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Educación

¿Tu hijo no quiere hablar en público otro idioma? Tal vez tenga ansiedad lingüística

Muchos niños y adolescentes sienten rechazo a expresarse en otra lengua delante de la gente. ¿Qué hay detrás de esta actitud? Y, sobre todo, ¿cómo se les puede ayudar a superar ese bloqueo?


2 de septiembre de 2022 - 14:51 CEST

Los factores emocionales tienen más peso del que parece en la enseñanza y en el aprendizaje de un nuevo idioma. Así, cuando hablamos en una lengua extranjera puede aparecer lo que se denomina ‘ansiedad lingüística’. Es muy frecuente entre los niños y, especialmente, entre los adolescentes, que suelen pasar por una época vital de más inseguridades.

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Para entender esta realidad y saber cómo afrontarla, hemos consultado con Inés Ruiz, licenciada en Traducción e Interpretación, profesora de ELE (Enseñanza del Español como lengua extranjera) y directora de la escuela online ELEInternacional.

¿Qué es la ansiedad lingüística?

“La ansiedad lingüística aparece en niños y adolescentes sobre todo cuando tienen estrés, ya sea por miedo a equivocarse o vergüenza al expresarse en ese idioma que aún no dominan y están aprendiendo”, explica la experta.

Esta sensación no solo se produce en la lengua oral, al hablar, sino que también puede trasladarse a la escritura, la lectura, la audición y el aprendizaje global de ese idioma. Así,  “se produce un bloqueo mental que impide utilizar su potencial,  tanto para expresarse como para formarse”, destaca.

Es una realidad que también se ve favorecida por haber tenido experiencias negativas (como que se hayan reído del alumno por su pronunciación), y por ser más o menos inseguro.

Más frecuente en la adolescencia

Antes de llegar a la adolescencia el aprendizaje de una nueva lengua se aborda con menos prejuicios. “Los pequeños suelen ser más juguetones con la lengua, aprenden a través del error y lo siguen intentando una y otra vez. Pero cuando llegan a la etapa adolescente, empiezan a entrarles todos esos miedos. Sin embargo, también pueden aparecer en la edad infantil si no se tiene una base fuerte de confianza en uno mismo”, advierte la especialista de www.eleinternacional.com.

Hay que tener en cuenta que los adolescentes necesitan el respaldo social y, a menudo, pasan por una montaña rusa emocional, que también les puede afectar al hecho de exponerse públicamente en un ámbito en el que no se sientan totalmente seguros. En este sentido, Inés Ruiz recomienda  trabajar la inteligencia emocional desde pequeños,  para que los menores puedan controlar mejor los sentimientos de frustración, afrontar retos de forma más positiva y disfrutar de una sólida autoestima.

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¿Cómo pueden ayudar los padres frente a la ansiedad lingüística?

Los padres tienen un papel fundamental en que el niño o el adolescente puedan estudiar y aprender una nueva lengua con más confianza y sin ansiedad lingüística. Estas son las recomendaciones de la especialista:

  • Integrar en la rutina del niño el nuevo idioma. Esto implica usarlo fuera del aula para intentar llevarlo a otros contextos y ‘normalizar’ su uso.
  • Involucrarse en el estudio de esa lengua. Cuando los padres también conocen o se inician en el estudio de ese nuevo idioma, para sus hijos es más estimulante. Con los más pequeños se puede hacer incluso a modo de juego, por ejemplo, si los hijos actúan como profesores para enseñar a sus progenitores a pronunciar de forma correcta.
  • Preguntarles cómo se sienten. Es muy aconsejable que el menor tenga la oportunidad de expresar a sus padres qué emociones le surgen con el aprendizaje de esta nueva lengua. “Al exteriorizar sus sensaciones, identificarán este sentimiento negativo (si exisite) y podrán ayudar al niño a afrontar este desafío”.
  • Apoyar con alguna actividad motivante. Así, se pueden  buscar recursos lúdicos  como ver una película con subtítulos o en el nuevo idioma para que el menor se vaya familiarizando en un entorno positivo y gratificante para él.

La seguridad en la clase de idiomas

Además de la ayuda de los padres, también es muy importante que el lugar en el que aprendan el nuevo idioma ofrezca un entorno propicio para el niño y el adolescente. En este sentido, Inés Ruiz subraya la necesidad de que se genere un ambiente de seguridad “para que los niños se sientan relajados y cómodos. Con ello conseguiremos que interactúen, que se impliquen más y aumenten su confianza”.

Además, también es muy valorable que el docente sepa crear un sentimiento de pertenencia para que el niño se sienta parte del grupo y no tenga inconveniente en usar ese nuevo idioma delante de sus compañeros.

“Pero lo más importante, sin duda, es  transmitir que el error es una herramienta de aprendizaje y no algo negativo.  Hay que animarles a practicar la lengua sin miedo, que jueguen con ella para que se normalice su uso en su día a día y ganen confianza”, comenta.

A los niños que muestran más bloqueo y ansiedad lingüística se les pueden facilitar otras “estrategias y herramientas de comunicación que eviten el bloqueo antes de expresarse”, como el mindfulness.