Estamos acostumbrados a ver a niños pequeños con juguetes o dinámicas propias de la pedagogía Montessori, pero no se trata de un método solo para la primera infancia. De hecho, la propia Maria Montessori dejó por escrito en varias de sus obras cómo debía ser el acompañamiento a adolescentes, según su particular manera de concebir la educación.
Para profundizar en este tema hemos recurrido a Miriam Escacena, ingeniera, MBA y guía Montessori. Es fundadora de www.tuguiamontessori.com y creadora del Congreso Internacional Montessori, que reúne a expertos nacionales e internacionales sobre la materia.
La adolescencia, según Maria Montessori
La creadora de esta pedagogía que ha revolucionado la educación, “veía la adolescencia como una joya que había que cuidar”, señala la experta. Así, se trata de un momento crítico en la vida que resulta clave para la formación y la preparación para la vida adulta. “Los adolescentes pasan por un desierto en el que están perdidos y deben encontrarse a sí mismos”, recalcaba Maria Montessori.
Por todo ello es fundamental que puedan acceder a una serie de experiencias que les habiliten para ese nuevo entorno. De hecho, la pedagoga italiana se refería a esta etapa como erdkinder (niños de la tierra), ese periodo del ‘desierto’ en que tienen que reencontrarse y comenzar de nuevo. En este sentido, tal como apunta Miriam Escacena, “la adolescencia es como la oruga que se transforma en mariposa y está en la fase de crisálida, que hay que cuidar. Hay que protegerla de los peligros exteriores, respetando al máximo el interior”.
Las claves Montessori en la adolescencia
Para acompañar a los adolescentes en esta etapa convulsa de su desarrollo, la pedagogía Montessori se basa en tres pilares fundamentales:
- Desarrollo de la autoexpresión. El adolescente necesita el arte, la música, la literatura... como forma de expresión de todas sus inquietudes y cambios vitales.
- Desarrollo de la psique. Se realiza a través de seminarios, de debates, de encuentros con profesionales... para que vayan forjando su opinión y ampliando su conocimiento en distintos ámbitos.
- Educación para la vida. Maria Montessori ideó que la educación para este grupo de edad se pudiera llevar a cabo en régimen de internado con granja, huerto y animales a los que cuidar, para que los adolescentes fuesen ganando en autonomía y pudieran irse acercando a las reglas de la economía y del mercado.
En relación a la familia, el método Montessori propone un acompañamiento al hijo adolescente desde el respeto. Además, insiste en la necesidad de ir aumentando las responsabilidades del chico y dejar que cometa sus propios errores, como una forma necesaria de aprendizaje.
¿Cómo son las escuelas Montessori para adolescentes?
Numerosas personalidades se han formado académicamente con el método Montessori. Es el caso de Hillary Clinton o Gabriel García Márquez. Se trata de un sistema en el que confían actualmente desde los duques de Cambridge, hasta Mark Zuckerberg.
En España, cualquier proyecto alternativo debe ser aprobado por las autoridades educativas. Por eso, es mucho más habitual encontrar escuelas infantiles (de 0 a 6 años, cuando la enseñanza no es obligatoria) con la pedagogía Montessori. Pero algunas se van abriendo paso también en etapas superiores. Actualmente, en Murcia y en Vigo hay sendos colegios donde se puede cursar la ESO (Educación Secundaria Obligatoria), con los principios de Montessori.
“En esta etapa se tiene mucho contacto con la naturaleza, porque el cuerpo lo necesita tanto a nivel físcio como psíquico. Así, comienzan la jornada o bien caminando o haciendo alguna labor en el campo y luego pasan a asignaturas más curriculares”, explica la creadora de www.tuguiamontessori.com.
Los beneficios de la educación Montessori en adolescentes
La pedagogía Montessori abarca de forma global el desarrollo del niño en los ámbitos cognitivo, social, emocional, físico y espiritual. Es una forma integral de considerar al escolar, mientras que, habitualmente, en el sistema tradicional de enseñanza se persiguen más las habilidades cognitivas, especialmente en las áreas lógico-matemática y en la lingüística-verbal.
Algunos estudios han destacado que en los menores educados con Montessori se pueden observar algunas ventajas, como la mayor autonomía y autoestima. Así, desde pequeños pueden elegir ciertos tipos de juguetes y, por ejemplo, están habituados a moverse con su plato de loza y su vaso de cristal en la comida, por lo que ponen más atención y se sienten más responsables y capaces.
Por otro lado, en las funciones ejecutivas son más organizados, ya que trabajan con secuenciación de tareas y objetivos marcados. Además, aprenden la espera y a tolerar la frustración (por eso en el aula solo hay un juguete de cada tipo y deben esperar su turno si lo quieren). “Son niños empáticos porque desde pequeños se cuidan unos a otros, cuidan las plantas, cuidan los animales...”, destaca Miriam Escacena.