En diciembre de 2020 y enero de 2021, los niños nacidos en España fueron unos 6.000 menos con respecto a las mismas fechas del año anterior. Son datos del simposio ‘Tener hijos en pandemia: un enfoque desde diferentes puntos de vista’, organizado por la Cátedra Eugin-Universitat Pompeu Fabra.
Así, muchas parejas cambiaron sus planes reproductivos a consecuencia de la llegada de la pandemia en todo el mundo. Un estudio de la Universidad de Edimburgo en Reino Unido constató que la incertidumbre con respecto al virus hizo que un 53% de las mujeres de aquel país modificara sus ideas con respecto al embarazo. De ellas, siete de cada diez lo hicieron por el miedo a los efectos secundarios que pudiera tener la COVID-19 en la embarazada y en el bebé e incluso por la dificultad de acceder a los servicios médicos (entre otras circunstancias citadas, para retirarse los dispositivos intrauterinos).
Un claro impacto emocional y médico
Haber pospuesto los planes de tener hijos a consecuencia de la pandemia y el hecho de que las mujeres se planteen cada vez más tarde su primera maternidad aumentará previsiblemente el número de casos que deben acudir a la reproducción asistida.
Pero la decisión de tener que retrasar la maternidad no por decisión propia sino por las circunstancias impuestas genera ansiedad y estrés en la madre o en la pareja y, en algunas de ellas, incluso depresión, tal como se ha apuntado en el citado simposio de la Cátedra Eugin-Universitat Pompeu Fabra.
Así lo explica la Dra. Giuliana Baccino, vicepresidenta de la Sociedad Europea de Fertilidad: “Actualmente los pacientes conocen mucho acerca de este tema, y esto les hace darse cuenta de que cuanto más tarden en realizar el tratamiento con gametos propios, menores pueden ser las posiblidades de lograr un embarazo, y peor la calidad ovocitaria”.
De hecho, según la experiencia vivida en Reino Unido, el cierre de los centros de reproducción asistida provocó un retraso en los tratamientos que ha afectado especialmente a mujeres mayores de 40 años y a aquellas diagnosticadas con infetilidad específica.
De los 28 deseados a los 32 reales
Los planes reproductivos de las mujeres españolas no concuerdan con sus embarazos. Así, según la ‘Encuesta Merck Fertilidad en España: Deseos y Realidad’, querrían ser madres por primera vez a los 28 años y, sin embargo, consiguen serlo a los 32, de media.
España es el segundo país de la Unión Europea con la tasa de fecundidad más baja (solo nos precede Malta) y con la edad más alta de primeras maternidades. De hecho, a las españolas les gustaría tener dos hijos y se quedan en 1,19 de media.
Al margen de circunstancias extraordinarias, como la pandemia, tener estabilidad económica es el factor más importante para retrasar la maternidad, seguido de contar con una flexibilidad laboral.
Según la Dra. Elena Labarta, ginecóloga especialista en reproducción asistida y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), “a día de hoy, antes de buscar un embarazo, la mujer quiere terminar sus estudios, estabilizarse en su trabajo y, en algunas ocasiones, también casarse. Esto conlleva un retraso en la búsqueda de la gestación y, por tanto, más probabilidades de tener que recurrir a la reproducción asistida para concebir”.
Tener hijos a partir de los 35
Actualmente, uno de cada diez niños nacidos en España ha sido engendrado mediante técnicas de reproducción asistida. El problema es que las mujeres que recurren a ellas lo hacen también a una edad cada vez más avanzada, lo que dificulta el proceso y reduce sus probabilidades de éxito.
Tal como apunta la Encuesta Merck Fertilidad en España, más de la mitad (un 52%) de mujeres entre los 35 y los 39 años tienen la maternidad entre sus planes de futuro. Un deseo que se puede complicar debido a la bajada de fertilidad que se experimenta a partir de los 35 años.
“Esta caída se produce gradualmente y de forma individual, es decir, hay una tendencia a tener menos óvulos y de peor calidad, pero ese proceso se produce sin previo aviso, por lo que, dependiendo de la mujer, puede producirse antes o después. De ahí que recomendemos tener hijos antes de los 35 años y si no es así, preservar la fertilidad para no tener problemas en el futuro”, explica la Dra. Elena Labarta.