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pies beb © AdobeStock

Salud

Pie equino varo, ¿qué es y cómo tratarlo?

El pie equino varo, más conocido como pie zambo, es una deformidad congénita que se puede diagnosticar en la ecografía de la semana 20 de embarazo, aunque el diagnóstico se confirma tras el nacimiento de forma visual por el especialista. Te contamos qué tipos hay y cuál es el tratamiento más recomendado.


8 de agosto de 2022 - 15:15 CEST

El pie equino varo, también conocido más comúnmente como pie zambo, es una deformidad congénita en la cual el pie o los pies se encuentran girados, es decir, hacia abajo, y mirando hacia adentro. La frecuencia con la que aparece es de 1 por cada mil niños, y el 50% suele ser bilateral (en los dos pies). Para hablar de ello y de cuál es el tratamiento más recomendado hemos consultado al doctor Juanjo López, traumatólogo especialista en traumatología infantil y deportiva, y médico del tenista Carlos Alcaraz. “El pie equino varo lo conforman cuatro deformidades. Es un pie equino varo, cavo y aducto, y es una deformidad congénita. La principal deformidad y la que está en todos los pies zambos es el equino, que es acortamiento del Tendón de Aquiles”, nos cuenta el doctor. “La causa se desconoce, pero se asocia a factores hederitarios, es decir, en familias que existe algún miembro con pie zambo hay mayor probabilidad de tener un hijo con pie zambo, sobre todo, si los pies afectados son los dos (bilateral). Otro factor de riesgo es al tabaquismo, y es que hay estudios los asocian que los asocian a un mayor riesgo de pie zambo, siendo también más frecuente en el sexo masculino”, detalla, aunque también advierte que “hay casos en los que la madre no ha fumado nunca, no hay casos en la familia y el niño nace con pie zambo”.

Tipos de pie zambo que existen

Al tratarse de una deformidad congénita, el pie equino varo se presenta desde el nacimiento y según los estudios, se muestra con los tendones de la cara posterior e interna de la pierna más densos y con mayor rigidez. Todo ello provoca que se desencadenen deformidades progresivas en el feto a lo largo del embarazo.

Su diagnóstico suele ser posible gracias a la ecografía que se realiza en la semana 20 de gestación y se confirma tras el nacimiento, de forma visual, debido a que no es posible que el bebé mantenga una posición normal del pie. Según nos cuenta el Dr. López, existen dos tipos: “El pie zambo, como tal, es un pie donde hay distintos grados de severidad, pero siempre se caracteriza por tener el acortamiento del Tendón de Aquiles, es decir, por ser un pie equino. Los hay muy rígidos y deformados, y otros más leves. El pie zambo congénito estructurado, es un pie rígido que necesita tratamiento, siendo el mejor tratamiento según la evidencia científica el método Ponseti”. Y continúa: “Después está el pie zambo postural o posicional, que son aquellos pies con una deformidad leve que se producen en aquellos casos de madres primerizas con el útero más pequeño, partos gemelares o bien porque el bebé es grande y los pies adquieren esta postura en el útero por falta espacio produciéndose una leve deformidad tras el nacimiento, pero no necesitan tratamiento habitualmente, ya que suelen ser reversibles”.

Pie equino varo© Cortesía del Dr. Juanjo López

¿Cómo tratar el pie equino varo?

Se recomienda que el tratamiento se realice cuanto antes mejor para obtener mejores resultados, es decir, los expertos aconsejan comenzar desde los primeros días de vida  una vez diagnosticado por un traumatólogo infantil, previamente derivado por el pediatra. El tratamiento más clásico y antiguo es el realizado con cirugías “con regulares resultados”, afirma el doctor. Existen otros tratamientos que “provienen de la escuela francesa que consisten en estiramientos diarios, con vendajes…”, nos explica. “Pero el tratamiento mundialmente reconocido y con mejores resultados es el método Ponseti”, asegura.

En primer lugar, el doctor advierte que este tratamiento “debe ser realizado por profesionales con experiencia porque son casos que si no se corrigen bien pueden dejar deformidades de por vida a los niños. Con un tratamiento inadecuado, los niños pueden desarrollar una minusvalía para el resto de su vida o unos problemas en los pies que necesiten de muchas cirugías, algo que a la larga nunca es bueno”.

El método Ponseti es un tratamiento que ideado por el doctor mallorquín Ignacio Ponseti, fallecido en 2009, y que según el Dr. López: “Ha demostrado ser el menos recidivante, es decir, el que menos casos de reaparición de la deformidad ha presentado y con el que los niños apenas necesitan cirugías. El tratamiento dependerá de la severidad, así como la reaparición de las deformidades, por eso, es muy importante cumplir correctamente con las pautas de dicho método”.

¿En qué consiste el método Ponseti?

Este tratamiento consiste en una serie manipulaciones suaves con la finalidad de obtener la mejor alineación posible, manteniendo esa posición con un vendaje de yeso. “Primero corregimos el cavo, después vamos corrigendo el varo y aducto (con varios yesos), y después se corrige el equino, que es el acortamiento del tendón de Aquiles. Esa corrección se hace con una pequeña cirugía donde se realiza un corte en dicho tendón que después se vuelve a pegar y, con esto, conseguimos que el pie no esté hacia abajo, es decir, no esté en equino, sino que se adquiera su longitud normal”, indica el doctor. “Esta cirugía se puede hacer en quirófano con anestesia general, pero lo más extendido hoy en día es hacerlo con anestesia local para evitar someter al niño a anestesia general con posibles repercusiones a nivel neurológico”, señala.

Tras la intervención, será necesario volver a colocar otra escayola durante unas tres semanas más, debido a la tendencia a reproducirse de la deformidad. “Una vez que quitamos la última escayola, el método Ponseti se mantiene, aproximadamente, hasta los 4 años, durante los cuáles el niño debe llevar unos aparatos, que son unas botas con una barra que las une, y que mantienen los pies en la postura correcta”.

El Dr. López, nos cuenta que hay casos en los que las revisiones deben ser más estrechas porque algunos pies vuelven a presentar las deformidades. “Los pies que vuelven a presentar esta deformidad pueden deberse a varios motivos: el pie presenta una gran severidad, el tratamiento no ha sido correcto, o bien, la familia no ha cumplido de forma estricta el uso de las botas de corrección. Y es que el niño debe dormir con las férulas hasta los 4 años”. Pero al mismo tiempo el doctor asegura que “en casos en los que los papás han realizado el tratamiento de forma muy reglada los resultados son muy buenos”.

El doctor finaliza insistiendo en la relevancia a la hora de elegir a los doctores que vayan a tratar a sus hijos. Deben ser “traumatólogos especializados en pie zambo y avalados por la Asociación Ponseti España (APE). Se aconseja que los padres busquen traumatólogos que tengan experiencia en pies con deformidades más severas, en cirugías de pie zambo, para poder enfrentarse a todos los casos”, aconseja. Y, concluye poniendo el siguiente ejemplo: “Jon Rahm, golfista español, número 2 actual en el mundo, tuvo un pie zambo en su pie derecho. Con esto quiero decir que se puede ser deportista de alto nivel a pesar de tener pies zambos, y señalar que los niños con pies zambos corregidos hacen una vida tanto laboral como deportiva totalmente perfecta, sin ningún tipo de problema”.

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