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aprender a gestionar el aburrimiento de los ni os© AdobeStock

Psicología

Claves para gestionar el aburrimiento de tus hijos y hacerlo divertido

Según los expertos, que un niño se aburra no es malo, sino más bien, debe normalizarse y convertirlo en algo positivo buscando que se gestione de igual forma que en un adulto.


10 de agosto de 2022 - 10:39 CEST

El aburrimiento siempre ha existido, no es algo nuevo. Sin embargo, actualmente, quizás como consecuencia del ritmo de vida que llevamos,  nos cuesta mucho gestionarlo . Tanto a nosotros, los adultos, como a los más pequeños, a los que muchas veces no les damos la oportunidad de experimentarlo. Sin embargo, afirman los expertos, “el aburrimiento es importante porque nos ayuda a detectar aquellas actividades o inercias vitales con las que no estamos satisfechos”. Así nos lo comenta Gema Fuentes, psicóloga de los Centros Crece Bien, pionera en la enseñanza y el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y Aprendizaje: debemos normalizar el aburrimiento en la infancia y aprender a gestionar el propio como adultos. Una vez aceptado, además, podremos ser capaces de utilizarlo de una manera positiva, ¿quieres saber cómo?

El aburrimiento, qué es y cómo lo percibimos

El aburrimiento, nos explica la psicóloga, “es un estado del ánimo originado por falta de estímulo por una molestia reiterada”. Es cierto que siempre ha existido, pero actualmente apenas dejamos que se manifieste. La razón no es otra, nos dice, que la molestia: el aburrimiento nos molesta, huimos de él. “El aburrimiento es una emoción que no nos gusta, pese a que nos ayuda a encontrar nuevos intereses, retos y caminos en la vida”, nos apunta. Por tanto, puede llegar a ser positivo.

  • Nos ayuda, como hemos visto, a identificar nuevos intereses que anteriormente no percibíamos.
  • Nos ayuda también a diferenciar entre lo que nos gusta y lo que no. Por ejemplo, si nuestro hijo está jugando a un juego de mesa y se aburre, pero con otro se emociona, él mismo habrá identificado qué tipo de actividad no le gusta y cuál prefiere. Si no le damos esa primera oportunidad, ¿cómo sabemos lo que no les gusta?

Así, “el aburrimiento se convierte en detector de intereses o inercias con las que nos sentimos cómodos y nos ayuda a visibilizar las que sí encajan y las que no”, algo muy importante, sobre todo, durante la infancia, donde desarrollamos muchos de nuestros gustos.

Aceptar el aburrimiento es clave

El primer paso para conseguir convertir el aburrimiento en algo positivo que, al fin y al cabo, es lo que buscamos, es aceptarlo. Y, en verano, tenemos una ventana de oportunidad importante. “A lo largo del curso encontramos a muchos niños con  exceso de actividades extraescolares  y cargados con deberes”, nos explica la psicóloga. En estos meses, sin embargo, “vemos las consecuencias de ese exceso de actividades sostenido en el tiempo: tenemos más horas libres y, de repente, aparece el aburrimiento”. Los niños no están acostumbrados a gestionarlo, “por lo que se enfadan si no hacen algo, convirtiendo el aburrimiento en algo casi revolucionario”.

Si lo analizamos bien, nos explica la experta, “cuando los niños se aburren demandan la atención de sus adultos de referencia”. Unos adultos que no tienen tanto tiempo libre como ellos y que, cuando llegan a casa, tienen que terminar las tareas domésticas pendientes en muchos casos, con lo que buscamos formas de que el niño no se aburra, “pues nos sentimos culpables”. La situación habitual es “no aceptar este aburrimiento y optar por el uso de pantallas”, nos dice. Sin embargo, la clave, en su opinión, “está en entender poco a poco ese aburrimiento y trabajarlo como una emoción más que debemos aceptar y afrontar de forma constructiva, demostrándole al niño que tiene sus beneficios”.

Consejos para gestionar el aburrimiento

Está claro que no es fácil ver el aburrimiento como algo positivo, pero con estos pequeños consejos que nos ofrece nuestra experta, podemos llegar a conseguir que se traduzca en la puerta hacia una actividad lúdica, creativa y el descubrimiento de nuevos intereses:

  1. Diversidad y no precipitarse: a menudo, buscamos la solución fácil y rápida para todo, ahí están las pantallas. Pero también lo hacemos, “cuando le decimos a nuestro hijo cómo puede no aburrirse”. La clave, en este caso, está en animarle a que pruebe diferentes actividades y que él mismo descubra cuál le entretiene más y más tiempo.
  2. Crear un mural de ideas. Para confeccionarlo, nos explica la psicóloga, “debemos escoger una cartulina grande en la que pediremos a los más pequeños que nos digan las actividades que más les gusta realizar cuando están en casa”. Una especie de lluvia de ideas para que, cuando estén aburridos, recurran a ese mural y decidan qué actividad les apetece. De esta forma, comenzarán a gestionar su propio aburrimiento.
  3. Libertad en el juego: antiguamente, los niños jugaban en la calle, sin la supervisión continuada de un adulto. Los niños de hoy en día, por el contrario, viven permanentemente bajo nuestra mirada. Hay que encontrar el equilibrio y, “aunque es importante estar presentes en su día a día y asegurar su protección, también hay que fomentar espacios y momentos para que tengan juego libre y desarrollen su autonomía, gestionen su aburrimiento”.