La COVID-19 hizo que las cifras de escolarización en niños con edades comprendidas entre los 0 y los 5 años descendiera, y es que, según datos publicados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, en el curso 2020-2021, hubo alrededor de 125.000 alumnos de educación infantil menos que en otros cursos.
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Sin duda la pandemia ha sido un factor determinante en la ausencia de escolarización en edades tempranas durante los últimos años, pero, ¿sabemos realmente la importancia y los beneficios que conlleva llevar a la Escuela Infantil a nuestro hijo antes de los 6 años? “Los niños pequeños son curiosos por naturaleza, les encanta explorar su extorno, y esta es una condición que debe ser aprovechada y amplificada al máximo para facilitar el desarrollo ordenado y constante del cerebro. Los especialistas de educación infantil, que constan de formación y cualificación profesional, pueden maximizar las oportunidades para que los niños pequeños aprendan y desarrollen habilidades esenciales que les proporcionarán una base sólida para el aprendizaje futuro. Por supuesto, muchas de estas habilidades comienzan en casa con los cuidados y el cariño que ofrece el entorno familiar, pero en los centros de educación infantil somos capaces de aplicar conocimientos especializados que permiten exponer a los niños a una amplia gama de oportunidades de aprendizaje”, nos cuenta Emma Overton, directora de educación infantil y primaria en el campus BSB Castelldefels de The British School of Barcelona.
Y, ¿por qué hasta los 6 años?
Para ser sinceros, muchas veces el factor principal que mueve a los padres a escolarizar a sus hijos antes de la edad recomendada de manera oficial (los 6 años), es por ‘necesidad’. La incompetencia de horarios, la imposibilidad de cuidar a los hijos por tener que ir a trabajar, la ausencia de abuelos o familiares que puedan quedarse al cuidado del niño durante la jornada laboral o no poderse permitir pagar un cuidador en casa son algunos de los motivos principales.
Lo cierto es que, si tan beneficiosa es la escolarización de los niños a edades tempranas, ¿por qué no es obligatoria hasta los 6 años? “Muchos estudios demuestran que, en torno a los 6 años, el cerebro de un niño está en su nivel óptimo para empezar a adquirir y comprender ideas más complejas relacionadas con la lectura, la alfabetización y las matemáticas, materias que suelen impartirse dentro de un entorno más formal como es el aula escolar. Pero, es importante que las oportunidades de preescolar preparen a los alumnos para esta próxima etapa de su desarrollo”, explica la experta.
Áreas principales de trabajo en preescolar
La etapa de educación infantil es de igual importancia que la de la primaria por varios motivos, entre ellos, el de fomentar la curiosidad de los niños por aprender. Para desarrollar esta y otras habilidades y destrezas en los pequeños durante estos años, el plan de estudios en los que se basa el aprendizaje, según nos cuenta la educadora, es:
- El área de desarrollo personal, social y emocional, en la que los niños aprenden a trabajar de forma autónoma y a colaborar con otros niños, ganan confianza y seguridad en sí mismos, y aprenden a comprender y respetar los sentimientos y las emociones propias y de los demás.
- El área de comunicación y lenguaje , en la que los niños desarrollan las habilidades para expresarse en un entorno rico en oportunidades de comunicación, donde están expuestos a modelos de lenguaje probados. Los niños pequeños adquieren una segunda lengua con mayor facilidad en la etapa de preescolar.
- El área de desarrollo físico, donde actividades como el dibujo, las manualidades, la música y el movimiento ayudan a los niños más pequeños a desarrollar una habilidad cognitiva tan importante como es la coordinación ojo-mano, así como otras habilidades motoras finas y gruesas que les permitirán explorar su entorno con confianza y seguridad.
¿Hay diferencias entre un niño ‘con’ y otro ‘sin’ escolarización temprana?
Todavía hoy en día, quizás existen padres o familias que son un tanto escépticos con la escolarización temprana, y por supuesto, tendrán sus motivos. Pero, ¿existirán diferencias entre un niño que ha desarrollado el aprendizaje durante los primeros años de su vida en un entorno familiar y otro que lo ha hecho en una escuela? La experta nos responde: “Cada niño es diferente, e incluso si no ha asistido a un centro de educación infantil, habrá vivido una gran variedad de experiencias diferentes en su entorno familiar. A menudo se observan claras diferencias en cuanto al desarrollo personal, social y emocional del niño, concretamente en lo que respecta a la independencia, la regulación de las emociones, la colaboración y la cooperación con los demás”.
Además, otras de las diferencias más frecuentes que encontramos, según nos argumenta la educadora infantil, son:
- Muchos niños tardan en adaptarse a los sistemas y a las rutinas, y a veces les falta la concentración necesaria debido a las expectativas del currículo.
- A veces, hay lagunas evidentes y claras en las habilidades de alfabetización, ya que la fonética temprana comienza con los niños de 3 años, donde se les ayuda a comprender las diferencias entre los sonidos. Este desarrollo fonológico se desarrolla a lo largo de los primeros años de vida, para que los niños tengan una base desde la que empezar a combinar y leer con fluidez.
- A menudo se pasan por alto los beneficios para la salud de una educación temprana; vemos que los niños que empiezan la escolarización más tarde pueden mostrar a veces un sistema inmunológico más débil, lo que provoca un mayor absentismo escolar.
- Los beneficios para la salud se extienden también al control del peso mediante el movimiento y el control de los hábitos alimentarios saludables.