Uno de los temas que más controversia genera en el mundo de la pediatría son las infusiones para bebés. Desde hace miles de años se conoce la existencia de plantas que contienen sustancias con una acción medicinal que, para según qué casos, pueden ser muy beneficiosas.
Para los adultos, no hay duda de que las infusiones tienen propiedades muy ventajosas para la salud y que se toman para aliviar diversos síntomas. Desde problemas gástricos, para depurar el organismo, contra la retención de líquidos, hasta podemos encontrar algunas plantas que ayudan a conciliar el sueño o calmar la ansiedad y el estrés. Pero, ¿cuáles son los efectos que tienen en los bebés? “Existen muchos tipos de infusiones en función de la cultura y las tradiciones locales. A su vez existen múltiples combinaciones de variedades de plantas para la preparación de las mismas (semillas de hinojo, “agua de gripe”, anís estrellado...). Durante el proceso de cocción se liberan una serie de principios activos que producen efectos corporales variados. Para los adultos esos efectos pueden ser beneficiosos, pero en los niños pequeños algunas infusiones pueden llegar a ser perjudiciales. Aunque tradicionalmente su uso en la edad pediátrica ha sido habitual, existen casos de intoxicación reportados incluso a dosis consideradas como terapéuticas”, nos comenta el doctor Francisco Recio, pediatra del Centro de Salud Mar Báltico de Madrid y divulgador pediátrico en @frpediatria.
Esto es así debido a que “el tubo digestivo y los riñones del bebé son inmaduros y pueden no estar preparados para filtrar adecuadamente todos los metabolitos que se pueden ingerir en una infusión y llegar a sufrir daños indeseados”, añade el doctor. Además, uno de los grandes problemas de estos productos es que “muchos de los remedios homeopáticos no informan de todos los ingredientes activos que contienen y se han llegado a encontrar sustancias potencialmente tóxicas como el etanol y propanol”, sostiene.
Las consecuencias de las infusiones en los bebés
Las infusiones no tienen ningún valor alimenticio así que sustituir una toma ya sea de leche materna o de biberón, hecho con leche de fórmula, por una de estas infusiones se traducirá en una toma menos para el bebé. Asimismo, a la ingesta de estos productos hay que añadir otra de las costumbres nada recomendables que es endulzarlos. “Hay que tener en cuenta que la mayoría de infusiones no tienen una palatabilidad agradable para los niños por lo que es habitual añadir azúcar, costumbre que es mejor evitar”, recomienda. La miel es otro de los edulcorantes que suelen añadirse en las infusiones que además de provocar caries, al igual que el azúcar, puede transmitir alguna infección intestinal al bebé ya que su consumo no se recomienda hasta mínimo los 3 años.
Entonces, ¿cuáles son las consecuencias de que nuestro bebé tome infusiones? El Dr. Recio nos responde que “siempre dependerá de las plantas y hierbas que se utilicen, de la frecuencia y cantidades en la que se tomen, así como la edad del niño”. Y nos explica: “En el caso del anís estrellado puede provocar intoxicaciones graves con síntomas como irritabilidad, temblores, movimientos anómalos y vómitos. Otro ejemplo son las infusiones que contienen teína que pueden provocar excitación en el niño y, si se consumen con frecuencia y en grandes cantidades, incluso anemia”, advierte.
No es extraño que en las típicas “canastillas” de regalo que se hacen a las embarazadas vengan algunos de estos sobrecitos de infusiones, es más, a día de hoy podemos encontrarlas en la sección de bebés de cualquier supermercado, ¿por qué ocurre esto si no están recomendadas por los profesionales? “El cólico del lactante y otras patologías similares provocan un gran estrés en los progenitores por lo que es habitual recurrir a métodos que prometen ser efectivos en la resolución de este tipo de patologías. Todos los productos homeopáticos y de parafarmarcia comercializados actualmente cumplen los estándares de seguridad requeridos, pero si nos centramos en su eficacia es más bien escasa. Por ejemplo, en el caso del cólico del lactante sólo existe evidencia con el uso de probióticos (bacterias propias de la flora intestinal), quedando desaconsejado el uso de remedios homeopáticos, infusiones, cambios dietéticos, leches hidrolizadas o sin lactosa”, nos cuenta el doctor.
¿Qué alternativas tenemos a las infusiones?
Normalmente este tipo de productos se suele utilizar para aliviar los síntomas de cólicos del lactante, posibles gases o malas digestiones de los pequeños, así como para calmar su llanto, cuando están intranquilos, y relajarles. Pero, hay que saber que “muchas de las patologías de los bebés son transitorias y relacionadas con un proceso madurativo por lo que es necesario mantener la calma ya que con el paso del tiempo desaparecen por completo”. Su uso más generalizado es para los casos de cólico de lactante para los que el Dr. Recio nos adelantaba, que solo se ha evidenciado la eficacia del uso de probióticos, “en concreto, con la cepa Lactobacillus reuteri DSM 17938. Es necesaria una dosis diaria de forma prolongada para experimentar mejoría en el número de horas de llanto e irritabilidad”, indica.
Pero existen otras alternativas que también se consideran eficaces y para las que no se requiere la toma de ningún producto. “Cualquier tipo de técnica relajante que pueda calmar al bebé será efectiva como son: el uso del chupete, mecer al bebé, baños tibios, masajear su abdomen, la reproducción de “ruido blanco…”, recomienda el doctor.