Probablemente, si tienes un hijo de unos 2 años, aproximadamente, la palabra ‘mío’ ya forme parte de su vocabulario y es que, es la época en la que el pequeño querrá todos los juguetes, tanto los suyos como los de sus amiguitos, compañeros de guardería o hermanos, y será muy difícil convencerle para que los comparta. ¡No te preocupes! Está en la edad de hacer eso porque, según nos cuenta la psicóloga infantil y de familia, María Teresa Jiménez de Miguel (@teresalapsicologademama), “el acto de compartir es aprendido, no innato. Hasta los 3 años más o menos no entienden el concepto, aunque no es hasta más adelante cuando lo integren y pongan en práctica aceptándolo. Antes de los 3 es una etapa muy egocéntrica donde el niño piensa que todo es suyo e, incluso, llegando a demostrarlo con bastante vehemencia. Es cuestión de madurez y enseñanza”.
Por mucho que les digas frases como ‘Déjale el coche un ratito a Pablo’ o la típica frase de ‘Lo puedes tener un ratito’, el cerebro del niño todavía no está preparado para entender el concepto del tiempo o respetar los turnos, ya que “son afirmaciones muy complejas aún para la mente del niño. La clave del aprendizaje es la paciencia, comprensión y el ejemplo, reforzando cualquier ocasión que se de, enseñando a compartir y nunca obligando a hacerlo”, afirma la experta.
Cómo enseñarles a compartir
Si tu peque ya ha cumplido los 3 añitos y todavía le cuesta compartir sus cosas, hemos de saber que no solo debemos enseñar a compartir objetos, sino que también es muy importante enseñarles a compartir el tiempo y las experiencias compartidas. Para ello, “algunas de las actividades que podemos hacer con los peques son: hacer manualidades juntos, un paseo por la naturaleza, leer un libro juntos o por páginas, párrafos (trabajando los turnos) ...”, sugiere la psicóloga.
Enseñar a compartir a nuestros hijos les aportará muchos beneficios y valores positivos no solo para su vida cotidiana, sino también para su futuro por diversas razones. Les estaremos enseñando a ser solidarios, a saber integrarse en la sociedad, compartir les hará más humanos y aprenderán habilidades sociales como la empatía y la asertividad.
Como siempre dicen los expertos, en estas edades el juego y los cuentos son una de las mayores herramientas de aprendizaje para los peques, por eso, la experta nos da algunos ejemplos que podemos aplicar en casa. “Podemos aprovechar y leer cuentos que se refieran a la temática, una película o algún corto de valores divertido en familia que dé paso a un debate interesante según la edad del niño”, recomienda.
También podemos hacer juegos como “pintar algo juntos o por trocitos en los que se vaya doblando la hoja y así, el que va a pintar después, no vea lo que el primero ha pintado antes para cuando hayan pintado todos, abrir el dibujo al completo y reírnos del resultado compartido (con niños que ya saben escribir se puede hacer en formato historia y la hoja se dobla en cada frase como un acordeón)”. Y, por último, la psicóloga nos da otra posibilidad más como es: “Que cada niño traiga un juguete, hablemos de este y después les preguntemos con cuál les gustaría jugar un rato y hacer el intercambio, utilizando elementos visuales y auditivos de tiempo permitirá que el juego sea más comprensible”.
Recomendaciones de la experta:
- Libros: ¿Me lo prestas?, de Sara Laso y Marta Mayo (Editorial: Verkami), ¡Mío! No siempre es fácil compartir, de Sally Anne Garland (Editorial: Jaguar), No quiero compartir, de HomeExchange Inc (Editorial: Penguin kids).
- Cortometrajes: Reach, de Ahmed Elmatarawi o El valor de compartir, de Lalaluna.
- Películas: cualquiera en la que salga una familia, seguro que habrá ocasiones en las que aparezcan conflictos por compartir.
Qué hacer cuando esto ocurre entre hermanos
En primer lugar, lo más importante es tener en cuenta las edades de nuestros hijos para saber que, según en la etapa en la que estén, podrán entender o no el significado de compartir.
“A partir de ahí, se trata siempre de no posicionarse, esperar unos minutos porque a veces surge la magia y entre ellos llegan a un acuerdo. Si esto no es así, y el objeto está provocando conflicto, hemos de retirar el objeto para poder dialogar y llegar a consenso. Si no se logra, podremos entonces tomar la decisión de dárselo o no, o decidir ese acuerdo nosotros mismos procurando ser justos y muy imparciales cuando se trate de objetos neutros. Es decir, que sean de la casa, pero no de alguno de ellos en particular porque en este caso, no podemos obligar a compartir”, explica la psicóloga infantil.
Por tanto, el papel de los padres en este caso será el de ayudar a los hermanos a conocer la importancia de compartir pero, sobre todo, no obligar al niño en ningún momento a hacerlo, ya que no enseñaremos nunca a compartir a nuestro hijo si le quitamos algo con lo que él está jugando para dárselo a otro niño, sea su hermano o no. Debido a esto, es muy importante también “trabajar después las emociones de ambos tanto si comparten como si no (satisfacción personal, malestar, enfado...)”, advierte la experta.