Antiguamente, si el bebé era alimentado con leche de fórmula , los pediatras nos decían que podíamos introducir la alimentación complementaria antes de los 6 meses, la barrera que se marca como general para ello. Una recomendación que, aunque aún algunos expertos la mantienen, no ha demostrado que tenga beneficios. El momento más adecuado para hacerlo es una de las grandes preguntas que se hacen los padres y para la que la Dra. María Gascón (@pediatra_de_pueblo), pediatra y asesora de lactancia, nos ayuda a responder: “más que una edad determinada, es preciso que se cumplan una serie de requisitos para saber cuál es el momento idóneo para ello”, nos explica.
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Recomendaciones antiguas vs. actualizadas
Como bien nos explica la pediatra, antiguamente las recomendaciones generales nos indicaban los 4 o 5 meses de la vida de un lactante, alimentado con leche artificial, como el momento idóneo para empezar a incluir los diferentes alimentos. Hasta los 6 meses tenían que llegar los lactantes con leche materna, “siempre que la curva pondoestatural sea satisfactoria con este tipo de lactancia”, es decir, que tuviese una buena ganancia de peso.
Sin embargo, actualmente, “tanto si el bebé es alimentado con el pecho de su madre como con fórmula adaptada, sus necesidades están cubiertas solo con la leche hasta los seis meses 6 de edad”. El bebé no necesita otra cosa.
Dentro de estas recomendaciones actualizadas, se establecen dos límites, nos explica:
- Hasta las 17 semanas, es decir, el inicio del quinto mes, nunca introducir otro alimento diferente a la leche, “debido al riesgo de atragantamiento y por inmadurez digestiva o renal”.
- Antes de cumplir las 26 semanas, es decir, el inicio del séptimo mes, “pues hay un aumento del riesgo de alergias y posibles intolerancias, además de poder darse carencias de vitaminas y minerales”.
Requisitos para empezar con la alimentación complementaria
Antes de decidir si nuestro bebé comenzará con la alimentación complementaria con triturados (purés o papillas), con el Baby Led Weaning (BLW), o mezclando ambos sistemas, debes saber si tu bebé está o no preparado para ello. Las cuatro señales que nos lo dicen son, según nuestra experta:
- Se mantiene sentado con o sin apoyo y con adecuado sostén de la cabeza. Si se hace antes, existe riesgo de atragantamiento. Es preciso que muestre cierta firmeza, no basta con que logre estar sentado unos segundos. Y es que, los hitos motrices, son muy relevantes en todo lo relacionado con la alimentación.
- Existe una buena coordinación llevándose objetos a la boca. Para comer sólidos él mismo, tiene que tener buena coordinación ojos-mano-boca.
- Se ha producido la pérdida del reflejo de extrusión, es decir, intenta sacar de la boca empujando con la lengua lo que le introducimos, ya sea comida o un objeto. Este es un mecanismo que tienen para evitar atragantamientos que desaparece cuando el bebé ya está preparado para llevarse a la boca no solo el biberón o el pecho de su madre.
- Demuestra interés por la comida.
Por último, una duda que surge bastante: no es necesario que tengan dientes para masticar, chafan los alimentos con las encías.
Bebés prematuros, ¿mismas recomendaciones?
Un aspecto que la pediatra nos advierte es la de los bebés prematuros, “para los que no hay recomendaciones claras, si estos han nacido antes de las 37 semanas”, por tanto, habría que individualizar cada caso, teniendo en cuenta: edad gestacional, necesidades nutricionales del bebé, su desarrollo psicomotor y, por otro lado, si tiene o no enfermedades de base.
Y es que, como nos dice, hay que saber que “existe un mayor riesgo de déficits de vitaminas (como la vitamina D) y minerales (como el hierro) en este caso”. De todas formas, “no hay que dar sólidos hasta los 6 meses de edad corregida, es decir, 26 semanas de vida”.
Cómo dar esos primeros pasos en la alimentación complementaria
Antiguamente, nos explica, “se pedía esperar hasta 15 días entre un alimento y el siguiente”, es decir, si nos ponemos a sumar, habría que esperar a los dos años para que, más o menos, tuviese todos los alimentos introducidos. Sin embargo, “actualmente esa inclusión debe ser progresiva, pero siempre de uno en uno y dejando dos o tres días entre un alimento y el siguiente nuevo”.
Por tanto, hay que ir dando pequeñas cantidades e ir aumentando tanto en cantidad como en variedad de forma progresiva, “teniendo en cuenta que la leche sigue siendo la alimentación principal los primeros 12 meses de vida”. Ahora bien, no se debe retrasar la introducción de los sólidos “más allá de los 8 o 9 meses de vida”.