“El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y que afecta la interacción social recíproca, la comunicación verbal y no verbal, una resistencia para aceptar el cambio, inflexibilidad del pensamiento, así como poseer campos de interés estrechos y absorbentes”, explican desde la Federación Asperger España.
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Se trata de un trastorno que tiene base genética pero no una causa específica, y se suele manifestar a edades tempranas, por ello, la detección precoz es clave para un mejor pronóstico, así como el establecimiento de un abordaje terapéutico. “Y es por esto que no solo la familia tiene un papel fundamental, sino que maestros y pediatras también tienen mucha importancia a la hora de detectar el síndrome. Para confirmar el diagnóstico es muy importante una evaluación multidisciplinaria, es decir, que incluya varios profesionales: psicólogos, psicopedagogos, pediatras, psiquiatras, y neurólogos. En muchos casos el síndrome de Asperger se detecta más tarde de lo deseado, algunos niños son diagnosticados a partir de los 3 años, pero en la mayoría de los casos se confirma el diagnóstico entre los 5 y los 9 años de edad”, nos cuenta Mariana Capurro Delgado, Psicóloga Infantojuvenil (@permisoparaeducar).
Cómo se detecta: sus síntomas
A pesar de que el síndrome de Asperger es mucho más frecuente que otros tipos de autismos, es “una condición rara y poco conocida tanto para la población en general como incluso para los profesionales”, según nos cuenta la psicóloga, por ello se hace tan complicada su detección. Normalmente son niños muy buenos en las habilidades de memoria y a muchos se les dan muy bien las matemáticas y la ciencia. Por el contrario, “las dificultades más evidentes son principalmente en el área de comunicación y lenguaje. Para ellos es muy difícil entablar conversaciones con personas desconocidas, pedir ayuda cuando la necesitan, o encontrar el interés en según qué temas de conversación, sino que más bien, si tienen interés en algún tema, insisten sobre él. Les cuesta adaptar el lenguaje al contexto en el que se encuentran. Nosotros según con quién estamos y dónde, utilizamos determinadas palabras, y el lenguaje se modifica, con amigos hablamos de una manera, en el trabajo de otra. Pero las personas con el síndrome de Asperger hablan de la misma manera en todos sitios y con todas las personas”.
Por otro lado, les cuesta entender un lenguaje más rebuscado como las metáforas o ironías, cosa que puede generar confusiones para ellos. Y otro de los ámbitos donde presentan dificultades es en el de las relaciones sociales y reciprocidad. “Esto es porque les cuesta descifrar lo que los demás pueden llegar a estar pensando, o sintiendo, y les hace sentirse inseguros. Lo cual no quiere decir que no tengan necesidad de relacionarse, o eviten vincularse con personas del entorno, sino que tienen esta limitación que dificulta las relaciones. Esto también está relacionado con la inflexibilidad mental y conductual, porque la menor capacidad para imaginar, también limitan la creatividad y las posibilidades de juego. Por otra parte, también tienen dificultades para realizar algunas actividades manuales, ya que la coordinación motriz fina y gruesa son partes de esa inflexibilidad comportamental que se evidencia”, nos explica la experta.
Cómo es el día a día de un niño con síndrome de Asperger
Cuanto más conocedor del trastorno sea el entorno y más preparado esté para ello, mejor será la calidad de vida del pequeño. En su día a día, tanto amigos como familiares y personas cercanas que le rodeen “deberán saber las características de este síndrome y deberán tener las herramientas necesarias para acompañar día a día al pequeño en todas sus actividades”, sugiere la psicóloga. Por tanto, deben tener en cuenta todas las dificultades a las que se enfrentan como no entender la comunicación no verbal, que les resulte incómodo el contacto visual, los dobles sentidos… y que “les cuesta ponerse en el lugar de los demás”.
Además, la psicóloga asegura que “el que puedan o no tener una vida ‘normal’ también va ligado a la edad de detección del síndrome. Cuando no son tratados a tiempo, o directamente no son tratados, todas las áreas afectadas potencian sus dificultades, y hay mayor probabilidad de padecer trastornos ansiosos, depresión, bullying, y déficit de interacción social. En cambio, si se consigue un acompañamiento multidisciplinar de manera precoz, pueden llegar a desarrollar un buen futuro”.
A nivel escolar y educacional, lo ideal es un centro específico donde se imparta una educación especial o un centro ordinario que tenga la posibilidad de prestarle ayuda en las áreas que lo necesite, adaptar el programa, etc… “Si pensamos en extraescolares, es importante que sea una actividad estructurada y organizada, donde encuentre la sensibilidad necesaria con su situación, es decir, que los adultos encargados de las actividades, demuestren predisposición y capacidad de ayudarle cuando lo necesite, pero sobre todo es importante tener en cuenta que debe ser una actividad que le motive, y que le guste”.
Consejos para padres de niños Asperger
Estos son algunos consejos que beneficiarán el día a día en el hogar de los pequeños con Asperger, según recomienda la experta:
- Tener unas rutinas bien establecidas, que les den seguridad y autonomía.
- Trabajar la educación emocional, sobre todo, conseguir herramientas para poder tolerar mejor la frustración.
- Conseguir motivarles hacia todo aquello que necesitamos que presenten su atención y encuentren interés.
- El refuerzo positivo cuando observamos que logran alcanzar determinados objetivos.
- Utilizar cuentos, películas, historias y dibujos animados como una herramienta para explicarles situaciones de la vida cotidiana y cómo resolverlas, es una manera muy efectiva de ayudarles, así como, también, explicarles la importancia del contacto visual.
- Otra buena idea para ayudar al niño a que pueda adaptarse socialmente a su entrono es animarle a que imite conductas que ve en otros niños. Que observe conscientemente lo que hacen sus iguales, y eso le dará la pista de saber cómo actuar ante determinadas situaciones, facilitando así su interacción y sus relaciones sociales.
Y, en la misma línea del último consejo, la psicóloga también recomienda enseñarles las llamadas ‘frases de seguridad’: “Se trata de enseñarle frases como estrategia para utilizar en las situaciones en las que no se siente cómodo, como, por ejemplo: ‘Disculpa, pero no entiendo lo que me quieres decir’, o, ‘No estoy seguro de esto’”.