El deseo de tener un hijo y no poder llevarlo a cabo es muy complejo de gestionar y aceptar. Por eso, cuando hay infertilidad, muchas parejas se someten a tratamientos de reproducción asistida que intentan salvar los obstáculos para lograrlo. Pero, desafortunadamente, no siempre se consigue, o no se logra al comienzo del proceso, y las parejas viven situaciones muy difíciles desde el punto de vista emocional.
Para saber más sobre esta realidad hemos charlado con María José Barquero, psicóloga especializada en infertilidad (www.mariajosebarquero.com) y divulgadora de estos temas en su cuenta de Instagram @psicologa.infertilidad, donde también cuenta su experiencia como paciente en este ámbito.
Una montaña rusa emocional
En la situación anímica de la pareja (o de la mujer) que se somete a un tratamiento de reproducción asistida hay muchas variables a tener en cuenta. “Lo mismo estás arriba que abajo”, apunta la experta. Dependerá del momento del tratamiento, de las hormonas recibidas (que pueden afectar mucho al humor), de cómo se encontrara la persona antes de iniciar el proceso...
Así, las emociones más comunes son miedo, ira, tristeza y frustración, tal como detalla María José Barquero, pero lo que más suele pesar es “la incertidumbre de si alguna vez se conseguirá. Eso duele en lo más profundo”.
Pero, al margen de estas, que pueden estar más aceptadas socialmente, también puede surgir una emoción “que se da en la mayoría de pacientes y que se suele censurar y criticar: la envidia”, subraya. Esta puede darse cuando alguien cercano consigue el embarazo. “Esa envidia no es porque no te alegres del logro de la otra persona, sino porque te recuerda tu vacío y, al aparecer sentimientos de tristeza y frustración por el vacío, la alegría se desvanece”, explica. Pero lo peor es que esa envidia (que por otro lado es una emoción natural que está presente en todas las personas), da lugar a la culpa: “Culpa por no alegrarte del embarazo de alguien a quien quieres”.
El efecto sobre la relación de pareja
En la mayoría de los casos, la infertilidad conlleva problemas de pareja, aunque “en otros mínimos, une”. De hecho, tal como cuenta la psicóloga, “hay un elevado porcentaje de parejas que finalmente se rompen porque no son capaces de gestionar adecuadamente la infertilidad en su relación”.
Así, los principales problemas que pueden surgir afectan a la comunicación, la gestión emocional, el sexo y llegar a acuerdos en la toma de decisiones. “En infertilidad y reproducción asistida hay que tomar decisiones constantemente. Todos esos aspectos hacen que la relación de pareja pueda deteriorarse y los miembros de la pareja, distanciarse”, alerta.
En este sentido, ¿sería aconsejable determinar, con antelación, un número máximo de intentos en reproducción asistida? “A priori puede ser bueno porque se establece una meta, y las metas y los límites nos tranquilizan y nos aportan seguridad. Pero, a medida que se avanza, si no se consigue, puede ser motivo de mucha ansiedad y frustración”, comenta. Lo ideal sería entonces ir flexibilizando esas metas sin juicios, a medida que avance el proceso.
¿Es aconsejable la ayuda psicológica?
La infertilidad deja una huella muy profunda. “Cuando vienes a darte cuenta, no eres la persona de antes y la versión nueva no suele ser la mejor. La persona tiende a aislarse más, pierde ilusión por las cosas que antes le motivaban, la pareja se desgasta, aumentan la irritabilidad y los sentimientos de tristeza... La terapia psicológica es necesaria en estos casos”, aconseja la especialista. Además, la infertilidad ahonda en las heridas o en las dificultades que ya había antes (”por ejemplo, en una persona que se siente insegura previamente, la infertilidad va a incrementar su inseguridad”).
La ayuda psicológica será muy beneficiosa entonces, y cuanto antes, mejor. “Porque es más fácil mantenerse en este camino cuando aún no estás hundida en lo más profundo”, aconseja María José Barquero. ¿Cuál es el problema? “La mayor parte de la atención psicológica que se está dando en infertilidad es en el ámbito privado. Los costes de los tratamientos en reproducción asistida son altísimos y muchas veces el abordaje psicológico está en segundo plano”, comenta.
¿Cómo acompañar bien a una pareja que pasa por esta situación?
Cada pareja o cada persona viven la infertilidad y los fallos en la reproducción asistida de un modo. Por eso, María José Barquero recomienda preguntar qué necesitan, sin juzgarlas: “¿Necesita que le pregunte o que no le pregunte? ¿Necesita que vaya a verla o prefiere estar sola? Preguntarle de forma asertiva es la clave?”.
No obstante, hay algunos consejos comunes que se pueden seguir:
- Validar sus emociones: transmitirle que es normal que se sienta así, y dejar que llore o exprese lo que necesite.
- No comparar: es verdad que habrá otras personas que estén peor, pero esa persona vive su propia situación y su propia pena.
- No juzgar ni dar consejos: expresiones como “no sé para qué te esfuerzas tanto” o “lo mismo es tu destino” no ayudan sino al contrario. Igual sucede con “cuando te relajes, te quedarás embarazada”. Para la psicóloga, “además de incierto, hace mucho daño porque sitúa a la persona como responsable de la infertilidad y eso culpabiliza”.
Además, y de modo general, hay que procurar huir de conversaciones o frases hechas que suelen decirse a cualquier pareja como “¿y vosotros, para cuándo?”. Hay que evitarlas, pues no se conocen los problemas que pueden tener ni si lo están intentando o no, ni si han tenido éxito o lo contrario. Hay que ser cautos y no hacer referencia a este tipo de situaciones tan personales que pueden hacer mucho daño a las parejas con infertilidad.