pediatra revisando piernas a una ni a© AdobeStock

Salud

Dolores por crecimiento: ¿cuándo debemos preocuparnos?

Cuando los niños presentan alguna molestia, sobre todo, en las piernas (concretamente en muslos, cara posterior de las rodillas o pantorrillas) suelen asociarse a los dolores por crecimiento. Pero, ¿realmente estos dolores se originan porque el niño crece? ¿Cuándo suelen aparecer y a qué edades?


14 de septiembre de 2022 - 18:53 CEST

Muchos niños presentan dolores en las piernas, sobre todo, en muslos y pantorrillas, que suelen darse en ambas piernas y, en ocasiones, alternar la izquierda o la derecha. Normalmente, estas molestias suelen ocurrir al final de la jornada, antes de ir a dormir o durante la noche cuando los peques  están más cansados  y es que, durante el día ¡no paran! Estas molestias se conocen como dolores por crecimiento y suelen aparecer en edades comprendidas entre los 2 y los 12 años, “siendo más frecuentes entre los 5 y 7 años, y más habituales en varones”, detalla la Dra. Marta Garín Montañez, pediatra (www.dragarinpediatra.com).

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Lo cierto es que en esas edades  los niños crecen , eso es innegable y, además, “también presentan estos dolores con relativa frecuencia (1 de cada 5 niños) pero, ¿se deben al crecimiento? La respuesta es ‘No’”, asegura la doctora.

Habitualmente, a estas molestias se les denominan dolores por crecimiento, pero “si somos ortodoxos, los dolores de crecimiento no tienen que ver con el crecimiento en sí, es decir, aunque reciben ese nombre, no es el crecimiento el que causa el dolor. Ocurre como con tantas cosas en pediatría que se dan dos sucesos concurrentes pero que no son causa y consecuencia”, explica.

¿Cuáles son las causas de los dolores por crecimiento?

No existe una causa para los dolores de crecimiento, ya que el dolor no aumenta cuando el niño ‘pega un estirón’, ni afectan a los huesos ni tampoco a  las articulaciones. La causa es desconocida y se barajan varias posibilidades como que el dolor tenga que ver con la intensa actividad diurna. Y es que a estas edades nuestros hijos pasan el día saltando, trepando, bailando, y ‘haciendo de cabra montesa’, es posible que ello provoque la aparición de las molestias a última hora del día”, sugiere la pediatra.

Los peques al explicar estas molestias dicen tener “un dolor ‘por dentro’ que suele ser bilateral (en las dos piernas)”, a veces más intenso en una pierna que en otra, y este va variando de un día a otro. Estos dolores “son muy comunes en la parte posterior de las rodillas, la cara anterior de los muslos o a las pantorrillas. Nunca es articular, no se describe en tobillos, cadera, o la rodilla en sí, sino que es un dolor más bien muscular”, detalla la Dra. Garín.

No existe una forma de diagnóstico ya que no hay pruebas que puedan determinar el origen de dichas molestias, lo que los pediatras refieren es que no vayan asociados a otros síntomas:

  • No aparece  fiebre .
  • No hay edema (no se hincha la zona).
  • La  piel  está bien (no hay cambio en la coloración de la zona).
  • El estado general es bueno
  • Y, por supuesto, no precipita cojera.

“Es decir, aunque el niño se queja en la tarde/noche de dolor de piernas se encuentra bien, corre, salta y juega sin problemas y nunca cojea”, explica la doctora.

Niño con dolor en pierna© AdobeStock

¿Cómo detectar cuándo se trata de algo más grave?

La mayoría de los dolores por crecimiento ceden solos, aunque sí podemos ayudar a aliviar las molestias “masajeando la zona con  aceites o cremas antinflamatorias  adecuadas a la edad del niño y rara vez precisará tratamiento con antiinflamatorio oral (ibuprofeno)”, dice la experta.

Sin embargo, sí que hay una serie de síntomas o signos alerta que pueden ayudar a los padres a detectar si existe un problema en el niño más allá de las típicas molestias consecuencia de corretear todo el día. Según la Dra. Garín, debemos alertarnos:

  • Si el dolor provoca cojera
  • Si siempre ocurre en la misma pierna (una única pierna)
  • Si hay cambios en la extremidad (sensación de edema o de tumoración, alteración de la piel adyacente)
  • Si es articular
  • Si es progresivo (cada vez más intenso y frecuente)
  • Si no cede con antiinflamatorio
  • Si se asocia a mal estado general: pérdida de peso, fiebre u otras alteraciones articulares.

Por último, el mensaje que lanza la doctora a todos los padres cuyos peques hayan presentado algún dolor similar en estas edades es: “Si tu hijo o tu hija está sufriendo estas molestias, tranquilo, son normales y van a ceder solas, es importante saber reconocer los datos de alarma para identificar cuándo debemos consultar”.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.