Las pérdidas de orina asociadas al embarazo o al posparto suelen estar dentro de lo que se denomina ‘incontinencia de esfuerzo’. Es la que aparece cuando la mujer estornuda, tose, se ríe de forma muy exagerada o coge algún peso. Entonces se produce un escape involuntario de orina que ella no puede controlar. En el embarazo, la incontinencia urinaria puede afectar a cuatro de cada diez gestantes.
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Para saber más de este tema hemos preguntado al Dr. Joan Meléndez, uroginecólogo en Gerona y miembro de Top Doctors.
Un cuerpo cambiante y... con escapes
“Durante el embarazo, el cuerpo cambia y los ligamentos de soporte del suelo pélvico se ‘aflojan’ para que la pelvis pueda abrirse y dar espacio al bebé”, explica el experto. Además, hay otro factor y es la presión que ejerce el útero sobre la vejiga, provocando esta incontinencia de esfuerzo. Por este motivo, este problema es más frecuente durante el tercer trimestre, anque en algunas mujeres se presenta desde el principio.
Como en tantas otras modificaciones que tienen que ver con el embarazo, hay un componente hormonal asociado; en este caso, a cargo de la relaxina y de la progesterona, que hacen que esto pueda suceder.
A todo ello le unimos el hecho de que el feto va creciendo cada vez más y muchos de los órganos cambian de ubicación. Es el caso de la vejiga, que se ve cada vez con menos sitio por el crecimiento uterino, lo que hace que la mujer embarazada tenga necesidad de ir al baño con mucha más frecuencia que antes.
¿Qué factores predisponen en el embarazo a la incontinencia urinaria?
Hay algunas circunstancias que suponen un mayor riesgo de tener escapes de orina tanto en el embarazo como en el posparto. Para algunas mujeres, la incontinencia acaba en el embarazo, pero para otras se prolonga también tras dar a luz, con distintos grados de severidad.
“La incontinencia que aparece durante el embarazo suele ser temporal y acostumbra a mejorar o a resolverse completamente después del parto, pero no hay que aceptarlo como normal o ignorarlo”, destaca el especialista.
Así, se pueden establecer unos factores de riesgo para que aparezca:
- Sobrepeso. El sobrepeso durante el embarazo incrementa la tasa de incontinencia urinaria en la madre.
- Tamaño del feto. Cuando el bebé es muy grande, hay mayor presión sobre el suelo pélvico y esto hace que puedan darse más escapes de orina.
- Edad. A mayor edad de la madre, más probabilidad de que haya incontinencia.
- Tabaquismo. El tabaco perjudica seriamente a madre e hijo y, además, también incrementa la posibilidad de pérdidas de orina.
- Estreñimiento. La pérdida de regularidad en el embarazo también favorece la incontinencia.
- Embarazos anteriores. Hay más riesgo si la mujer ya ha tenido más hijos y si alguno de los embarazos previos ha cursado también con incontinencia.
- Deportes de impacto. Los deportes de impacto pueden debilitar el suelo pélvico en algunas ocasiones. Si la madre los ha practicado antes, en el embarazo puede presentarse la incontinencia.
- Cirugías previas. Cuando la mujer ha tenido que someterse a cirugías pélvicas o abdominales con anterioridad también hay un mayor riesgo.
¿Cómo prevenir y tratar la incontinencia?
Existen algunas recomendaciones para evitar los escapes de orina en el embarazo y después, tras dar a luz. Así, para Joan Meléndez habría que seguir “una buena dieta, intentar no ganar mucho peso durante el embarazo, mantener una buena rutina de actividad física, pero evitando deporte de impacto (saltar, correr...) y trabajar el suelo pélvico durante el embarazo”, detalla.
Ejercitar el suelo pélvico es fundamental tanto en estos nueve meses como en el posparto. En su opinión hay que “consultar pronto con un profesional dedicado al suelo pélvico para obtener un diagnóstico correcto y un tratamiento específico a cada caso”.
“La incontinencia no es normal ni fisiológica. Si uno sufre de incontinencia o duda si tiene incontinencia, es mejor consultar. Si se detecta pronto, cuando es leve, tenemos más probabilidades de ofrecer un tratamiento más conservador”, apunta el especialista de Top Doctors.
Así, además de la rehabilitación perineal, para remediar la incontinencia urinaria asociada al embarazo, en el posparto se puede recurrir a otros tratamientos y técnicas como el láser, la neuromodulación, la cirugía y la inflitración de toxina botulínica (bótox).