Toda la vida hemos pensado y creído que la inteligencia es una característica del ser humano predominantemente estable , es decir, una persona nace o no inteligente y lo es o no durante toda su vida. Sin embargo, en los últimos años, esta concepción ha empezado a cambiar: ¿la inteligencia puede ser modificable a lo largo de los años? Podría ser.
Así, al menos, nos lo confirman los investigadores del estudio ActiveBrains, liderado por el Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad de Granada, con el que han analizado el efecto de un programa de actividad física en niños con sobrepeso u obesidad . Según los datos que han obtenido, “los alumnos que realizaron ejercicio, comparados con los del grupo control, mejoraron su inteligencia de forma destacada, además de su flexibilidad cognitiva y su rendimiento académico”.
Entonces, ¿podría el deporte mejorar la inteligencia de nuestros hijos y su rendimiento escolar? Como nos dicen desde el propio departamento, junto con los investigadores de Psicología que han colaborado con ellos, “se conocen numerosos beneficios de la práctica regular de ejercicio a nivel físico , mental y cognitivo en personas de cualquier edad”, aunque ,hasta la fecha, no existe una evidencia contundente de ello en personas que practican deporte de forma regular. Sin embargo, nos dice Francisco Ortega, catedrático de la Universidad de Granada e investigador responsable del estudio, “sí que podemos desprender un mensaje muy importante para madres y padres de estos resultados: si nuestros hijos no tienen un buen rendimiento académico, no les debemos castigar sin salir a realizar ejercicio físico o jugar, incluso borrarles de las actividades deportivas extraescolares a las que les hemos apuntado, sino todo lo contrario”. Y es él quien nos explica por qué el deporte puede ayudarnos a prevenir el fracaso escolar.
Así ayuda la práctica deportiva a un mejor rendimiento académico
El estudio que han realizado “analiza el efecto de un programa de ejercicio físico aeróbico y de fuerza, durante cinco meses, tres veces por semana y en niños con sobrepeso y obesidad”. Los datos que han obtenido, nos dice, “demuestran que en una etapa de crecimiento y desarrollo cognitivo y cerebral, como es precisamente la etapa infantil, el ejercicio físico practicado de forma regular durante casi medio año mejora la inteligencia a nivel general”. Y esto es porque mejora una inteligencia concreta (sabemos que existen muchos planos dentro de ella), “la que conocemos como inteligencia cristalizada”, que está asociada:
- Con el vocabulario verbal.
- Con el conocimiento adquirido a lo largo de la vida, tanto en el contexto escolar como fuera de él.
Además, a ello debemos unirle que “el programa también mejoró (y de forma muy significativa) la flexibilidad cognitiva”, el rendimiento escolar se potencia de forma global, pues hablamos de la habilidad mental que tienen las personas para:
- Adaptarse a las tareas o reglas cambiantes.
- Mantener múltiples conceptos simultáneamente.
- Cambiar la atención entre diferentes tareas o reglas.
¿Cuánto tiempo deben dedicar nuestros hijos al deporte?
Para obtener los resultados descritos, nos explica el experto, “hay que intentar garantizar un mínimo de ejercicio físico diario”. No vale con salir a caminar diez minutos o tomarse la vuelta a casa en bicicleta como la actividad deportiva de la semana. Idealmente, nos dice, “son 60 minutos al día de actividad física aeróbica de intensidad moderada, incluyendo al menos tres días en semana de actividad física de alta intensidad o de aquella que estimule el fortalecimiento múscular y óseo”. Así, de hecho, lo recomienda la propia Organización Mundial de la Salud (OMS).
De hecho, nos dice José Mora, profesor del departamento de Educación Física y Deportiva y participante en este estudio, “al haber realizado todas las pruebas en niños con sobrepeso y obesidad, nos hemos dado cuenta de las importantes implicaciones que para ellos tiene la práctica de ejercicio físico, porque se convierte en una herramienta eficaz para contrarrestar los efectos negativos que tiene la obesidad tanto a nivel cognitivo como académico ”.
Y, además, no hace falta una gran inversión, nos explican, porque lo que ellos propusieron fueron juegos grupales, sin equipamiento avanzado y utilizando el propio peso de los alumnos. Entonces, si debemos dedicarle ese tiempo para obtener resultados, nos asalta una pregunta (y a ellos también): ¿no habría que aumentar las horas que se le dedican a la Educación Física en nuestro sistema educativo? De hecho, es una demanda que existe en España, pues le dedicamos muchas horas menos que en otros países europeos.