Se trata de uno de los episodios que más asustan a los padres y es que ver como tu hijo convulsiona puede ser terrible. Sin embargo, las convulsiones febriles es algo común en los niños, según nos cuenta el pediatra Jorge Muñoz, conocido en Instagram por su cuenta @jorgemunozpediatra: “Están relacionadas con una subida de temperatura corporal mayor de 38 grados , pero se desconoce la causa, y esto ocurre más frecuentemente de lo que imaginamos en los peques. Hay niños más predispuestos que otros a sufrirla y las edades en las que aparecen están comprendidas entre los 9 meses y los 5 años”.
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Además, cabe destacar que puede repetirse en el 30% de los peques que la hayan sufrido alguna vez, es decir, “que de 3 niños que tienen una convulsión febril, 1 puede volver a tenerla”. Y añade: “También puede haber una predisposición genética, es decir, que los padres la tuvieran de pequeños entonces sus hijos sean más propensos”, revela el doctor.
Afortunadamente, la mayoría de las veces suelen ser inofensivas y poco duraderas, aunque sí es importante que, tras un episodio de estas características, llevarle siempre a su pediatra para que realice una valoración de su estado.
Qué hacer si mi hijo tiene una convulsión febril
Como decíamos, las convulsiones febriles pueden tratarse de unas situaciones más duras que tengan que vivir los papás y es que el propio Dr. Muñoz nos cuenta que “cuando el pequeño empieza a convulsionar los padres literalmente creen que están perdiendo a su hijo. Es una sensación horrible que luego te lo explican en urgencias”, asegura.
Normalmente el niño tiembla de pies a cabeza, o sacudir brazos y piernas, se puede poner rígido o contraer solo una parte del cuerpo, e incluso, llegar a perder el conocimiento. Es importante que para poder ayudar a los peques lo principal sea intentar mantener la calma, y, a continuación, seguir las siguientes recomendaciones que nos da el doctor:
- Liberarle de cualquier tipo de ropa apretada o más ajustada.
- Colocarlo en una superficie dura.
- La postura en la que lo colocaremos debe ser siempre de costado, por si vomita para que no lo aspire.
- Es importante no intentar detener las convulsiones agarrándolo o echándonos encima del niño. El peque no sufre, consume mucha energía, pero durante la convulsión no está sufriendo. Y en la mayoría de los casos hay una pérdida de conocimiento, pero la recuperan rápidamente.
- No intentar meterle los dedos en la boca, ni sacarle la lengua…
- Esperar que pase la convulsión para bajarle la fiebre.
Qué tratamiento tienen las convulsiones febriles
El Dr. Muñoz nos explica que existen dos tipos: “Las convulsiones febriles se dividen en simples, que son las que duran menos de 10 minutos, y las complejas, que son las que duran más de 10 minutos. En estos casos, excepcionalmente, cuando se va a ver al pediatra puede que le receten un medicamento anticonvulsionante, como el Diazepam, por si en el futuro volviera a sucederle que se le aplicara a modo rectal”.
Sin embargo, el doctor nos revela: “Yo soy de la escuela que prefiere esperar a que la convulsión pase, si dura menos de 5 o 7 minutos, porque la recuperación del pequeño es mucho más rápida que si le damos un Diazepam que luego se quedan más horas totalmente desconectados y dormidos”.
Normalmente, la fiebre suele desencadenarse por una infección viral y en menor frecuencia, por una infección bacteriana. Pero, en cualquier caso, el doctor recomienda que “cuando termine la convulsión, ya nos encargaremos de bajarle la temperatura con paracetamol o ibuprofeno. No tiene sentido darle durante la convulsión ibuprofeno vía oral o paracetamol vía rectal. Y tampoco tiene ningún sentido meterlo en la bañera con agua fresquita mientras convulsiona. Vamos a esperar a que pase la convulsión”.
¿Se pueden prevenir?
Si un peque ha tenido una convulsión febril en algún momento, debemos permanecer alerta cuando el niño esté enfermo controlándole la fiebre. “Las convulsiones febriles no se pueden evitar, pero, sí que es cierto que, si tu peque ha sufrido una convulsión febril, cuando en el futuro vemos que le sube la temperatura, en casos de procesos víricos, nos podemos adelantar un poquito y darle paracetamol para que no le suba mucho más la fiebre… Pero la primera convulsión es inevitable”, nos cuenta el pediatra.
Lo normal, tal y como nos decía el doctor al inicio, es que aparezcan dentro de la franja de edad de entre los 9 meses a los 5 años. Pero, “a partir de los 5 años es extremadamente raro verlas. Por tanto, de modo natural los niños que hayan tenido convulsiones febriles dejarán de tenerlas a esa edad”, concluye.