La educación vial intenta garantizar una movilidad segura, pero este objetivo último no es el único. Se trata de una enseñanza muy útil que va a proporcionar al niño otros aprendizajes globales e importantes en su desarrollo. Así, al margen de las normas y las señales de tráfico, esta materia, que se imparte en cualquier contexto, aporta mucho más.
Nos habla de ello María José Aparicio Sanchiz, subdirectora general de Formación y Educación Vial de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Una formación básica como ciudadanos
“La educación vial es un conjunto de valores, hábitos, actitudes y comportamientos necesarios en la formación integral de los niños y jóvenes como ciudadanos, que comparten y conviven en un entorno concreto”, destaca la experta.
Así, al aprender sobre este particular, los menores toman conciencia de que mueven en un ámbito donde son sujeto de derechos, pero también de obligaciones. Por eso, a la hora de abordar la enseñanza de esta materia, no hay que insistir solo en las normas de tráfico, sino en todos los aspectos que hacen que los diferentes agentes puedan convivir en armonía (peatones, conductores, usuarios de vehículos públicos o privados...).
Es importante que, desde muy pequeños, a los menores se les instruya en un comportamiento y uso del entorno de forma correcta. Por ejemplo, por donde se ha de caminar y saber utilizar los semáforos o pasos de peatones. Así serán conscientes de cómo moverse de forma segura, pero “es importante profundizar antes en los valores de responsabilidad, respeto, compartir un espacio y convivir con otros”, subraya.
¿Cuál es la mejor forma de enseñar educación vial?
Hay distintos estrategias y herramientas basadas en el juego para enseñar a los niños pautas de educación vial, pero los adultos deben partir de una premisa antes: ¿qué podemos hacer para enseñar a los niños a moverse con seguridad por su entorno?
Así, como sucede en otro tipo de aprendizajes, el entorno más efectivo y más adecuado es el natural. Es decir, la calle. Se trata del ámbito más cercano e inmediato y es perfecto para “transmitir a los más pequeños cómo nos debemos y podemos desplazar de forma segura”, recalca María José Aparicio.
Por ejemplo, se pueden aprovechar todos los trayectos que se hagan con el niño para ir transmitiéndole esas ideas y reforzar su conducta en este sentido. Cuando los pequeños cuentan con estas herramientas, además, se hacen mucho más autónomos en sus desplazamientos y pueden acometer solos algunos trayectos como el de casa al centro escolar, con la confianza de sus padres.
Aprender por imitación de los adultos
La infancia es un momento estupendo para fijar los conceptos de seguridad vial y de convivencia tranquila y respetuosa con los demás. En todo ello, juega un papel fundamental la imagen que transmitan los adultos de referencia. No vale de nada insistir en que los semáforos se cruzan cuando el muñequito esté en verde si luego los padres se lo saltan ante una prisa y cruzan en rojo.
“Los niños aprenden por imitación y ante esas conductas viales el mejor ejemplo será el de los adultos que a diario acompañan a los niños”, advierte la especialista de la DGT. Así, hay que dar ejemplo con el uso del cinturón, tenga el trayecto la duración que tenga, usar siempre un buen sistema de retención infantil homologado y cumplir las normas de tráfico.
La experta insiste en que la educación vial ha de transmitirse a los hijos de manera natural como un aspecto más de la vida cotidiana: “Enseñamos a los niños a vestirse, a asearse, a decir buenos días o buenas noches... ¿por qué entonces no enseñarles desde pequeños a utilizar el entorno vial de forma correcta?”.
Seguridad como peatones y al usar la bicicleta
Desde hace unos años las ciudades están cambiando hacia modelos de movilidad más sostenibles, donde el peatón y los trayectos en bicicleta tienen un papel principal. No obstante, se sigue compartiendo espacio público con los vehículos a motor, por lo que los niños deben conocer el entorno por el que se mueven y saber identificar, reconocer y utilizar con seguridad esos elementos.
Si el niño va en bicicleta o en patinete, es importante que no los vea solo como un juego, sino como un vehículo que precisa de unas precauciones para ir seguro.
Así, María José Aparicio Sanchiz, aconseja “analizar lo que he de tener en cuenta antes de utilizarla: prestar atención al mantenimiento de la bici, sobre todo en los elementos más esenciales como frenos o llantas; conocer las normas de circulación necesarias y las reglas esenciales; tener presentes los elementos de seguridad que he de llevar; conocer previamente el itinerario antes de ponerme a circular en ella…”.