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Juegos infantiles

¿Los niños deberían jugar con muñecas y las niñas con coches?

¿Hasta qué punto es beneficioso dirigir el juego de los niños? Los expertos aseguran que lo mejor para que se puedan expresar como son es no influirles, ‘dejarles ser’ y que la espontaneidad sea la base de sus juegos.


9 de agosto de 2022 - 15:07 CEST

Aunque nos parezca normal que los niños y niñas tengan temas o actividades de juego diferentes, es importante preguntarnos, ¿cómo influye el medio que rodea al pequeño en dichas diferencias? ¿Los padres o los educadores deben cambiar el patrón de juego para ir guiándoles? ¿El rol de género que los niños imitan está influenciado por los valores sociales y culturales de la familia? ¿Los comportamientos y actitudes basados en estereotipos de géneros se manifiestan cuando los niños juegan?

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Para contestar a todas estas y más cuestiones acerca del juego y su repercusión en el rol de género , hemos hablado con la psicóloga infantil Diana C. Jiménez, experta en Disciplina Positiva (@infanciaenpositivo). Por tanto, si el juego influye en la educación en igualdad de los niños desde su primera infancia, ¿debemos ofrecer a los niños muñecas y a las niñas coches? “En realidad ‘no es necesario’. No necesitan jugar con muñecas igual que no necesitan jugar con otro tipo de juguetes (camiones, armas, herramientas…). Lo único que necesitan, ¡y mucho!… es jugar. Ya sea juego libre, juego simbólico, juego estructurado… Y para ello, necesitan tener a su alcance todo lo que hay a su alrededor y que forme parte de la vida. Pueden ser muñecas, si el niño/a quiere jugar con ellas. La intención y el motivo también son importantes”, asegura la experta.

La importancia del juego, sea el que sea

El juego es la forma en la que se introduce el niño en la sociedad, permite sus primeros contactos sociales, es su forma de expresión y comunicación, e incluso, gracias a este son capaces de crear sus primeros vínculos afectivos, expresar emociones, comenzar a construir su autoestima… No hay que olvidar que el principal protagonista en el juego es el niño, por tanto, el papel del adulto debe ser el de acompañar y compartir el tiempo con el pequeño, siempre dando lugar a la espontaneidad.

“No deberíamos forzar nunca, ni tampoco condicionar, ni hacia un lado ni hacia otro. ¿Por qué no pueden ellos solos escoger con qué jugar? Como padres podemos averiguar la motivación y el sentimiento detrás de la elección: ¿por qué juega con coches y no quiere jugar con muñecas?, ¿por qué elige las muñecas, pero lo hace a escondidas?, ¿por qué elige los coches cuando en realidad prefiere muñecas?, ¿por qué les regalamos un juguete y no otro?”, cuestiona la psicóloga infantil. “No les hace ningún bien que ‘condicionemos’ su juego, ni en un sentido ni en otro. Un niño o una niña debe jugar con lo que quiera jugar y los padres serán los encargados de supervisar y valorar qué le lleva a hacer una elección u otra”, afirma.

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No es más relevante el juguete que el juego en sí

“Esto que voy a decir puede que, como padres, que nos asuste un poco… Pero un niño puede jugar con una muñeca para desarrollar su sentimiento de cuidado, protección, maternidad… Pero también puede mostrar otras inclinaciones no tan ‘aceptadas socialmente’. A través del juego, los niños exploran y expresan. Tanto emociones y sentimientos, como fantasías positivas y no tan positivas”, explica la psicóloga.

El ambiente que se debe crear a la hora de jugar debe ser relajado, calmado, acogedor y seguro, donde, por supuesto, no haya peligro, y al mismo tiempo, se incite al niño a pasar un tiempo agradable. Se aconseja que siempre se deje actuar al pequeño de forma independiente para que vaya adquiriendo autonomía, a medida que su edad y capacidades se lo permitan y, por supuesto, respetar las preferencias del juego evitando imponerles una situación o una actividad.

La experta nos pone los siguientes ejemplos: “Cuando le compras un juego de diseccionar ranas, por ejemplo, sueles pensar que le influirá de tal forma que querrá ser cirujano, por ejemplo, y ¡no un asesino!, ¿no? Del mismo modo que cuando juega con cuchillos o con pistolas (de juguete). Los padres cuando les compramos juguetes lo hacemos con una intención y con un deseo ‘positivo’. Por eso, es importante tener claro que el juguete no es tan importante si la infancia se desarrolla en un ambiente sano”.

“Dejemos a los niños jugar libres”

Observar cómo es el comportamiento del niño en el juego  nos permitirá conocerlo mejor y saber cuáles son sus mayores motivaciones. Podremos ver si se mantiene concentrado y atento, o si se dispersa en ciertos momentos, si hace un uso correcto del material, si el juego es con compañeros si respeta las ‘reglas’, si es paciente, si es líder o depende de los otros niños…

“Jugar es esencial. No deberíamos dejar de jugar nunca. Hay una frase que dice: ‘No dejamos de jugar porque nos hacemos mayores, sino que nos hacemos mayores cuando dejamos de jugar’. Lo cierto es que nos falta más observación y nos sobra ‘dirección’. Dejemos a los niños jugar libres y las elecciones que hagan nos darán la pista de las necesidades no cubiertas, así como los deseos de búsqueda de pertenencia y reconocimiento”, asegura la psicóloga. “La infancia es pura, no la miremos con ojos adultos para irla dirigiendo hacia donde nosotros queremos. Dejémosles ser”, concluye.