Son muchas las dudas que nos surgen cuando tenemos delante el biberón, el agua y la leche en polvo. Por eso, recogemos las preguntas más habituales y les damos respuesta.
Cuando somos padres novatos, o no lo somos pero es la primera vez que nos enfrentamos a la preparación de un biberón con leche de fórmula, nos surgen decenas de preguntas que, casi siempre, tienen que ver con el tipo de agua a utilizar y la temperatura a la que debemos prepararlo. Sabemos que los estómagos de nuestros bebés son, sobre todo al principio, muy delicados y no queremos hacer nada mal. De ahí, todas esas dudas que nos entran. Sin embargo, es algo muy sencillo que, una vez le has cogido el truco, puedes hacerlo hasta con los ojos cerrados. Sí, seguramente hagas mucho con los ojos cerrados, el bebé exigirá sus tomas nocturnas.
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Para responder a las preguntas más comunes, hemos querido hablar con María García Hernández (@mariagarciamatrona | www.mariagarciamatrona.com), enfermera, matrona y profesora de yoga gestacional y postparto, para que nos ayude a saber cómo preparar un biberón correctamente, qué sí y qué no podemos hacer sin comprometer la salud de nuestro bebé.
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¿Qué biberón elegimos? ¿Funcionan los anticólicos?
Una de las cosas que más miedo nos da cuando un recién nacido llega a casa son las tardes repletas de cólicos, por lo que intentamos evitarlos a toda costa. Sabemos, además, que la lactancia artificial tiende a provocar más gases que la lactancia materna, por lo que esos biberones anticólicos que nos ofrecen suenan maravillosos.
Los biberones anticólicos, nos explica la matrona, están diseñados con un sistema que reduce la cantidad de aire que entra del exterior con cada succión del bebé. Por ello, “sí que son efectivos reduciendo los gases que se producen a causa del aire que traga en el momento de la alimentación”.
Sin embargo, debes tener en cuenta que los bebés no solo tienen este tipo de gases, “sino que también sufren gases a nivel intestinal a causa de la inmadurez de su sistema digestivo, sobre todo, del intestino”. Además, “eso que llamamos cólicos, son a veces una llamada del bebé por su necesidad de contacto, amor y escucha”, nos explica la matrona. Por tanto, podemos ayudarles y prevenir estos gases, mejorar sus síntomas, pero no los eliminan por completo.
Y en el caso de las tetinas, ¿cuál elijo?¿hay que cambiarlas frecuentemente?
Las tetinas han de estar siempre adaptadas a la edad del bebé, “por lo que es recomendable cambiarlas según este vaya creciendo, de acuerdo con las recomendaciones de cada fabricante”. En bebés más grandes, en los que el crecimiento no es tan rápido como en bebés pequeños, “se recomienda cambiarla cada seis semanas aproximadamente y siempre que muestre cualquier tipo de deterioro”.
Para ello, debemos fijarnos en los signos que nos indiquen que la tetina actual no está siendo la adecuada para nuestro bebé, entre los que están, nos explica la matrona:
Si el bebé tarda demasiado en terminar el biberón.
Si el bebé hace mucha fuerza succionando, pero el biberón no se vacía, puede ser que la tetina sea demasiado pequeña.
Si la leche se sale fuera de la boca del bebé le queda demasiado grande.
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¿Debo esterilizar un biberón antes del primer uso?¿Y después?
“No es necesario esterilizar el biberón antes del primer uso”, nos dice la matrona, pero “sí realizar una correcta higiene con agua y jabón o, incluso, en el lavavajillas, dejando que se seque al aire”. Sí, si que se pueden meter en el lavavajillas con el resto de utensilios.
Y, de la misma manera, no es necesario esterilizar biberones ni tetinas después de su uso, pero de nuevo es importante atender a su lavado con agua y jabón. No es recomendable, nos dice, “ponerlos a secar cerca de trapos o bayetas ni utilizar un trapo para secarlos por dentro”.
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¿Se puede preparar un biberón con agua del grifo?
La respuesta es que sí, el agua del grifo, nos dice la matrona, “es perfecta para preparar un biberón, siempre y cuando esta sea potable”. Y no es mejor ni peor prepararlo con agua mineral. La realidad, nos dice, es que “no hay diferencias significativas en cuanto a utilizar agua del grifo o agua mineral”. La falsa creencia de que sí es mejor una que otra es porque se ha extendido el pensamiento de que “el agua mineral no necesita ser calentada y, al ser más cómodo, se utiliza más esta opción”. Sin embargo, tanto si el agua es embotellada como si es agua del grifo, “es necesario calentarla previamente”. Lo que nos lleva a la siguiente pregunta.
¿Se puede hacer un biberón con agua fría?
“No, se tiene que calentar antes y dejarla enfriar después, si lo que se quiere es un biberón frío”. Sobre todo, ahora en verano, cuando podemos ofrecerle el biberón frío al bebé, pero antes, sí o sí, tiene que haber agua caliente. Esto es, nos explica, “no para esterilizar el agua, sino la leche en polvo, que es un producto no estéril y que puede contaminarse rápidamente”.
Los microorganismos que pueden aparecer en este caso, nos dice, “son el Cronobacter y la Salmonella”. Pero calentando la leche en polvo, acabamos con los posibles patógenos presentes y evitamos que nuestro bebé tenga problemas digestivos.
De todas formas, nos recuerda la experta, que si queremos ofrecerle un biberón frío a nuestro bebé, ante las altas temperaturas que tenemos en verano, “se puede hacer sin problema enfriando el biberón debajo del grifo de agua fría”.
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¿A qué temperatura debe estar el agua para preparar un biberón?
Lo más recomendable es calentar el agua en una cazuela, dejándola hervir un minuto (desde que alcanza el punto de ebullición) y, después, dejar enfriar un mínimo de 5 minutos y un máximo de 30 minutos, para que la temperatura no sea menor de 70°C en el momento en que la mezclamos con la leche en polvo. “Es importante que el agua esté como mínimo a esta temperatura para eliminar los patógenos citados anteriormente, si los hubiera”, nos dice.
Si no tenemos acceso a agua caliente, “la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda preparar el biberón con agua del grifo limpia y potable, ofreciéndoselo inmediatamente al bebé, sin refrigerarlo ni dejarlo a temperatura ambiente”. Por otro lado, “existen también fórmulas líquidas ya preparadas que sí que son estériles”.
Preparación y cantidad de leche en polvo a utilizar
La cantidad de leche en polvo que puede o debe tomar un bebé varía según su apetito. Si tienes dudas, lo mejor es que acudas a tu pediatra y le consultes, porque la lactancia, sea cual sea, debe ser a demanda. Lo que sí debes tener en cuenta es la cantidad de leche en polvo que has de poner según la cantidad de agua utilizada.
La regla es la siguiente: 1 dosis rasa de leche en polvo (el cazo que acompaña a la leche en polvo trae la medida exacta) por cada 30 mil de agua. Por ejemplo, si tu bebé ya toma 180ml de agua, le corresponden 6 cazos. De todas formas, la gran mayoría de los biberones traen números que te indican cantidad de agua y número de cazos para facilitarte la labor.
Para prepararlo, es fundamental echar primero el agua y después la leche en polvo, nunca al revés. Porque la leche en polvo siempre sube un poco el volumen y, si lo haces a la inversa, no le estarás ofreciendo a tu bebé la cantidad de agua correcta.
¿Cómo consigo que no queden grumos de leche en el biberón?
Esto ocurre, sobre todo, nos explica la experta, “cuando mezclamos la leche en polvo con el agua aún a 100°C, ya que los polvos se aglutinan y solidifican creando grumos”. Por eso, es recomendable esperar, al menos 5 minutos, para que la temperatura haya disminuido (y no más de 30 minutos, para que no baje demasiado). En este momento, “agitar bien y con fuerza el biberón”.
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¿Cuánto tiempo me aguanta un biberón ya preparado?
Si lo quieres dejar hecho con antelación, nos explica la matrona, “los biberones aguantan poco más de una hora a temperatura ambiente, como máximo se puede llegar a las dos horas”. Sin embargo, si el bebé ha estado en contacto con el biberón y deja algo, “hay que desechar esta leche”.
Para los biberones refrigerados en la nevera, la recomendación de la OMS es “no superar las 24 horas”. Una vez fuera de la nevera, como en el caso anterior, podemos ofrecerle ese biberón al bebé en un lapso de tiempo de entre una y dos horas. Y es que, una de las preguntas que más les surge a muchos padres es si pueden hacer un biberón, guardarlo en el frigorífico y ofrecérselo al bebé a la mañana siguiente. La respuesta, nos dice la matrona, es que sí. Aunque, nos advierte, “la recomendación y lo más higiénico es ofrecerle el biberón recién hecho”.
En el caso de refrigerarlo, es importante, además de haberlo preparado previamente con agua caliente, “guardarlo por separado”. Una vez fuera del frigorífico, no sería necesario calentarlo, pero si queremos hacerlo, “la mejor opción es al baño maría en una cazuela o con un calientabiberones”. El microondas no es recomendable, ya que no calienta el líquido de manera uniforme y si no mezclamos bien, el bebé podría quemarse.