Toboganes, rápidos, piscinas de olas... las diversiones de los parques acuáticos son muy atractivas para niños y adolescentes. ¿El problema? Que no siempre son conscientes del riesgo que pueden conllevar si no se cumplen las normas establecidas y si se acercan a ellas sin conciencia de peligro.
El Dr. Valero Sebastián Barberán es pediatra y miembro del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP). A él le hemos preguntado sobre las precauciones básicas para evitar accidentes en este entorno.
Los accidentes más comunes en los parques acuáticos
Los parques acuáticos compiten por ser el que mejores atracciones ofrece a sus usuarios. Esto suele conllevar mayor velocidad y riesgo. Especialmente en la adolescencia es una combinación ‘ganadora’, pues los jóvenes están ansiosos por probar sus límites y por desafiar las normas, siempre que sea posible.
Pero, como todas las actividades acuáticas, pueden conllevar riesgos que conviene conocer y que son susceptibles de provocar accidentes.
- Ahogamientos. Es, sin duda alguna, el más grave de todos. De hecho, los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental entre la población pediátrica y, a través de los medios de comunicación, cada verano nos llegan noticias trágicas en este sentido. Tal como explica el experto, los ahogamientos en los parques acuáticos se producen, principalmente, “por traumatismos craneales tras la caída del tobogán”. Otro de los lugares más peligrosos en este sentido puede ser la piscina de olas gigantes, un recinto que suele congregar a muchos bañistas que son llevados de un lado a otro por las olas. El peligro más grande en los niños es que sean golpeados o que no puedan salir a la superficie.
- Traumatismos. Se suelen producir por caídas, torceduras, contusiones y heridas, ya sea en las mismas atracciones de agua o al desplazarse de un lado a otro del parque.
- Lesiones en la piel. Por quemaduras solares, ante una excesiva exposición al sol o por fricción con los toboganes o elementos similares.
- Golpes de calor. Debido a la exposición prolongada al sol y a las altas temperaturas. Al ser un lugar al que no se suele ir de forma continua, los menores quieren aprovechar al máximo cada minuto en el parque y cuesta mucho que se sienten un rato a la sombra o que no estén durante toda la jornada bajo el sol.
5 medidas a tener muy en cuenta en los parques acuáticos
Afortunadamente, los accidentes en los parques acuáticos no son lo común, pero conviene estar alerta de los riesgos posibles. Estas son las recomendaciones del especialista del Comité de Promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría para evitarlos:
- Conocer las normas de seguridad y las señales de uso del parque. “Se sabe que gran parte de los accidentes se producen por no respetar estas medidas, por ejemplo, las limitaciones por peso y talla para el uso de toboganes”, subraya. ¿Cuál es el resultado? “Puede provocarse un deslizamiento a mayor velocidad y caídas”, explica. Así, hay que acatar las normas del parque y seguir las instrucciones que acompañan a cada atracción. Si un niño no cumple los requisitos, se corre un riesgo cierto dejándolo montar.
- Evitar infecciones. Como en el resto de las piscinas, las aguas están tratadas para eliminar bacterias, pero aun así pueden quedar restos que provoquen gastroenteritis “al ingerir agua o las frecuentes otitis externas”, alerta el Dr. Valero Sebastián. En este sentido, es muy importante recordarle a los niños más pequeños que no deben tragar agua. Igualmente, para evitar bacterias fecales hay que revisar frecuentemente el bañador o el pañal de agua de los bebés, y llevar al aseo cada poco tiempo a los más pequeños. También es importante, como destaca el pediatra, “ducharse antes y después de utilizar las piscinas”.
- Proteger la piel. Lo más probable es que el niño o el adolescente estén expuestos al sol un gran número de horas, por eso hay que proteger su piel con una crema solar de alto índice que se deberá renovar cada cierto tiempo.
- Prevenir los golpes de calor. Para ello es necesario revisar la ingesta de agua, para que sea suficiente y proporcional a las temperaturas del día, teniendo en cuenta, además, que el niño está haciendo ejercicio.
- Usar protectores. En este caso, el pediatra aboga por gafas de agua para proteger los ojos, y zapatillas o escarpines para los pies, que evitarán resbalones y contagios de hongos o similares.
La importancia de vigilar constantemente
Los niños se pueden ahogar en muy poca cantidad de agua, por eso la vigilancia de los menores en un parque acuático debe ser constante. De hecho, en niños muy pequeños, los padres deberían estar siempre a una distancia no superior al brazo en relación a sus hijos. Hay que tener mucho cuidado con distractores como el teléfono móvil, que pueden mantener fuera del foco paterno al niño durante unos instantes cruciales.
Aunque haya socorrista, no hay que confiarse. La responsabilidad del cuidado de los niños recae, en primera instancia, en sus padres o cuidadores responsables. Tampoco hay que relajarse si el niño lleva flotador o salvavidas. La mejor forma de evitar accidentes y problemas es una vigilancia continuada.