Cuando se trata deelegir el colegio para nuestros hijos, algunos padres deciden priorizar aquellos centros que aplican la pedagogía del Método Montessori. Sin embargo, no hay que olvidarse de que lo que comienza en la escuela acaba en el propio hogar, otro de los lugares principales de la vida del niño, por lo que aunar bajo la misma filosofía ambos espacios puede ser muy interesante. Incluso, si no has elegido este tipo de educación infantil, adaptar la habitación de tus hijos pequeños a ellas puede ser una buena idea, por lo menos, para que tengan cierto contacto con una metodología que trata de conseguir un entorno a su altura y capacidades.
La decoración estilo Montessori tiene una estética muy marcada y con un objetivo claro: estimular y fomentar tanto la autonomía como el desarrollo de los niños. Para ello, son los muebles los que se adaptan, por ejemplo, a la altura de los más pequeños. De esta forma, ellos van adquiriendo habilidades en casa, pero también se responsabilizan de algunas tareas y consiguen más confianza.
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“Un ambiente preparado, ordenado y estético, donde cada mueble hace que los niños se desarrollen respetando su ritmo y viviendo sus propias experiencias en un espacio seguro que promueve la independencia del niño en la exploración y el proceso de aprendizaje”. Así nos explica Ana Belén Fernández Blanco, psicomotricista y experta en el desarrollo infantil y atención temprana, que ha trabajado con ROS para la creación de su última colección de mobiliario, como se define este tipo de espacios. Por tanto, si quieres conseguir una habitación para que tus hijos tengan libertad de movimiento y puedan tomar decisiones que les ayude a trabajar sus necesidades evolutivas, tienes que proporcionarles una habitación Montessori. Pero, ¿qué debe tener?
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Mesa infantil con rollo de papel para pintar
Lo primero que hay que tener para preparar la habitación de cara al curso escolar es un escritorio. Sin embargo, no es una mesa y una silla al uso, sino que las que se plantean en este caso respetan el desarrollo natural del niño, permitiendo que aprenda a través de su imaginación, la exploración y el juego. Para ello, una mesa con rollo de papel que les permita dibujar, pintar y escribir sin límites es la opción perfecta. Cada rollo de papel se convertirá “en un recuerdo, en un registro de su crecimiento”, nos dice la experta. Por eso, es importante dejar que dibujen tranquilamente en su habitación. Los lápices y demás pinturas deben estar siempre a su alcance, por lo que si la mesa cuenta con huecos para ello, mucho mejor.
Una librería para los cuentos
Otra de las herramientas que debe estar a su alcance son sus cuentos favoritos. Es imprescindible que cuenten con un espacio en el que puedan elegir fácilmente qué leer, por lo que sus libros favoritos deben estar siempre accesibles. “A edades tempranas, cuando los padres deseamos educar el hábito de la lectura, los niños todavía no leen, por lo tanto, el lomo del libro con un título apasionante es invisible a sus ojos; nuestros hijos necesitan ver la portada, tocar el libro, abrirlo y empezar a descubrir a través de su contenido visual”, nos explica la experta. Por ello, más que una librería tradicional, necesitamos un estante en el que puedan visualizar esta parte.
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Un rincón de lectura y espacio para relajarse
En algunas ocasiones, puede que el niño necesite hacer sus tareas de una forma relajada o busque un espacio en el que concentrarse, pero con tranquilidad. Por eso, los rincones creados para la lectura o para unos quehaceres un poco más lúdicos también deben seguir fomentando su autonomía. Nada de grandes alturas. Pensar en un pequeño lugar en el que colocar unos cojines, una luz tenue si lo utiliza por las tardes, una manta si comienza a bajar la temperatura o alguno de sus peluches favoritos es una buena idea. Otro de los objetivos de esta filosofía es encontrar un lugar feliz para el niño.
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Estanterías y organizadores a su alcance
De cara al nuevo curso escolar, es importante que adquieran la responsabilidad de saber dónde está y dónde colocar cada elemento que elijan para el juego o para hacer sus tareas. Debemos tener en cuenta que una de las principales ventajas de este tipo de mobiliario es que se le da protagonismo al espacio, potenciando el bienestar del niño, pero también su autonomía.
Por tanto, su configuración irá en consonancia con la altura del pequeño, pudiendo acceder sin problemas a los distintos elementos que necesite, tanto si son juguetes como cualquier tipo de material. Puedes, además, ir clasificándolo todo por necesidades: para ir al colegio, para ir al parque, para estar en casa o ir a pasar un rato con los abuelos.
Un espejo con barra
Un espejo con barra Uno de los muebles que quizás sean más desconocidos dentro del mobiliario Montessori es el espejo con barra, pero se convierte en un objeto perfecto para moverse, caminar y experimentar. Hay que colgarlo a la altura que sea más accesible para el niño, pero teniendo en cuenta cada etapa de su crecimiento. “Es un complemento esencial en el descubrimiento de la propia imagen”, nos explica la experta. Entre sus beneficios están:
En el espejo se ven reflejados desde pequeños, lo que les motiva a moverse y descubrirse a sí mismos.
En edades tempranas, el reflejo les motiva a levantar la cabecita para verse reflejados.
Más adelante, la barra les ayuda a ponerse de pie y dar sus primeros pasos.
Aporta una visión global del espacio.
Un armario de día
El armario de día es aquel que permite el acceso a la barra de colgar por parte de los más pequeños, además de conseguir que toda la ropa esté a la vista, facilitando el acceso a la misma y que pueda ser ordenada por ellos. Es decir, lo mismo que hacemos los adultos. De cara al nuevo curso, esto es muy importante, porque les responsabiliza de su atuendo diario y les da mucha autonomía. Puede ser una rutina más antes de ir al colegio, ya que, a la hora de vestirse, es importante que el niño pueda visualizarlo todo de manera organizada, coger la ropa por sí mismo, vestirse y, cuando llega del colegio, volver a guardarla.
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Una tabla curva
La tabla curva, en realidad, es un invento antiguo que consiste en un semicírculo de madera sobre el cual balancearse, algo que los seres humanos hemos hecho desde hace mucho tiempo y, además, es positivo y agradable. ¿No nos han regalado a nosotros una mecedora cuando éramos pequeños? Por eso, se ha vinculado a estas pedagogías activas, como es la de Montessori, en las que se pone en el centro del desarrollo y el aprendizaje, la experiencia, la curiosidad y el movimiento libre. De cara al nuevo curso, con ella, se desarrolla su motricidad global, el equilibrio y la seguridad. Algo que, en definitiva, aumentará su autoestima.
Una torre de aprendizaje
Otra de las ventajas que tiene esta estética dirigida a los niños, es que el concepto va más allá del ámbito educativo en sí, pues se trata de crear un hogar adaptado a los niños para que puedan cooperar en las actividades y tareas del hogar. Con una torre de aprendizaje pueden cocinar con nosotros, asearse ellos mismos en el baño de los adultos o conseguir la altura necesaria para colaborar con nosotros en lo que necesitemos de una forma natural, fácil y segura.
Una cama Montessori
Por último, de cara al nuevo curso, un descanso efectivo es primordial. Por eso, debemos darle a la cama la importancia que se merece. También debe estar adaptada a la altura y a las habilidades de los más pequeños, pensada desde un punto integrativo con el resto de la habitación y en la que pueda acostarse y despertarse por sus propios medios.