“El lenguaje es un proceso cognitivo complejo que permite la comunicación, pero también interactúa e influye en el desarrollo de otros procesos cognitivos . Además, el lenguaje constituye un elemento esencial para el pensamiento humano. De hecho, el desarrollo del lenguaje no constituye un proceso aislado, sino que se encuentra estrechamente ligado al progreso físico, psicológico y social del niño (Rosselli, 2003). Asimismo, el lenguaje regula la conducta y actividad del niño, da lugar a la abstracción y permite la transmisión y asimilación de conocimientos (Quintanar y Solovieva, 2010)”, así es como comienzan a explicarnos cuál es la importancia del lenguaje la logopeda Daylin Lujan, del centro multidisciplinar Estrella de Santa Cruz de Tenerife.
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Y es que podríamos decir que los niños antes de comenzar a hablar ya se sirven de la comunicación no verbal para expresarse. De hecho, es curioso saber que los bebés desde las primeras semanas de vida son capaces “de diferenciar fonemas, patrones de entonación y sonidos de habla de otros sonidos no lingüísticos. Y también son capaces de diferenciar la voz de las personas y de demostrar preferencia por el rostro humano y por los sonidos hablados”. Sobre todo, reconocen la voz de mamá y papá, ya que desde el vientre materno la han escuchado cada día. Pero cómo es la evolución del habla desde los balbuceos hasta la pronunciación de palabras, según nos explica la logopeda:
- Durante los primeros tres meses: las respuestas de los cuidadores enseñan a los niños el valor comunicativo de algunas conductas específicas.
- Hacia los cinco y seis meses: los niños empiezan a producir balbuceos que ya se consideran lingüísticos, ya que están formados por sonidos frecuentes en la lengua del entorno. Suelen consistir en repeticiones de tipo consonante-vocal, como por ejemplo ‘paapaaa’.
- Entre los ocho y los nueve meses: los niños empiezan a desarrollar su intencionalidad y a mostrar su capacidad para compartir objetivos con los demás, utilizando gestos o vocalizaciones convencionales para comunicar intenciones.
- Hacia el primer año aparece la ‘conducta protoimperativa’: el niño aprende a señalar los objetos para indicar lo que desea y pidiendo que se lo den.
- Durante la segunda mitad del primer año: los niños empiezan a ejercer mayor control sobre sus interacciones con el adulto. Aprenden a comunicar sus intenciones con más claridad y eficacia.
Sus primeras palabras
Dependerá mucho del niño y de su entorno cual sea su primera palabra, pero por norma general, sus primeros vocablos , aunque sean sin sentido todavía, son ‘papapa’ o ‘mamama’, por norma general. Una vez que el niño ha aprendido a combinar sonidos característicos de su lengua, pronuncia sus primeras palabras imitando el habla de los adultos. “Las primeras palabras que va a producir los bebés van a depender de distintas circunstancias clasificadas en personales, temporales o espaciales”, asegura la experta. Y nos explica cada una de ellas:
- Personales: dirá palabras como papá, mamá y yo
- Temporales: dame, ten, con ellas expresara petición y ofrecimiento
- Espaciales: palabras como ven y más con las que situará a las personas y a los objetos o demandar.
- También encontraremos palabras de negación o aceptación (adiós, no, sí)
Hacia los 20 meses estaremos ante un bebé cada vez más maduro que incluso comenzará a unir dos palabras para realizar sus primeras frases con sentido. “Los niños expresan acciones (mamá comer), localizaciones (oso silla), negaciones (no puré), preguntas (¿dónde abuelo?), etc. Al mismo tiempo que se desarrolla su capacidad cognitiva, evoluciona su capacidad lingüística. Por ello, el niño será capaz de descubrir las reglas que regulan el lenguaje”, explica la logopeda. Asimismo, “alrededor de los 5 años adquieren las reglas fundamentales del lenguaje y el habla del niños se va pareciendo a la de los adultos”, asegura.
Cómo podemos enseñarle nuevas palabras
Para ayudar a estimular el lenguaje de nuestro bebé, la experta nos da una serie de pautas y recomendaciones a llevar a cabo:
- Hablarle siempre manteniendo el contacto visual, utilizando un tono suave y vocalizando con el fin de que el niño pueda distinguir los distintos fonemas.
- Baby-talk o mejor conocido como ‘habla de bebé’ en el que usamos un habla más lenta con muchas pausas, utilizaremos un tono de voz alto con el fin de llamar su atención. Emplearemos el uso de muchas onomatopeyas, enunciados cortos y diminutivos, este lenguaje siempre lo apoyaremos con gestos.
- Leerle cuentos y enseñarle las ilustraciones
- Nombrarle vocabulario de objetos cotidianos
- Introducirle los nombres de animales, colores, números, figuras…etc.
- Cuando te comuniques con él aumenta tu expresividad, emplea muchos gestos y exagera tu entonación, esto ayudará a que con el tiempo produzca palabras bien pronunciadas.
- Estimula su lenguaje cantando canciones o nanas.
- Juega con él, pues a través del juego fortalecerás el vínculo. Emplea palabras para jugar, juguetes físicos procurando evitar los electrónicos.
- Ejercita los músculos implicados en el habla: quítale el chupete progresivamente, cámbiale el biberón cuando sea necesario por una taza o vaso, introdúcele gradualmente alimentos sólidos, masticar ayudará a que los músculos implicados en la articulación del lenguaje se estimulen.
Cómo detectar un retraso en el habla
Y, por último, existen una serie de signos que debemos tener en cuenta para poder detectar a tiempo que el bebé pudiera tener un retraso en el habla . La guía por edades para reconocerlo, según nos dice la logopeda, es la siguiente. Aunque, sin duda, lo más recomendable para poder determinar con propiedad un problema de esta índole es siempre acudir a un profesional para su valoración.
A los dos años:
- No tiene un léxico de 50 palabras como mínimo
- No responde a su nombre
- No dice mamá o papá
- No realizan combinaciones de 2 palabras
- No tiene en su vocabulario un 20% de verbos adquiridos
- No mira ni señala a personas u objetos
- No sigue instrucciones simples
A los tres años:
- Su habla es ininteligible
- No hace combinaciones de 2 o más palabras
- No sigue instrucciones que incluyan dos o más acciones
- No gira la cabeza cuando se le llama
- No usa sustantivos ni verbos
- No pide las cosas por su nombre
A los 4 años:
- Tiene un léxico muy limitado
- Comete errores fonéticos y fonológicos
- Usa frases de 3 o menos palabras
- No hay uso de adjetivos ni pronombres
- Usa palabras incorrectas o similares a la que quiere expresar