Entre un 50 y un 80% de los menores que tienen TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) sufren algún trastorno del sueño. Así, es muy frecuente que estos pacientes tengan que recibir pautas para seguir una buena higiene del sueño e incluso tratamiento farmacológico para compensar las alteraciones a la hora de dormir.
Pero, al margen de estos problemas, cada persona muestra un cronotipo particular. Esto es, el momento en el que está más activa. Hay quienes son más productivos por la mañana (cronotipo matutino) y hay quienes funcionan mejor por la tarde-noche (cronotipo vespertino). Y esto también tiene una afectación sobre los síntomas del TDAH. ¿Cómo se concreta?
¿Qué cronotipo afecta más al TDAH?
Investigadores de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid y de los Hospitales Niño Jesús, también en Madrid, e Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes, Madrid) han realizado un estudio con adolescentes diagnosticados de TDAH, de 14 años de media, para saber hasta qué punto el cronotipo influía sobre la sintomatología del trastorno.
Así, querían saber si la desatención, la impulsividad y la hiperactividad que muestran estos niños y adolescentes se potencia con el ritmo concreto de sueño y vigilia que tienen. Los resultados arrojan que no hay un cronotipo dominante entre los niños y adolescentes con TDAH, pero que uno de ellos sí afecta más a los síntomas.
“En los adolescentes con tendencia vespertina, las puntuaciones sobre hiperactividad e inatención eran mayores. Es decir, que los chavales que están más despiertos y alerta por la tarde-noche mostraban más falta de atención y más hiperactividad durante el resto del día”, explica la Dra. Elena Martínez Cayuelas, investigadora principal y miembro del Grupo de Trabajo de Pediatría de la Sociedad Española de Sueño (SES).
¿Cómo afecta el cronotipo al tratamiento del TDAH?
Saber que un menor con TDAH tiene cronotipo vespertino puede ayudar a enfocar mejor el tratamiento que necesita para controlar los síntomas del trastorno y sentirse mejor. Así, es un dato que, para los autores del estudio, debería tenerse en cuenta en la consulta.
“Al final, a todos los pacientes con TDAH les vamos a preguntar por el sueño y nos vamos a preocupar por este tema, dadas las altas cifras de prevalencia de trastornos del sueño, pero estos resultados nos indican que tenemos que prestar especial atención a los chavales con cronotipo vespertino, porque puede ser que esa relación esté potenciando en ellos los síntomas del TDAH”, destaca la Dra. Martínez Cayuelas.
El impacto de la falta de sueño en la atención
Pero, además del factor anterior, hay que valorar los efectos sobre la atención de la falta de sueño en niños y adolescentes. Se estima que un 24% de los menores acuden a clase habiendo dormido menos tiempo del recomendado para su edad. “La infancia se encuentra en una situación crónica de déficit de sueño y de jet lag escolar. Es un problema de salud pública que deja huella en el desarrollo de los menores”, apunta el Dr. Gonzalo Pin, pediatra y vocal de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (FESMES).
Aunque al llegar a la adolescencia, el menor debería haber pasado un 50% de su vida durmiendo, la realidad no es así, aunque estemos programados para ello. “La naturaleza no desperdicia nada. Si le dedica tanto tiempo al sueño es porque es absolutamente necesario. Por algo el sueño, junto a la nutrición y el ejercicio físico, es uno de los tres pilares de la vida saludable”, insiste el representante de FESMES.
El déficit crónico de sueño en niños puede condicionar la aparición de problemas de origen metabólico en la edad adulta como diabetes o hipertensión. Pero también tiene un claro efecto en el desarrollo neurocognitivo del pequeño y está íntimamente ligado al rendimiento escolar, condicionando también la capacidad de aprendizaje.
“Con menos horas de sueño, el porcentaje de sueño REM también es menor, y esta es la fase del sueño en el que el niño va a fijar la memoria, a consolidar todo lo aprendido durante el día. Además, durante la vigilia, un déficit crónico de sueño dificulta que el niño mantenga la atención de forma continuada”, advierte el Dr.Gonzalo Pin. Así, este déficit de descanso podría afectar a la inatención característica del trastorno por déficit de atención e hiperactividad y es un dato a tener muy en cuenta en el tratamiento integral de los afectados.