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masajes relajantes para un beb © Istock

Bebés

Cuatro masajes (efectivos) para relajar a tu bebé

Tanto si tu bebé está relajado y ha llegado la hora del baño, como si necesitas calmarlo, te contamos qué sencillos masajes pueden ayudarlo a conciliar el sueño.


8 de septiembre de 2022 - 12:26 CEST

 Los beneficios de dar masajes a un bebé son inmensos . Aunque, en realidad, debemos hablar del contacto en sí con los más pequeños, porque es el conocido  contacto piel con piel  el que les aporta grandes ventajas. Y, los masajes, suponen un contacto y estímulo fundamental para la maduración de su sistema nervioso que, además, “une la realidad biológica de un ser humano con su identidad social”. Así lo confirma Iñaki Pastor en su libro, doctor en Fisioterapia y autor de Cómetelo a besos (Aurum Volatile). Por tanto, un masaje es una de las prácticas más eficaces para fomentar ese piel con piel entre padre, madre y bebé, promoviendo su desarrollo de una manera muy positiva.

Los masajes infantiles son también uno de los momentos favoritos de los padres, porque  fomenta el vínculo afectivo con sus bebés  y porque suelen realizarse en un ambiente relajado, que consigue calmar al bebé, pero también concentra a su progenitor en la tarea. Además:

  • Ayudan a aliviar los cólicos, gases y estreñimiento.
  • Provocan la liberación de sustancias químicas en el cerebro que influyen en el desarrollo.
  • Favorecen la conciliación del sueño del pequeño.
  • Estimula su circulación sanguínea, sus sistema inmunológico (aún inmaduro) y el aparato respiratorio.

Por ello, animarse a practicarlo después del momento del baño (quizás la hora del día más propicia para ello) o en cualquier otro, puede ayudaros mucho cuando bebé está molesto o irritado. Si no sabes por dónde empezar, te contamos cómo hacerlo de una forma sencilla y cariñosa, con estos sencillos masajes por todo el cuerpo.

Masaje en la espalda, el más clásico

Aunque acostar a nuestro bebé boca abajo está desaconsejado,  por aumentar el riesgo de Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) , hacerlo bajo supervisión a pequeños ratos sí está recomendado para que el bebé vaya cogiendo fuerza en su cabeza y, puntualmente, para llevar a cabo este masaje.

Lo colocamos sobre nuestras rodillas con cuidado y boca abajo. A continuación, deslizamos nuestras manos por su espalda, hacia delante y hacia atrás. Para que te sea más fácil realizar el movimiento, puedes untar un poco de crema hidratante en tus manos. Después, procede a realizar movimientos cruzados con tus manos, siempre continuo y sin separarlas nunca de su piel.

Masaje en la cara de nuestro bebé

Este masaje, en realidad, está basado en un sinfín de caricias y puede ser complicado si tu bebé se mueve mucho. Aunque, en la mayoría de las ocasiones, puede que se quede dormido al instante. Para realizarlo, el niño debe estar tendido boca arriba, en el cambiador o en la cama. Comienza acariciando su frente partiendo del centro y avanzando hacia los lados, muy despacito y con las yemas de los dedos. Después, efectúa el mismo movimiento alrededor de los ojos, formando unos círculos a su alrededor. Por supuesto, en este caso, olvídate de utilizar cremas o lociones.

Masaje de torso y abdomen

Para realizar el masaje en el torso, debemos partir siempre desde los muslos e ir avanzando hacia arriba. A continuación, deslizamos las manos por los hombros y descendemos por los brazos hacia abajo, terminando en los laterales de su cuerpo. De nuevo, podemos utilizar crema hidratante para una experiencia completa.

En el caso del abdomen, debemos tener especial cuidado en la presión que ejercemos y en el sentido del movimiento de nuestras manos. Por ello, el masaje es mejor realizarlo primero con una mano y después con las dos. Comenzaremos con pequeños círculos alrededor del ombligo, en el sentido de las agujas del reloj, para luego ir aumentando el perímetro. Poca fuerza y, cada vez que nuestras manos se crucen, pasamos una por encima de la otra.

Masaje en las piernas y en los pies

Por último, no podemos olvidarnos de las extremidades inferiores, que ejercen mucho poder también a la hora de relajar a nuestro bebé. Para ello, elevamos una de las piernas de nuestro bebé, sujetándola por el pie, y realizamos un masaje fuerte, pero sin apretar en exceso, dando pequeños pellizcos o toques con los dedos pulgares. Terminaremos el masaje en la planta del pie, presionando punto por punto. Una vez finalizada una pierna por completo, comenzaremos por la siguiente.

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.