de violencia de género, la directora general de Fad Juventud aclara que socialmente solo se suele ver la punta del iceberg, pues es un problema con muchas dimensiones.
Así, lo que más se percibe es el maltrato físico, seguido de los discursos de odio, y después, y por lo tanto más ocultos, de la violencia de control, los micromachismos y los estereotipos, los prejuicios y los roles.
La violencia de control es uno de los que más se ven en la etapa adolescente. De hecho, un 60% declaraba que la revisión del móvil por parte de la pareja era habitual en su entorno.
“Es fundamental que aprendan a identificar que hay diferentes tipos de violencia, que no solo es pegar, y que esos son aceptados por mucha gente”, alerta Beatriz Martín Padura.
Luchar contra los micromachismos desde que son pequeños
“Hay una aceptación de determinados roles y de la violencia que hay que prevenir, porque no va a la baja sino al alza entre los jóvenes”, destaca la representante de Fad Juventud.
En esta realidad cita los micromachismos, que también se dan entre las chicas. Así, comenta cómo están extendidas ideas que justifican ciertos comportamientos con expresiones como ‘si es de baja intensidad, no pasa nada...’, ‘siempre ha existido...’, ‘es inevitable...’.
Por eso resalta la importancia de trabajar sobre roles, prejuicios y estereotipos de género tanto en la familia como en los centros escolares.
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Relaciones tóxicas y amor romántico
“La violencia de control se esconde muchas veces en un mal entendimiento del amor romántico, de los celos...”, alerta la experta de Fad Juventud.
Esto implica que con frecuencia se anula la autonomía y la independencia de la pareja. Y de ahí a tener una relación tóxica hay muy poco camino. En este tipo de parejas se pueden dar conductas y comportamientos más graves con el paso del tiempo, por lo que es fundamental educar a los hijos para que entiendan cuáles son las bases de un amor sano.
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La peligrosa hipersexualización desde la infancia
Uno de los aspectos que juega un papel decisivo en la aceptación de ciertos comportamientos en relación a la violencia de género es la hipersexualización. “Desde pequeños se nos transmite que es importante que te deseen, que estés bien, que tu físico sea perfecto...”, reflexiona la especialista.
“No podemos trasladar a nuestros hijos esos patrones de ‘deseabilidad’ e hipersexualización en los que hemos sido educados. Y en eso intervienen también comentarios que pueden parecer inocentes como: ‘Qué bien estás, has adelgazado’”, recalca.
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Nuevas formas de masculinidad
En la prevención de la violencia de género en generaciones sucesivas, la representante de Fad Juventud insiste en la importancia de crear un nuevo modelo de masculinidad.
“Los chicos deben cuestionar sus privilegios, manejar sus emociones de otro modo, saber que pueden llorar, que pueden cuidar a otros, y que lo que canalizan mediante la violencia pueden canalizarlo de otro modo”, destaca.
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Dedicar tiempo a la educación afectivo-sexual
Tanto en casa como en los centros educativos hay que dedicar tiempo para la educación afectivo-sexual. Esta no solo se puede quedar en conocer los métodos anticonceptivos y poco más, sino que hay que avanzar en “la importancia de la parte emocional y afectiva, sin caer en los estereotipos de muchos”, observa Beatriz Martín Padura.
“Hay que hablar del respeto en la pareja, de la empatía y no solo visibilizar el problema de la violencia de género sino hacer algo más”, destaca.
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Trabajar los roles desde que nacen
“El mandato de género es muy potente en muchos casos. Desde que el niño nace lanzamos mensajes a través de los juguetes, de los colores, y permitimos la violencia en los chicos porque la creemos inherente a su naturaleza, a la vez que parece que los cuidados son exclusivos de las chicas, pero todo esto son constructos sociales”, alerta la especialista.
A veces los progenitores no son conscientes de ello, porque han sido educados así y no han reflexionado sobre este tema. Para orientarlos y aportar recursos que ayuden en una educación más igualitaria, Fad Juventud va a publicar IgualFad, una web de recursos y formación gratuitos en este sentido.
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Intervenir desde la familia
Los padres tienen una función principal en la prevención de la violencia de género a través de la educación que dan a sus hijos. Así, la experta ofrece una serie de consejos para abordar en familia:
Hablar con los hijos de relaciones sanas, donde prime el respeto y la igualdad.
Trabajar los estereotipos de género.
Trabajar la independencia y la autonomía.
Educar en igualdad.
No trasladar a los hijos patrones de hipersexualización ni deseabilidad.
Infundirles un pensamiento crítico, para que no se dejen influenciar por bulos ni se dejen llevar por la desinformación.