La diferencia entre viajar con niños o sin ellos es notable. Si esperas tumbarte a leer en la playa o a tomar el sol durante horas, vete deshaciéndote de la idea porque te pasarás el día con plena atención a qué hacen y cómo. Tampoco podrás andar y visitar todos los museos de la ciudad que quieres descubrir porque no pueden seguir ese ritmo.
Disfrutar de las vacaciones con hijos parece una locura para la mayoría de personas. Sin embargo, todo cambia si tenemos en cuenta algunos consejos básicos y equilibramos las necesidades de mayores y pequeños.
Disminuir el ritmo
El primer reto que te pongo para un verano maravilloso en familia es ir más despacio. Aunque tú quieras ver y hacer todo lo posible, tus hijos gozarán con una hormiga, una hoja o estando en el parque durante horas. Aprovecha la oportunidad para disfrutar de las pequeñas cosas, ver el mundo a través de sus ojos y maravillarte con sus descubrimientos.
Es decir, reduce tus expectativas. Es mejor que hagáis uno o dos planes al día que llenarlo con muchas actividades diferentes. Terminarás con prisa, frustración por no llegar a todo lo programado y al final, enfadados. Que no se te olvide, con niños menos siempre es más.
Instaurar un horario
Pero claro, ¿qué es lo que más nos gusta cuando llegan las vacaciones? Vivir sin horarios. Muchos padres y madres querríamos despertarnos a las diez de la mañana, comer tarde y acostarnos de madrugada. Esto es lo ideal y empieza a ser posible cuando tus hijos ya tienen más o menos los cinco años.
Mientras, necesitan tener unos horarios fijos, que podemos flexibilizar (un poco) en verano. El sueño es de los aspectos más importantes para el bienestar de tus hijos. Si varios días no duerme siesta, porque en el plan no cabía y se acuesta más tarde de su horario habitual de forma continuada, lo normal es que esté irritado y como diríamos vulgarmente, insoportable.
Por eso, es crucial que respetemos sus siestas y su horario de sueño . Lo mejor es permitirle dormir y ajustarnos a su ritmo. Al cabo de varias semanas, terminará levantándose una hora más tarde y no tan temprano.
Si duermen bien, estarán bien. Es así como disfrutarán de lo que se les proponga, integrarán las normas y todo fluirá mejor. ¿Qué tal funcionas tú cuando no descansas? Pues es lo mismo.
Flexibilidad de tareas
Las vacaciones son momentos de disfrutar en familia y habrá días en que no pase nada por no ducharse o que se os olvide lavaros los dientes. También es importante saber hacer excepciones y vivirlo con tranquilidad.
Sin embargo, las normas y hábitos no deben ser muy diferentes a los habituales porque es lo que produce que tus hijos estén seguros. Los hábitos les ayudan a que la vida se repita y las normas a poder ser ellos mismos dentro de un contexto de seguridad. Solo tú sabes qué es lo mejor para tu familia y que pequeños cambios hacer.
La importancia de saber elegir
Elige unas vacaciones donde tus hijos puedan moverse libremente, donde haya espacios abiertos (campo, playa, montaña…) o donde la casa no sea muy pequeña, será un éxito para toda la familia. Los niños y niñas necesitan el movimiento para explorar la vida y crecer. Es así como su cerebro madura y su pensamiento se ordena.
A veces queremos que estén sentados en un restaurante durante horas, que no se muevan porque molestan o sean menos ruidosos y va en contra de su naturaleza (lo pueden hacer, pero no por mucho tiempo). Planifica actividades en espacios que les permitan jugar y moverse con tranquilidad.
De hecho, no necesitan que hagamos grandes propuestas para las vacaciones o que compremos los mejores juguetes. Permíteles disfrutar con estos “juguetes” y ya verás como se lo pasarán en grande durante horas: agua, tierra, palos, piedras, hojas, pintura, cajas de cartón, muñecos y muñecas, pelotas, telas y libros. Si son un poco más mayores, añade juegos de mesa. Por cierto, aunque sea cómodo para los adultos, no necesitan tablets, móviles o pantallas para jugar.
Dedicarse todo el tiempo posible
Se me ha olvidado decirte qué es lo más importante para que tus hijos estén bien durante las vacaciones. Es algo muy sencillo y que a veces pasamos por alto porque estamos metidos en muchas cosas. Lo más importante para tus hijos eres TÚ, poder estar contigo y disfrutarte. Relájate, baja al suelo, juega, ríete y pasa todo el tiempo que puedas con ellos.
Mi último consejo es que equilibréis planes. Escribid una lista con las cosas que os apetecería hacer durante las vacaciones a cada miembro de la familia. De tal manera que hagáis planes para pequeños y para mayores. Todo lo que tenga agua, animales, movimiento o naturaleza será un éxito para tus hijos.
Es verdad, que cuando son pequeños, la balanza suele estar más inclinada hacia sus necesidades por todo lo que hemos hablado. Sin embargo, no se te olvide que si tú no estás bien, tus hijos tampoco lo estarán.
Tienes que hacer al menos un par de actividades que te ilusionen, te motiven y te apetezcan. Mejor con toda la familia, pero si es algo que está muy fuera del mundo infantil, siempre puedes apoyarte de tu pareja (si la tienes) para irte unas horas a disfrutar. Si no lo haces, acabarás las vacaciones con la sensación de querer volver al trabajo porque te has pasado el verano al servicio de los demás.
En resumen: ve más despacio, reduce expectativas, respeta sus horarios, permíteles que duerman lo que necesitan, mantén hábitos y normas con algunas excepciones, equilibra planes para toda la familia, permíteles moverse, explorar y jugar con las cosas más sencillas. Por último, cuídate tú que eres la persona más importante.
Ah, no se te olvide tomar un helado en familia y felices vacaciones.