Las paperas es una infección provocada por un virus y se caracteriza por la inflamación de las glándulas parótidas (es decir, las glándulas salivales), y es que, precisamente el nombre por el que se conoce en medicina esta patología es parotiditis. “El virus de la parotiditis, pertenece al género Rubulavirus y la familia Paramyxoviridae. Esta infección, prevenible por vacunación, se propaga a través del contacto directo o por fómites (objetos sin vida) con secreciones respiratorias infectadas”, especifica la Dra. María Elena Salinas Ramírez, Pediatra Neonatóloga (@ladoctoradebebes).
Normalmente, las paperas se asocian a una enfermedad del pasado, y es hace años era muy común por su alto nivel de contagio, pero hoy en día es una de las enfermedades infantiles contagiosas comunes menos frecuentes. “Desde Hipócrates (que podemos ubicar entre los años 460-380 a.c), se realizaron importantes estudios clínicos y epidemiológicos describiendo la parotiditis epidémica en su libro “Sobre las Epidemias”. Debieron de pasar muchos años para que, por fin, en 1945, Johnson y Goodpasture probaran la etiología viral de la parotiditis por Paramyxovirus. Y en 1948, Thomas Weller y John Enders obtuvieron una vacuna viva atenuada”, nos cuenta la doctora.
Una vacunación completa, vital para su prevención
“La introducción de la vacuna contra este virus ha cambiado la epidemiología de la enfermedad, resultando en una disminución significativa de su incidencia. Un cambio en la población de riesgo, así como hacia grupos de mayor edad más vulnerables y, en consecuencia, cambios en las características clínicas de la enfermedad”, asegura.
Completar el calendario de vacunación “es vital”, advierte la doctora, mediante la vacuna del sarampión, la rubéola y la varicela SPR (triple viral), que se administran en dos dosis. “La vacuna es segura y efectiva con una dosis 78% (rango 49%-92%) y con dos dosis, la efectividad aumenta a 88% (rango 31%-95%). La primera dosis se recomienda a los 12 meses (entre los 12 y 15 meses) y la segunda dosis a los 6 años de edad (entre los 4 y 6 años)”.
Y es que, la suceptibilidad en personas no vacunadas, según nos dice la doctora, es muy alta con “tasas superiores al 85%, en individuos no inmunes (no vacunados), en contacto íntimo, propagándose la infección por las gotitas respiratorias contaminadas”.
Cuáles son los síntomas de las paperas, además de la conocida inflamación
Los síntomas de las paperas normalmente suelen ser muy leves, al contrario de lo que se piensa, o la imagen que se tiene de las mismas. Y es que “rara vez puede llevar a complicaciones”, dice la Dra. Ramírez. “Las manifestaciones clínicas tienen un inicio súbito, con fiebre de bajo grado , cefalea , clínica respiratoria, anorexia y posterior inflamación unilateral o bilateral de las glándulas parótidas, que duran hasta 10 días”, nos describe.
Aunque se considera que las personas mayores pueden contraer esta enfermedad, suele ser más frecuente en niños de entre 5 y 15 años, mientras que el mayor riesgo se presenta entre los más mayores de esta franja de edad. “Se estima que el 60% y 70% de los casos de parotiditis en niños, de entre los 2 a 9 años, se presentan con el cuadro clínico descrito anteriormente sin complicaciones. La infección asintomática es frecuente en adultos, pero estos con infección sintomática tienen más probabilidad de presentar complicaciones”, dice la doctora.
Además, seguro que has escuchado el vínculo que existe en torno a la infección por parotiditis en personas adultas y su posible repercusión en la fertilidad de estas. Esto es verdad, pero es muy poco probable que suceda, ya que, según nos cuenta la doctora: “Hombres y mujeres por púberes pueden desarrollar orquitis u ooforitis, que en rara vez puede resultar en infertilidad. Otras complicaciones que se pueden presentar son meningitis aséptica, sordera neurosensorial, aborto espontáneo en embarazadas, miocarditis, nefritis, encefalitis y pancreatitis”.
Por último, hay que saber que las paperas son una infección autolimitante, y lo que se suele indicar para aliviar los síntomas son cuidados generales tales como “descanso, hidratación mediante la leche materna y agua, medicamentos antipiréticos para controlar la fiebre y antiinflamatorios”. Asimismo, la doctora nos cuenta que se recomienda “aislar al paciente durante 5 días para evitar contagios, mantener una buena higiene de manos y desinfectar objetos compartidos y objetos personales (como llaves de las puertas, juguetes y los utensilios de comida, etc…), concluye la pediatra.