No existe nada con lo que comparar el olor natural de la piel de un bebé. Es un aroma inconfundible, placentero y que queda grabado en la cabeza de muchos padres para siempre. Y no sabemos explicar a qué huele exactamente, “huele a bebé”. Muchos estudios, sobre todo en los años 80, nos explica Kora Bühler, psicóloga y profesora de la Universidad Complutense de Madrid, además de asesora de Chicco,“ya nos mostraban que el aroma corporal del bebé era considerado uno de los más destacados y placenteros”. Además, para todo el mundo. Pero, ¿cuál es la razón?
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Así funciona el olor que percibimos en nuestra cabeza
El sistema olfativo de una persona, nos explica nuestra experta, “está altamente relacionado con nuestro sistema límbico”, que son aquellas regiones cerebrales relacionadas con las emociones, la memoria y las conductas relacionadas con la supervivencia. Así, “las conexiones nerviosas que parten de nuestras fosas nasales van directamente a áreas de este sistema, como la amígdala, el hipocampo o el hipotálamo”, nos explica. Estas estructuras lo que hacen es, al recibir un olor, vincularse específicamente:
- Con una respuesta emocional, gracias a la amígdala.
- Con la creación y evocación de memoria, en el hipocampo
- Con el inicio de conductas relacionadas con la motivación y la supervivencia, en el hipotálamo.
Todo este proceso consigue, por tanto, “que un olor nos pueda evocar emociones y sentimientos de manera prácticamente instantánea y, además, permanecer en nuestra memoria, muchas veces, de por vida”, nos explica. A su vez, estas conexiones neurales descritas hacen que determinados olores sean capaces de desencadenar el recuerdo de diferentes eventos, personas o situaciones y, con ello, evocar todo tipo de emociones asociadas.
La razón fisiológica de por qué nos gusta el olor a bebe
Según nos explica nuestra experta, “los pocos estudios disponibles acerca del impacto emocional que tiene el olor a bebé nos indican que, en general, es calificado como altamente reforzante y placentero”. Además, parece que esta asociación cobra especial fuerza en el caso de la madre. “Cierto es que existen pocos estudios sobre la percepción del olor a bebé en hombres u otras personas familiares o no del bebé, pero se ha visto que también desencadena respuestas emocionales agradables en mujeres sin ninguna vinculación con él”.
Y la razón de ello es fisiológica: lograr una mayor y más intensa interacción entre la mamá y su bebé. “El olor es un factor importante a la hora de establecer el vínculo y el apego entre ambos y, en consecuencia, garantizar el adecuado cuidado del bebé”. Algo que, además, permite a ambas partes obtener beneficios a nivel físico -como es la regulación de la temperatura o la reducción del llanto, por parte del bebé y, por parte de la madre, la iniciación de la lactancia”. Es más, nos dice la experta, “algunos estudios han determinado que mejora el impacto negativo de la depresión postparto”. Y es que, en concreto, este aroma provoca “un aumento de la actividad en regiones cerebrales relacionadas con el refuerzo y el placer, que activa nuestras endorfinas, popularmente conocidas como las hormonas de la felicidad”.