La música es fundamental para muchos de nosotros. La necesitamos para motivarnos y realizar nuestra actividad deportiva diaria , muchos no sabemos conducir sin ella y algunos prefieren ponerse los cascos y trabajar con ella, si no, no se concentran. Para los niños, la música quizás no es indispensable, pero sí recomendable: contribuye a su desarrollo cerebral y les aporta muchos beneficios, como mejorar su concentración, estimular su imaginación y desarrollar la motricidad fina y la coordinación.
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Para ello, no vale solo con escucharla, es mejor aprender a tocarla. Así nos lo confirma Rhona Anne Dick, pedagoga, educadora y directora de Experiencia de Aprendizaje de Lingokids. Con ella hemos querido hablar para que nos cuente qué beneficios tiene incluir un instrumento musical en la educación de nuestros hijos (sobre todo, de cara a septiembre) y de cómo podemos elegir el instrumento más adecuado.
¿Por qué es positivo que nuestros hijos aprendan a tocar un instrumento?
Según un estudio realizado por el Instituto del Cerebro y la Creatividad (BCI), realizado durante cinco años, nos dice la experta, “el entrenamiento musical desarrolla más rápidamente la vía auditiva del cerebro”. Esto se traduce, nos explica, “en una mejora significativa de las habilidades de lectura y habla”. Además, muchos otros estudios han demostrado que los niños entrenados musicalmente “tienen un mayor volumen de materia gris en las regiones auditiva, motora y visual-espacial del cerebro”. Por último, otros muchos estudios destacan que “los niños con formación musical tienen un coeficiente intelectual ligeramente superior al de aquellos que no han tenido este tipo de formación”.
Una evidencia científica que nos habla de las ventajas de incluir un instrumento musical en la educación de nuestros hijos, tanto académicas como de las habilidades blandas. Entre ellas:
- Contribuye a trabajar las habilidades motoras finas y gruesas.
- Apoya también el desarrollo sensorial.
- Mejora la coordinación mano-ojo de los más pequeños.
- Fomenta el trabajo en equipo durante las actuaciones en grupo, además de que aprenden a respetar y escuchar a los demás. Aprenden a sentirse cómodos tocando en público.
- Les ofrece una sensación de logro cada vez que dominan una pieza musical.
- Crea un sentido de responsabilidad y disciplina al practicar cada día.
- Y, por último, reciben una gratificación retardada. Esto es, nos dice la experta, “una forma de que comprendan que se necesita tiempo para dominar un instrumento o cualquier otro material”.
A nivel académico, existen también otros beneficios de aprender a tocar un instrumento que se relacionan directamente con el desarrollo del lenguaje y de la comunicación. Según un estudio realizado en 2016 en Pekín, nos dice la experta, “los niños con clases de música eran mucho mejores a la hora de distinguir palabras que se diferenciaban por una sola consonante que los niños sin formación musical”. Además, en cuanto al bienestar del niño de manera global, “se ha demostrado que existe una fuerte correlación entre tocar un instrumento musical y el alivio del estrés”.
Música para aliviar el estrés de los más pequeños
Utilizar la música como medio para disminuir el nivel de estrés de las personas es lo que se conoce o, al menos, es lo que se consigue con la musicoterapia, muy popular en todo el mundo tanto para los niños como para los adultos. Por ello, merece una mención aparte dentro de todos los beneficios que conllevan los instrumentos musicales.
A menudo, nos cuenta la experta, “la musicoterapia se utiliza como tratamiento para ayudar a los problemas físicos, mentales, psicológicos, de desarrollo, de comportamiento o sociales de los más pequeños”. Para ello, debe existir un uso regular de los instrumentos musicales, ya sea de forma privada, en clases de música o a través de sesiones de musicoterapia. Por ejemplo, “los niños con trastornos sociales o emocionales, así como retrasos en el desarrollo, pueden aprender a compartir o expresar sus emociones tocando instrumentos en sesiones de grupo”, nos dice la experta. Así, la música no solo tiene impacto en su desarrollo, sino también en su felicidad, pues “es naturalmente calmante y alegre, con lo que nos encontramos ante un método de intervención basado en el éxito”.
Cómo elegir el instrumento más adecuado para tu hijo
“Cualquier instrumento puede ser beneficioso si es accesible y está a mano”, nos dice la experta. Aunque alguno de ellos, es cierto, puede tener unos beneficios ligeramente diferentes a los que tienen en general todos ellos. Así:
- El piano es una opción popular y recomendable, ya que, tanto el niño como el maestro pueden tocar juntos sin necesidad de comunicación verbal. Además, permite una gran creatividad y la capacidad de expresar estados de ánimo y emociones a través de la melodía y el ritmo.
- Las guitarras y los ukeleles también son buenas opciones a la hora de expresar emociones.
- Los instrumentos de percusión, como la batería, tienen una gran ventaja, ya que pueden ser utilizados por niños de cualquier edad y son más fáciles de tocar que los instrumentos melódicos, como son la guitarra o el piano.
- Los tambores, aunque nos den dolor de cabeza a los adultos, son una excelente fuente de alivio del estrés, ya que se pueden golpear con fuerza y rapidez, “lo que puede aliviar la ira reprimida y liberar las emociones negativas, la ansiedad y la frustración acumuladas”. Además, pueden utilizarse como herramienta para desarrollar habilidades sociales.
Por último, nos recuerda la experta que “los instrumentos en versiones digitales o tecnológicas podrían ser una solución razonable si no se tiene acceso a un instrumento musical físico, pues pueden llegar a producir los mismos beneficios que éstos”.