El tiempo que pasamos con nuestros hijos, sobre todo, en las primeras etapas de su vida (desde que nace hasta que va al colegio por primera vez) es fundamental para identificar determinados aspectos que pueden estar relacionados con su desarrollo y crecimiento . Por ello, durante la infancia se hace más necesario si cabe estar alerta de los síntomas que nos alertan de un posible problema o trastorno. Entre las muchas cosas que hay que vigilar, está uno de los sentidos que, a veces, olvidamos: el oído. Detectar una posible pérdida auditiva de forma temprana es vital, pues, como nos confirma José Luis Blanco, audiólogo y jefe de audiología de Oticon, “si se hace con un diagnóstico tardío, podría interferir en la adquisición y desarrollo del lenguaje ”, entre otros problemas. Y, no hacerlo, por tanto, influye “en el aprendizaje y en la perfección de otras destrezas, dificultando la comunicación y la comprensión”.
De hecho, nos cuenta, “el 62% de la población considera que los niños con pérdida auditiva tienen menos posibilidades de aprendizaje y desarrollo en el futuro, según el estudio La importancia de la audición: escuchar para cambiar el mundo”. Por eso, nuestro experto, junto a un equipo de audiólogos, ha elaborado un listado de signos de pérdida auditiva en bebés y niños, según la edad, porque son síntomas diferentes los que debemos vigilar en un bebé que acaba de nacer o en un niño que ya ha cumplido tres años.
Signos de pérdida auditiva en bebés hasta seis meses
En esta etapa, nos dice, “es difícil identificar una pérdida auditiva, sobre todo, si es leve o moderada”. Por ello, nos recomienda conocer algunos de esos signos que pueden ayudarnos a detectarla:
- Cuando no son capaces de responder al sonido o a la música.
- Tampoco son capaces de mirar y orientarse hacia la dirección de la que proviene un sonido.
- No reconocen ni responden a la voz del padre o de la madre a cierta distancia.
- No reaccionan ante los ruidos de los juguetes.
- Emiten ruidos no melódicos para expresar felicidad o tristeza.
Signos de pérdida auditiva en niños de entre seis meses hasta un año
En esta etapa, los signos de alerta son más sencillos de seguir, porque ya deberían ser capaces de entender algunas cosas y, por tanto, si no lo hacen, deberíamos acudir a un especialista que valore la situación:
- Deben responder su nombre.
- Entender y responder a palabras simples, como puede ser el ‘sí’ o el ‘no’.
- Mirar en la dirección de la que proviene el ruido emitido.
- Escuchar y reconocer canciones.
- Jugar con los padres a juegos como el ‘cucú-tras’ o ejemplos parecidos.
- Hacer sonidos melódicos y comenzar a decir sus primeras palabras.
- Empezar a usar sonidos en lugar de utilizar gestos para pedir una cosa o comunicarse.
Signos de pérdida auditiva en niños de entre uno y dos años
A esta edad, los niños ya deben haber experimentado bastante con los sonidos y las palabras, por lo que es mucho más sencillo poder identificar una posible pérdida auditiva. Los síntomas son los siguientes:
- Cuando no pueden usar y comprender nuevas palabras de forma reiterada.
- Si no pueden seguir instrucciones simples, por ejemplo, ayudar a su madre o recoger un juguete.
- No pueden nombrar elementos en un libro o en la vida cotidiana.
- No pueden reconocer partes corporales.
- Realizan emisiones vocales incontroladas, con ausencia de palabras articuladas.
- No prestan atención a lo que se queda fuera de su campo visual.
- No son capaces de preguntar y responder a preguntas sencillas.
- No pueden juntar palabras, como “mamá arriba”.
Signos de pérdida auditiva en niños hasta los tres años
Esta edad, en la que los niños ya saben caminar e, incluso, correr, es en la que muestran su personalidad por medio de palabras y en la que se estabilizaría su desarrollo. Por lo que, los síntomas que pueden verse a partir de esta edad ya serían los mismos que en una persona adulta. Pero, hasta los tres años, debes fijarte:
- Presentan retraso en la palabra y dificultad en la articulación.
- Muestran trastornos de comportamiento en las relaciones con otras personas.
- Aún no son capaces de preguntar y comprender por qué sucede algo o de seguir instrucciones un poco más complejas.
- Además, no son capaces de aprender y comprender palabras y frases nuevas con rapidez.