Ya sea porque has notado que a tu bebé le encanta el agua, chapotear en la bañera... o bien, por todo lo contrario, que el niño no se siente cómodo en este medio o le agobia, la matronatación puede ayudaros mucho en los dos sentidos.
El objetivo principal de la matronatación es estimular al pequeño dentro del medio acuático, crear un vínculo positivo con el agua y que el pequeño se sienta seguro en todo momento. Se trata de una actividad destinada a bebés por lo que siempre es compartida con los papás que serán quiénes acudan con ellos a las clases. “La matronatación es una actividad acuática dirigida que permite a los bebés familiarizarse cómodamente con el medio acuático y desarrollar estrategias y destrezas de cierta autonomía para el posterior aprendizaje de la natación.
Pero no solo va dirigida a los bebés sino también a los padres, familiares o cuidadores, para que estos refuercen los lazos afectivos con el peque y disfruten de esta actividad bajo la dirección de un monitor especialista. Con ello, se busca reforzar el vínculo afectivo, estimular al bebé y que el contacto de este con el agua sea positivo”, nos explica Carolina Cano, Directora Técnica de la Escuela de Natación Pequeño Koala, escuela especialista en matronatación y natación infantil (www.pequekoala.es).
¿Cuándo empezar las clases de matronatación?
“Se recomienda empezar a partir de los 5 meses de edad , momento en el que su sistema inmune habrá madurado lo suficiente”, indica la experta. Y es que es importante que el bebé esté preparado para ello, pero cuidado, no debemos confundir las clases de matronatación con las de natación infantil. La matronatación se puede practicar hasta los 3 años, edad en la que ya será aconsejable que el niño comience a aprender a nadar, aunque oficialmente se recomienda que sea a partir de los 4 años (como tarde) ¿Por qué? Debido a que, según la Asociación Española de Pediatría, el ahogamiento es uno de los principales motivos de muerte infantil, mostrando una incidencia mayor en niños de entre 4 y 7 años, y adolescentes.
Para los peques de entre 1 y 4 años las actividades y juegos en el agua son fundamentales para reducir el riesgo de ahogamiento ya que, estar en contacto de forma asidua con este medio les aportará una mayor destreza y seguridad. “La matronatación se practica hasta los 36 meses aproximadamente, momento en el que ya están preparados para poder pasar a estar solos en un grupo con sus compañeros, dirigidos por un monitor especializado en natación infantil”, explica la experta.
Cuáles son los beneficios que aporta la matronatación a los niños
Como decíamos, es una de las actividades que deberían considerarse ‘obligatorias’ para los peques solo por prevención, pero además, la matronatación aporta muchísimos otros beneficios que, según la experta, los más importantes son:
- Mejora habilidades como la percepción, atención, memoria y desarrollo cognitivo .
- Activa su desarrollo psicomotor a través de ejercicios en el agua que contribuyen a mejorar su fuerza y fortalecer los músculos.
- Fortalece el sistema cardio-respiratorio y mejora la condición física.
- Ayuda a fortalecer el sistema inmunológico.
- Mejora y fortalece la relación afectiva y cognitiva entre los progenitores y el bebé e inicia la socialización sin traumas en un ambiente lúdico y recreativo.
- Potencia el instinto de supervivencia.
- Ayuda al bebé a relajarse y a sentirse más seguro.
- Aumenta el apetito.
- Mejora la calidad del sueño.
¿Cómo es una clase de matronatación?
Normalmente, son grupos reducidos de niños agrupados por edades similares entre los 6 y los 36 meses, y cada uno de ellos debe estar acompañados por el papá, la mamá, o algún familiar o cuidador. “Las clases son dinámicas y divertidas con juegosy elementos estimulantes para el bebé. Se trabaja tanto la flotación dorsal como la ventral, relajación acuática, inmersiones, desplazamientos con material y sin material con ayuda de los padres, agarres, saltos…”, indica la experta.
No olvidemos que la comodidad del bebé debe primar por encima de todo, por tanto, tendremos que tener en cuenta una serie de sugerencias antes de introducir al peque en estas clases. Algunas recomendaciones generales son: que el agua ronde los 30 grados para que el pequeño se sienta a gusto y no pase frío ni calor. El horario de la práctica no debe romper sus rutinas así que deberemos ajustarlo lo máximo posible para que no coincida con sus comidas, siestas… Antes de llevarle a este tipo de actividad, consúltalo con su pediatra y, una vez que comiences, sé constante porque el peque te lo agradecerá. Interrumpir constantemente las sesiones sin tener una asiduidad puede resultar incluso negativo para el pequeño, sobre todo, si es miedoso al agua.