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chicos entrando en el instituto de camino a clase © AdobeStock

Vuelta al cole

Si tu hijo pasa del colegio al instituto, ten en cuenta estos consejos

El salto de la Educación Primaria a la Educación Secundaria es un momento de grandes cambios que puede suponer un punto de inflexión para los niños (no tan niños).


9 de septiembre de 2022 - 10:54 CEST

La vuelta al colegio es un momento que, para la gran mayoría de los niños, está repleto de emociones. Ya sea por ilusión de comenzar un nuevo curso o por todo lo contrario, no querer que se acabe el periodo vacacional. Los alumnos están nerviosos y los padres también, sobre todo,  si sus hijos van a realizar un gran cambio . Puede ser la  primera vez que acude al colegio  o el gran paso que supone la entrada a la adolescencia y el pasar del colegio al instituto. Un gran cambio que puede llegar a ser estresante para todos, pero más para ellos. Un nuevo reto académico, con el incremento del número de asignaturas y profesores, además de aumentar las horas lectivas, que se une al de conocer un nuevo espacio y nuevas personas con las que entablar amistad. Es normal sentirse inquieto por tanta novedad e inseguro ante lo desconocido.

Por eso, los padres deben trabajar para minimizar los problemas que puedan surgir como, por ejemplo, una adaptación incompleta. Así nos lo aseguran desde el Departamento de Orientación de JOYFE, que aseguran que “además de los cambios propios del cambio de ciclo, los alumnos ahora interaccionan con chicos y chicas más mayores que ellos en un momento ya de por sí complicado como es el de la adolescencia”. Para conseguir el mínimo impacto posible en sus resultados académicos y en el plano personal, les hemos preguntado cómo afrontan ellos este paso de la Educación Primaria a la Educación Secundaria. Para empezar, una herramienta básica: “el apoyo y la tranquilidad”. Pero hay más.

10 consejos para el paso del colegio al instituto

1. Elaborar un horario de estudio

Una vez ha comenzado el curso y nuestro hijo ya ha acudido los primeros días a clase, puede ser una buena idea elaborar un horario en el que se marquen las horas de estudio,  pero también las que se deben dedicar a otras actividades . Dentro de esas horas de estudio, es bueno que se identifique el tiempo dedicado a hacer los deberes, a preparar resúmenes o adelantar trabajo y a repasar lo visto en clase.

Hay que tener en cuenta que el cambio a la Educación Secundaria supone un incremento de horas lectivas y de carga académica, con lo que será mucho menos estresante si le ayudamos a organizarse. Por supuesto, dentro de ese horario debe haber tiempo para el ocio y el descanso. Así, “mostraremos a nuestros hijos cómo la dedicación diaria y tranquila a los estudios previene la aparición de posibles dificultades con las materias en clase”. Nuestra labor, después de haber elaborado este horario, será simplemente de supervisión, garantizando que tiene las condiciones adecuadas y las herramientas necesarias para el curso.

2. Mucha comunicación a diario

Un aspecto fundamental, al margen incluso de los estudios, es “mantener una comunicación fluida con nuestros hijos sobre su vida en el colegio”. Es un aspecto, según nos dicen los expertos, “clave para el buen transcurso del curso”. La familia debe estar disponible para escuchar, pero también para preguntar abiertamente qué tal va el alumno en el nuevo instituto. Sin agobiarle ni juzgar, pero prestando atención y fomentando la comunicación.

3. Mantener contacto continuo con el propio instituto o colegio

Otra comunicación importante es la que deben mantener los padres con el centro educativo, pidiendo información sobre los resultados y el progreso de su hijo en clase. Y los profesores deben dársela. Por eso, “hay que acudir siempre que el tutor o cualquier otro miembro del profesorado les convoque, escuchando las medidas y consejos que se les propongan”. Muchos padres, nos dicen, “se ponen a la defensiva o encubren a su hijo cuando se les llama, pero la colaboración es indispensable para no perder la relación entre educadores (padres y profesores); somos aliados, no enemigos”.

4. Desconfiar de los mensajes poco creíbles

A veces, no siempre, los chicos dan mensajes a sus padres que son erróneos. Por ejemplo, “no tengo exámenes” o “no tengo nada que estudiar, ya lo hemos hecho todo en clase”. Puede ser verdad alguna vez, pero no siempre. Lo mejor es contrastar la información con otros padres o con el propio centro escolar. De nuevo, en esta etapa, ellos muestran interés por otras cosas que no son el colegio ni el instituto, pero hay que controlar este aspecto.

5. Atención al tiempo que dedican a Internet

De la misma forma, a esta edad, puede aumentar significativamente la dedicación de su tiempo a Internet, sobre todo, a las redes sociales que comparten con sus compañeros. Desde el principio, y esto es importante, hay que marcar los horarios de uso, imponer unas normas estrictas y supervisar ese tiempo dedicado. “Su abuso suele estar relacionado con el principio de un fracaso en los estudios”.

6. Establecer contratos negociados

Ambas partes, padres e hijos, deben llegar a unos acuerdos en cuanto a las obligaciones que tienen. Cuando se negocia y se apuesta por contratos preestablecidos entre lo que hay que hacer, lo que no, cuándo o cómo, “solemos ver que funciona bastante bien”, pues los chicos pueden disfrutar de una serie de privilegios si se cumple el horario de estudio o se obtienen los resultados adecuados, por ejemplo.

7. Estar informado de su círculo de amigos

No, no se trata de espiar. Pero, a esta edad, los amigos que tiene nuestro hijo son una gran influencia. El paso del colegio al instituto además, supone para ellos un gran cambio en el que se establecerán nuevas relaciones que, para nosotros, son desconocidas. Por ello, “hay que mantenerse informado y vigilar las nuevas amistades, porque pueden ser muy positivas o todo lo contrario”.

8. Los progenitores deben mantenerse unidos

Lidiar con un hijo adolescente, seamos sinceros, es especialmente complicado para los padres, que se han convertido, en muchos casos, en enemigos. “La unidad de los progenitores, por tanto, debe ser un referente para el propio hijo, tanto en los criterios a seguir como en las medidas, reglas y mensajes clave que se le dan para afrontar la educación en esta etapa”, nos explican. De nuevo, hay que hablar todos los temas y decidir qué medidas tomar siempre de mutuo acuerdo.

9. Elogiar y animar a nuestro hijo

Además de la supervisión, también debe haber estímulos positivos. Así, la Educación Secundaria es una etapa de bastante esfuerzo y dedicación a los estudios, con lo que, además de advertirle cuando hay problemas o algo no va bien, hay que animarles y hacerles ver lo orgullosos que nos sentimos cuando consiguen lo trabajado. Por eso, “las palabras de ánimo, aliento y refuerzo son fundamentales en esta etapa”.

10. Estar atentos a los cambios

Por último, al comienzo de esta etapa, pero también durante la misma, “es conveniente estar atentos a posibles cambios de humor y de conducta de nuestros hijos”. ¿Por qué? Porque un cambio brusco, con mucho mal genio, por ejemplo, o un nerviosismo excesivo puede ser un primer signo de alarma. En estos casos, observar y no dejar pasar mucho tiempo para abordarlo.

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