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cuidados clave del posparto© Istock

Postparto

Estos son los cuidados clave para superar el postparto con éxito

Al llegar a casa, las dudas que nos surgen en torno al cuidado de nuestro bebé son infinitas, pero también las preguntas que nos hacemos en cuanto a saber cómo atender nuestro propio puerperio.


4 de agosto de 2022 - 17:32 CEST

El postparto es lo que comienza justo después de dar a luz. En el hospital, casi no reparamos en él. Pero al llegar a casa, se nos cae encima de repente, sin avisar. Estos primeros días con nuestra recién estrenada familia y la ‘resaca’ del parto  se conocen con el nombre de     puerperio   y puede llegar a complicarse. Por ello, si queremos llevarlo de la mejor manera posible, los cuidados que debemos tener en cuenta son muchos. Y es que, como nos explica la Dra. Puy Sánchez, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela (Madrid), “en este momento se desarrollan simultáneamente multitud de cambios en la mujer con la finalidad de volver, de una manera gradual, al estado previo al embarazo y establecer, además,  la lactancia ”. Con ella hemos querido hablar de las patologías más frecuentes que se encuentran en Urgencias y cómo podemos evitar estos problemas.

A modo de resumen, todos  los cuidados puerperales son importantes , pero lo que debemos observar estas primeras semanas tras el parto, nos enumera la doctora es:

  • Un sangrado o hemorragia mayor de la habitual.
  • La fiebre.
  • Mal olor en los loquios.
  • Dolor importante en alguna zona implicada en el parto.

En estos casos, “se debe acudir a un especialista para descartar complicaciones que pueden llegar incluso al posparto tardío”. Y te contamos por qué es importante atender a esta sintomatología.

Patología de la lactancia, la más frecuente

Las ventajas de la lactancia materna son de sobra conocidas, tanto para el lactante como para la madre. Pero esta ha de estar bien establecida, pues es habitual que se presenten dificultades y, por tanto, no tenga el éxito esperado. Por ello, nos dice la doctora, “lo importante es promoverla de la manera más precoz posible, con una técnica correcta para evitar la formación de grietas y la consiguiente infección”. Esta es precisamente una de las complicaciones más frecuentes durante el puerperio. Se manifiestan “con dolor y sangrado en el pezón de la madre durante las tomas y pueden ser la puerta de entrada a una mastitis”.

  1. La mastitis puerperal es la infección de la mama lactante y se manifiesta con “dolor, enrojecimiento, tumoración, fiebre y cambios en la analítica sanguínea”, nos explica. Se produce en torno a un 2% a 5% de las puérperas y requiere tratamiento médico: antiinflamatorios y antibióticos. “Si llega a complicarse con un absceso, tenemos que hablar ya de un tratamiento quirúrgico”, nos dice.
  2. Otra complicación de la lactancia materna es lo que conocemos como ingurgitación mamaria, “que se manifiesta con dolor y tensión mamaria muy intensa, generalmente dentro de las 24 o 48 horas tras la aparición del calostro, es decir, en la primera secreción láctea”. Para su tratamiento, nos dice, necesitaremos compresión, calor húmedo local, vaciado de la mama de forma natural (si no es posible, de forma mecánica) y la administración de antiinflamatorios”.

Cuidados clave: lo más importante es su prevención, con una higiene del pezón antes y después de la toma, además de vigilar el enganche y la postura del bebé mientras mama. Si es necesario, se acudirá a una consulta específica de lactancia materna.

Infección puerperal, otro ‘gran clásico’

La infección puerperal es una complicación obstétrica frecuente y, según nos explica la doctora, “la importancia de este tipo de infecciones hace que se requiera un diagnóstico rápido, un tratamiento antibiótico y, ocasionalmente, quirúrgico”. El síntoma más frecuente de este tipo de infecciones es la fiebre, con una temperatura igual o superior a los 38°C, al menos durante dos días y siempre entre el segundo y décimo día tras el parto. Por ello, tomarse la temperatura es uno de los cuidados que no debes pasar por alto.

Consiste en una inflamación séptica, que puede ser localizada o generalizada y como consecuencia de las heridas que se producen durante el parto en el aparato genital. Las causas pueden ser:

  • Genitales: endometriosis, infección de la episiotomía o de la herida de la cesárea, mastitis o una trombosis pélvica séptica.
  • Extragenitales, entre las que se encuentran la pielonefritis (infección urinaria) o las complicaciones respiratorias.

El diagnóstico se realiza por la presencia, como hemos dicho, de fiebre, pero también por la aparición de “un dolor uterino intenso en la exploración, loquios malolientes y alteraciones analíticas”, nos explica la doctora. De ahí que se requiera una exploración, analítica y ecografía que, además, “nos ayudará a descartar la presencia de restos del parto y realizar un buen diagnóstico”.

Así, en el caso de observar este cuadro de fiebre, tendrás que ver:

  • Si existe una inflamación local del aparato genital, dolor, enrojecimiento y edema, seguramente estemos ante una infección de la episiotomía, algo “poco frecuente”, nos explica la doctora, “pero que requiere curas locales y antibióticos”.

Cuidados clave: limpieza diaria de la episiotomía con agua y jabón e intentar mantener la herida seca. Además, nos recuerda la experta, “después de cada deposición también se debe realizar esta limpieza”.

  • Si durante la exploración, además de lo anterior, se aprecian restos del parto, “habría que realizar además un legrado uterino para vaciar el útero por completo”.
  • En el caso de haber sufrido una cesárea, si se aprecian los síntomas anteriores en la cicatriz, podemos estar ante una infección de la herida quirúrgica, “algo también poco frecuente que, fundamentalmente, se debe a gérmenes”, necesitaremos “o bien un antibiótico o bien un desbridamiento quirúrgico”.

Cuidados clave: se debe lavar la herida con agua y jabón diariamente e intentar mantener seca esta zona después de la limpieza.

Hemorrágica puerperal, la que más temor infunde

Con respecto a la conocida como hemorragia tardía, después de las primeras 24 horas hasta las seis semanas, es importante saber que durante la cuarentena “es normal tener algún tipo de sangrado vaginal, ya que el útero debe eliminar los restos de sangre y materiales que han quedado ahí tras el parto (loquios)”, nos explica la doctora. Los primeros días suele ser un sangrado más rojo y abundante, y después suele tornarse más oscuro y escaso.

Sin embargo, nos advierte, “las hemorragias más intensas de lo habitual, con mal olor y con coágulos de tamaño considerable deben ser motivo de alarma y hay que acudir al obstetra para que valore la situación y descarte la atonía uterina tardía o la existencia de algún resto placentario o algún desgarro en el canal del parto que son las causas más frecuentes de hemorragia puerperal tardía”.

Este problema, constituye, nos dice la doctora, “una de las principales causas de la muerte de la madre” y se diferencia entre:

  • Hemorragia postparto precoz, que aparece en las 24 horas tras el nacimiento. Su causa más frecuente es la atonía uterina, que se produce tras el alumbramiento, porque el útero no se contrae adecuadamente y requiere medidas rápidas por el equipo de ginecología.
  • Hemorragia postparto tardía, desde la fecha anterior hasta las siguientes seis semanas.

Aunque algunas de las hemorragias se pueden prevenir, en la mayoría de las ocasiones ocurren de forma inesperada en pacientes sin factores de riesgo.

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