Cuando un niño se niega a ir a colegio son muchos los motivos por los que puede hacerlo, pero lo más importante es que, como padres, sepamos indagar y averiguar qué es lo que le está pasando para comportarse de ese modo. Para ello, “en primer lugar, debemos saber identificar cuáles son las señales de alarma que pueden alertarnos de qué algo está sucediéndole al niño en el cole”, tal y como nos comenta la Andrea Colina, psicóloga infanto-juvenil (@psicoandrear), son las siguientes:
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- Rechazo a ir a la escuela.
- Ansiedad relacionada con asistir al espacio escolar.
- Episodios de llanto o berrinches por ir a la escuela.
- Decir mentiras sobre cómo se sienten para evitar ir a la escuela.
- Cambios en su estado de ánimo.
- Pérdida de apetito, entre otros.
¿Cómo abordar este problema?
Ser paciente y hablar con el pequeño sobre el tema es el primer paso, para ello, saber empatizar y no menospreciar sus sentimientos es fundamental. “Debemos hacerle notar que estamos viendo que no se está sintiendo bien y que queremos ayudarle a solucionar cualquier problema que se le esté presentando”.
Para ello, nos pueden ayudar una serie de preguntas clave para llegar al origen del problema, o al menos, aproximarnos. Para hacer las cuestiones correctas “podemos utilizar cuentos, programas de televisión en los que se reflejen dichas situaciones y preguntarle: ‘¿Alguna vez te ha pasado eso?’. A su vez, también podemos contar experiencias propias o de personas conocidas y hacer cuestiones enfocadas de la siguiente manera: ‘¿Te sentirías en confianza de decirme si algo así te pasara?’, ‘¿alguna vez has visto a alguien hacer algo así o te lo han hecho a ti?’.
Otras preguntas para abrir espacios de conversación pueden estar relacionadas con contarles cómo nos fue el día y cómo nos sentimos y, posteriormente, invitarles a ellos a que nos cuenten el suyo: ‘¿Cómo te sientes tú en la escuela?’, ‘¿Cómo te fue con tus compañeros?’”, sugiere la psicóloga.
¿Cómo podemos ayudarles?
Reforzar su autoestima lo será todo, y al mismo tiempo, reforzar el hecho de que no siempre todos los niños y niñas van a querer jugar con él y no por eso es menos importante. Debemos poner especial énfasis en invitarle a acercarse a aquellos compañeros que tengan un mejor trato con él y enseñarle que puede usar su voz y siempre que algo no le guste o le haga sentir mal.
“Es muy importante enseñarle que puede poner límites, que puede buscar ayuda y mostrarle las opciones que tiene para resolver ese tipo de situaciones. Debemos recordar que los niños no tienen las herramientas de nosotros los adultos y, por ello, somos nosotros quiénes debemos mostrárselas y practicarlas con ellos para que puedan desenvolverse socialmente”, recomienda.
Si el rechazo es algo que ocurre de forma reiterada y constante, tras haberle enseñado a lidiar con ello y haber reforzado su autoestima, es importante comunicarlo en el colegio “para que dentro del aula también se pueda intervenir en continuar reforzando la autoestima de la persona que es rechazada, así como identificar quiénes hacen y propician el rechazo para corregir esta actitud, y así promover la integración grupal”, indica.
Cómo ayudarle a afrontar su día a día en la escuela
“Si un niño se siente rechazado dentro del colegio, lugar al que va a compartir con otros niños de su edad, es muy difícil que pueda ir feliz”, afirma crudamente la psicóloga. “Cuando hay un rechazo reiterado se pierde la confianza y los niños pueden sentirse tristes, aislados y con baja autoestima, por eso, es importante darles tiempo, y dejarles saber que hay personas que están a su lado para ayudarles”.
Para la experta, la mejor solución para este problema será que los peques puedan sentirse escuchados y enseñarles a que estén abiertos a comunicarse, además de, “fomentar en todo momento la confianza tanto en sus padres como en sus maestros, e incluso, que ellos mismos se sientan capaces de poder intervenir ante una situación de rechazo”.
La psicóloga insiste, por tanto, que para que los niños puedan ir tranquilos al colegio tienen que ir sintiéndose capaces y con las herramientas para poder responder a lo que les sucede, además de contar con el apoyo dentro del colegio y que este haga de mediador ante las situaciones que se puedan dar en el día a día. Asimismo, “trabajar en las habilidades sociales y en la integración del grupo será primordial para que todos los niños se sientan incluidos y parte del espacio”, indica.