La Cuadrovía Lamela® es, según nos explican sus autores, la pauta ideal para la escritura correcta , con todas las ventajas que nos ofrecen los cuadernos de dos líneas y de cuadrícula, pero sin ninguno de sus inconvenientes. Unos inconvenientes que hacen que los niños se pierdan en el orden de los renglones, deformen las letras o no entiendan su propia escritura. Con este método, sin embargo, los niños encuentran con rapidez el lugar en el que ubicar tanto el cuerpo principal de las letras, como sus subidas y bajadas, sin desviaciones hacia la izquierda o hacia la derecha. Está recomendado, nos explica una de sus creadoras, Rosario Lamela, “para niños a partir de los 4 años que previamente hayan realizado los ejercicios de grafomotricidad previos ”. Por tanto, estarían destinados a los alumnos de Educación Infantil y Educación Primaria, pues el método se va ajustando a la edad y ciclo educativo del alumno.
Frente a los métodos tradicionales, con Cuadrovía Lamela, nos dice su creadora, “los alumnos van progresando, reduciendo el tamaño de su letra y, por tanto, adquiriendo la destreza necesaria para una lectoescritura eficaz”. Aunque, como nos dice, deben ser los docentes los que tengan la última palabra, pues ellos son los que conocen las necesidades de sus alumnos. Sin embargo, muchos de ellos ya reconocen los buenos resultados de su aplicación, implementándolo en muchos colegios de España de manera progresiva. “Al principio, los hacía a mano, pero tras tanta demanda y desde tantos puntos del país, me decidí a crear los cuadernos. Han sido ellos los que han querido incluir y recomendar este método, haciéndolo crecer por los colegios”. Si quieres saber en qué consiste, sigue leyendo.
Así nace la pauta Cuadrovía Lamela®
En los inicios como docente de sus creadores, nos explica Rosario Lamela, “te encontrabas en el aula con muchos métodos de lecto-escritura que yo misma había utilizado en mi época de estudiante”, pero que vistos de cerca, ninguno le era totalmente convincente. Como apasionada de su trabajo, se puso como objetivo encontrar una forma mucho más sencilla y eficaz con la que ayudar a sus alumnos con la escritura, probando absolutamente todas las pautas que ya existían.
Sin embargo, en la cuadrícula tradicional, por poner un ejemplo, “no cabían sus letras por el amplio trazado que tienen a la edad en la que los niños empiezan a escribir”. Además, “saltaban de línea por no tener una referencia, salvo ir contando cuadritos”, con lo que, muchas veces, acababa ella misma haciendo una pequeña marca para que supiesen dónde comenzaba cada renglón y dónde podían ellos empezar a escribir. En los cuadernos de dos líneas, por su parte, conseguían que no se saltasen de renglón, “pero tampoco cabían sus letras en ese tamaño y apenas se entendía lo que escribían, además de faltarles la referencia vertical, con lo que letras que suben y bajan, como puede ser la ‘T’, se iban de un lado a otro”.
A partir de esta observación, Rosario Lamela nos cuenta que decidió unir las dos pautas que sí le funcionaban y que no entendía por qué se daban por separado en una, “añadiendo en cada renglón de los cuadernos de línea el dibujo de un tren que les indica por dónde empezar a escribir y, además, en todos los milímetros, para que las pautas estuviesen adaptadas a cualquier edad y ciclo, desde la Educación Infantil hasta la Educación Primaria ”. Pero esto fue tan solo el nacimiento de la pauta.
Bases del método Lamela® y sus pilares de aprendizaje
El método se basa, nos explica Rosario Lamela, “en la utilización de fonemas y gestos dentro de una globalidad que es adecuada para el aprendizaje de la lectura”. El recurso que usamos, de seguir la flecha y dar la mano, “evita el silabeo y ayuda al alumno a ejecutar una lectura fluida de manera sencilla”, nos explica.
Esto para la lectura, pero en cuanto a la escritura, “utilizamos la cuadrovía como principal soporte y medio de aprendizaje para el desarrollo de la misma”, con las características anteriormente descritas.
Unas bases de aprendizaje que nos dice, “están basadas en mi experiencia como docente y en la gran cantidad de estudios e investigación a los que me he dedicado muchos años, probando cada recurso a mi alcance para crear una metodología propia y mejorarla hasta el punto de hacerla sencilla, efectiva y ahora, usada por multitud de docentes que ven cómo los resultados justifican su utilización”.
En resumen, las novedades que aplica este método, respecto a los métodos más clásicos, estarían, según nos explica su creadora:
- No es necesario hacerles marcas para que no se salten de línea como en los cuadernos de cuadrícula.
- No les falta la orientación vertical que sí les falta en los cuadernos de dos líneas.
- Consiguen no inclinar las letras hacia la derecha o izquierda.
Además, no cuentan con los milímetros de anchura necesarios para adaptarse a cada ciclo y necesidad del alumno. De esta forma, “los niños pueden ir viendo su propia progresión, algo muy importante para su aprendizaje”. Y es que, un alumno con “una escritura deficiente y un método en el que le falte la orientación espacial y con el que no pueda llegar a entender su letra, acabará por detestar la escritura y la lectura”.