Empezó con clases de baile a los cuatros años, pero terminó por convertirse en la mejor karateka de la historia, pues desde que se alzó con el primer puesto de la Liga Mundial de Kárate en 2015, ha revalidado el título seis años consecutivos. Es, además, la última campeona olímpica de esta modalidad. Y es que, Sandra Sánchez, desde el principio, tuvo muy claro que ella también quería practicar el mismo deporte que su hermano, el kárate . Deporte al que continúa muy unida, aún a pesar de su retirada tras conseguir su último título.
Tanto que, este otoño, ha publicado su primera saga: Kat Karateka (Beascoa), que se estrena con dos cuentos: Kat Karateka y el CataClub y Kat Karateka y el gran combate, para “aquellos que quieran iniciarse en el mundo del kárate y no sepa absolutamente nada, ni siquiera el orden de los colores de los cinturones”, nos dice la autora. Con ella hemos querido hablar sobre cuentos, deporte infantil y cómo el kárate puede fomentar muchos valores positivos en los niños, sin tener por qué ‘volverles violentos’.
Sandra, el kárate, ¿es un deporte que puede echar a los padres para atrás por considerarlo un deporte agresivo?
(Se ríe). ¿Dan por hecho que lo es? Sería más bien porque ellos crean que es agresivo, pero desde hace tiempo ya, afortunadamente, el kárate ha comenzado a atraer a muchos padres por todo lo contrario, por su tradición, el respeto y la disciplina que conlleva y muchos otros valores que transmite como cualquier otro arte marcial.
¿Cuáles son esos valores que el kárate puede enseñar a los niños?
Cuando son muy pequeños, se trabajan, sobre todo, el respeto, la empatía hacia los demás, el espíritu de superación, por supuesto y saber cómo gestionar la victoria y la derrota, algo fundamental en este deporte.
¿Estos valores se incluyen en estos dos primeros cuentos?
Sí, claro, por supuesto. De hecho, esa es la idea, llevarles a los niños estos valores desde el amor a la lectura y, a través de esa lectura, la pasión por el deporte en general y de las artes marciales como el kárate, en particular. Al hacerlo, quiero transmitir todos los valores positivos que tiene, pero sin perder de vista que escribo para niños, haciéndolo de una forma muy sencilla y divertida, haciéndoles ver que también hace falta trabajo y superación constante.
¿Ese ha sido el objetivo de escribir estos cuentos?
En realidad, es el comienzo de una nueva etapa para mí, por eso he escrito estos libros o he comenzado mi nueva plataforma de kárate online. Con ambos canales trato de conseguir lo mismo, compartir este arte marcial y llegar al máximo número de personas, tratando de transmitir todo lo que yo he aprendido estos años y lo que sigo aún aprendiendo.
¿Crees que se puede fomentar el deporte a través de la lectura?
Sí, sin duda. La inspiración por cualquier cosa, no solo por un deporte en concreto, nos puede llegar desde múltiples vías. A veces, puede ser una sola frase, otras veces un libro o una buena conversación. Siempre puede haber algo que nos despierte el interés que necesitamos para que luego se convierta en una pasión, en algo que es ya imprescindible en nuestras vidas, como me pasó a mi con el kárate.
Actualmente, los expertos hablan mucho del aumento del sedentarismo entre los niños, ¿tienes la misma percepción?
Ahora estamos en otra etapa, nuestros padres vivieron de una forma concreta, nosotros de otra y así, sucesivamente. En la generación actual existe una revolución tecnológica que nos facilita y nos da acceso a múltiples posibilidades de ocio y, a veces, se nos queda atrás o nos olvidamos de la importancia de desconectar, de salir a jugar o saltar. Y, así, nos olvidamos también de cuidar nuestro cuerpo, la que será siempre nuestra casa, por eso yo siempre insisto de la importancia de la Educación Física en los colegios.
¿Qué atractivo dirías que tiene el kárate para romper con ese sedentarismo?
Yo creo que, como arte marcial, el kárate conserva muchos valores tradicionales y no es solo una actividad física, sino que también es una filosofía de vida, una forma de relacionarse con los demás. Con el kárate se puede mejorar en todos los aspectos, tenemos un aprendizaje y crecimiento constante. El kárate, si lo piensas bien, es un camino que comienzas y no tiene fin. No se acaba cuando acabas tu clase.