Cualquier momento del verano es bueno para fomentar la imaginación de los más pequeños de la casa. Da igual que estés de viaje en el coche, que hayáis bajado a la piscina o, incluso, que se acerque la hora de irse a la cama. “Todos ellos nos valen para trabajar la creatividad de los niños”, nos explica Anne Clerc-Georgy, doctora en Ciencias de la Educación y profesora especialista en las primeras etapas de la escolarización y el aprendizaje básico, además de asesora de Stelii, empresa líder en audiocuentos interactivos.
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El verano y sus consecuentes vacaciones es una época en la que los niños tienen mucho más tiempo para jugar libremente, no solo porque el curso escolar haya llegado a su fin, sino porque los días son también más largos y el tiempo nos invita a pasar mucho más tiempo fuera de casa, con planes en los que podemos imaginar juegos nuevos. Por ello, nos explica nuestra experta, “es un buen momento para fomentar actividades que les motiven durante estos meses e, incluso, para desarrollar hábitos que puedan durar todo el año, trabajando su imaginación”. Es más, si les prestamos un poco de atención cada día, conseguiremos crear juegos que los alejen de las pantallas, un reto primordial.
Por ello, el objetivo principal de todas las actividades que nos propone la experta es el de fomentar la imaginación, por lo que en todas ellas habrá una parte creativa importante que, además, nos dice:
- Estimula el aprendizaje de los más pequeños.
- Trabaja el vínculo afectivo entre todos los miembros de la familia.
Juegos durante los viajes en coche
El tiempo de viaje, nos dice la experta, sea cual sea el medio de transporte, “es una ventana de oportunidad para hacer juegos mentales con los niños, ya que no pueden moverse durante sus asientos por razones de seguridad”. Algunos de las actividades que nos plantea la experta son:
- Inventar una historia y escuchar todos al narrador.
- A partir de ella, crear finales alternativos por cada uno de los oyentes.
- O elegir un cuento entre todos, mejor si es un audiocuento para que puedan escucharlo todos con comodidad, y comentarlo al final de la historia. En este caso, “se debe evitar hacer preguntas para comprobar el contenido de la historia -eso sería una tarea escolar-, sino que es mejor hablar de lo que han comprendido y apreciado en los personajes o en la propia historia”. Se trata de intercambiar, no de evaluar.
Por cada historia elegida, podéis además trabajar el desarrollo emocional de los más pequeños, “para que los niños aprendan a ponerse en el lugar de los personajes y entender qué sienten y por qué”, nos dice la experta. También podéis hablar entre vosotros de lo que podría haber sucedido de forma diferente o lo que podría pasar después del fin del cuento, “pues la construcción de diversas hipótesis es otra forma de fomentar la imaginación”.
Cada mañana, completar su propio diario
Escribir un diario, para los niños, es como crear un cuento. Además, el cuaderno en el que se pongan con la tarea puede convertirse en su compañero más fiel durante los lugares que visita, con quiénes realiza el recorrido y qué es lo que hace. Podéis proponerle que narre sus aventuras, tanto en los días de vacaciones como en los que pasa en casa.
Además, podemos pedirles que dejen por escrito algún recuerdo de cuando estaban en el colegio, fomentando su memoria, o en algún cumpleaños con sus amigos. “Deja que se exprese a su manera, libremente y sin reglas”. Si en vez de escribirlo, prefiere dibujarlo, es igual de válido.
Jugar con los amigos en la piscina
El verano es un momento en el que desconectamos del colegio, pero no por ello de nuestros amigos. La imaginación también se trabaja socializando, ya sea en el parque o en la piscina, uno de los lugares a los que más les gusta acudir y que nos permite, sin material alguno, trabajar su creatividad. Para ello, nos dice la experta, “una idea interesante es la de crear una historia o aventura, aprender a negociar cómo se vive y escuchar a los demás”. Se divertirán mucho. Pueden, por ejemplo, representar las historias en el agua.
Por la tarde, explorar el entorno
Crear juegos en un entorno natural nos hace escapar de la rutina. Construir una pequeña cabaña con toallas (el proceso de construcción en sí ya trabaja su creatividad) o disfrazarnos para buscar el tesoro escondido pueden ser dos actividades fascinantes. Y es que, salir de casa y de su zona habitual, consigue que los niños fomenten su imaginación, buscando crear actividades e historias totalmente diferentes. Cualquier actividad al aire libre les llenará de energía, por lo que sal con ellos al parque, al campo y a la playa e invítales a que jueguen con lo que encuentren y lleven en la mochila.
Alíate con el momento previo a irse a la cama
En verano, la siesta es un momento de gran tranquilidad y relajación. Está claro que, con estas temperaturas, lo mejor es que los niños estén en casa, resguardados del calor. En el momento previo a ella, “tenemos otra ventana de oportunidad para trabajar su imaginación”. Por eso, es importante que los padres paséis un rato con ellos, buscando el diálogo (porque están tranquilos) y debatir sobre lo que habéis hecho durante el día o vais hacer por la tarde.
Por otro lado, otra muy buena rutina ahora es conectar con ellos antes de acostarse por la noche. Para este momento, lo mejor es leer conjuntamente un cuento, “pues a los niños les suele entusiasmar esta lectura donde ellos eligen la historia”. De nuevo, haciéndole preguntas sobre ella, estimulamos su imaginación. Además, “sus cuerpos se relajan y sus mentes se desahogan”.