Los niños son especialmente vulnerables a los efectos menos beneficiosos del sol, tanto en la piel como en los ojos. Ciñéndonos a la vista, algunos estudios apuntan que la mayor parte del daño solar que puede sufrir la visión se produce durante los años de infancia.
Para saber cómo evitar este riesgo le hemos preguntado a la Dra. Lucía Fernández-Vega, especialista en Oftalomología pediátrica del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega.
¿En qué circunstancias las gafas de sol son necesarias en niños?
“Los bebés o niños más pequeños deberían llevar gafas ante las exposiciones intensas al sol, como es habitual durante el verano, en las playas o piscinas, o durante el invierno en zonas nevadas”, indica la especialista. Sin embargo, aunque es habitual que esta norma se cumpla en entornos de nieve, es menos frecuente ver a pequeños con gafas de sol en verano.
No obstante, en la vida cotidiana es beneficioso que el ojo se exponga al sol, pues necesita que la luz entre en él. Así lo explica la Dra. Fernández-Vega: “De este modo, las células de la retina del fondo ocular se desarrollan y se acostumbran de forma gradual a la luz solar”. En este sentido, no se les debe proteger en exceso en el día a día, pues “abusar de las gafas ante una exposición solar leve podría derivar en fotofobia al crecer (una intolerancia anormal o especial molestia ante la luz solar)”, destaca.
No hay una edad mínima para ponerles gafas de sol; de hecho, en el mercado pueden encontrarse modelos para bebés muy pequeños. No obstante, puede ser difícil conseguir que no se las quiten. En ese sentido, a partir de los dos años y medio ya pueden tener más conciencia de que es algo que tienen que llevar puesto y, habitualmente, ya no se las retirarán.
¿Tienen más riesgo los niños de ojos claros?
Las personas de ojos claros tienen una sensibilidad especial a la luz, ya que la pupila no frena totalmente la entrada de esa fuente luminosa, lo que ocasiona más molestias. Así, tal como apunta la oftalmóloga, aunque todas las personas que se exponen al sol de forma prolongada y de forma directa corren el peligro de desarrollar problemas oculares, los que tienen ojos claros tienen más probabilidades, ya que poseen menos capacidad para filtrar la luz solar.
“En consecuencia, el uso de gafas de sol desde la infancia sería más que adecuado en el caso de niños pequeños de ojos claros”, recalca la experta. Si el niño se las quita o está incómodo con ellas, su recomendación es alternarlas con sombreros o gorras con visera para que el rostro no permanezca descubierto durante demasiado tiempo.
Cómo elegir las gafas de sol para niños
A la hora de decantarse por unas gafas de sol infantiles hay que tener en cuenta una serie de pautas, según detalla la especialista del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega:
- Sus materiales deben ser de calidad, homologados y testados.
- Han de absorber el 100% de la radiación ultravioleta (UV).
- Tienen que llevar el sello de Conformidad Europea (CE), este es el estándar mínimo de calidad que garantiza la superación de pruebas de laboratorio, tales como la capacidad para filtrar la luz visible y los rayos ultravioleta.
- La montura debe resultar cómoda para el niño (no se debe elegir solo por cuestiones estéticas).
- El filtro de los cristales debe seleccionarse, según el tipo de luz que discriminen, y la categoría de los cristales, teniendo en cuenta la luz que permite pasar (dependiendo de la categoría del filtro y del color de la lente ayudarán más o menos a filtrar la luz visible).
- Es aconsejable tener en cuenta el uso que se le va a dar para elegir el material de la montura y de los cristales que mejor se adapte a las necesidades concretas de ese niño.
¿Qué riesgos corren los niños sin adecuada protección solar?
“Los niños son aun más susceptibles que los adultos a la exposición solar y al daño derivado de los rayos ultravioleta”, advierte la oftalmóloga. Así, por ejemplo, los rayos ultravioleta pueden penetrar en el ojo, incrementando la probabilidad de padecer problemas y afecciones oculares en edades posteriores, tales como la degeneración macular o las cataratas. “Además, la radiación solar puede producir quemaduras en la córnea, la conjuntiva y la retina”, puntualiza.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es el daño que puede ocasionar el uso de gafas de sol no homologadas, situación que se produce a cualquier edad. “De hecho, los mareos, la visión doble o el dolor de cabeza son algunos de los síntomas que pueden provocar las lentes de mala calidad”, comenta la Dra. Lucía Fernández-Vega.