Si hay dos frases que se oyen insistentemente en todo viaje en coche con niños son: ‘¿Cuándo llegamos?’ y ‘ ¿cuánto falta?’. Pueden repetirlo una vez tras otra y más si hay que recorrer grandes distancias.
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La tecnología está ahí, y el móvil o la tableta pueden salvar muchos trayectos, en especial cuando los pequeños tienen tendencia a marearse y lo pasan mal. Pero hay otras alternativas ‘analógicas’ con la que disfrutar y desconectar juntos a ratos. El juego en familia tiene muchos beneficios para todos y se puede emplear el tiempo de carretera en practicar algunos. Aquí tienes ideas para las que no necesitas ningún material.
No te lo pierdas:
¿Quién encuentra...?
Si hay un clásico entre todos los juegos para viajes es este. Se puede adaptar a la perfección a la edad de los niños o a los intereses que tengan. La dinámica es bien sencilla: se plantea un reto de búsqueda visual y el primero que lo consiga es el que gana.
El desafío se puede complicar tanto como se quiera: quién encuentra cinco coches amarillos, quién encuentra 10 coches con matrícula acabada en 20, quién encuentra cinco animales, quién encuentra antes tres toros (de los anuncios de Osborne...). Las posibilidades son infinitas.
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¿Quién soy?
Otro juego que se puede adaptar a la edad de los niños otorgándole mayor o menor dificultad. Se trata de adivinar qué personaje encarnan mediante preguntas a las que él solo podrá responder con un sí o con un no.
Si el niño es pequeño, necesitará la ayuda de un adulto o de otro hermano mayor para elegir su personaje. Si tiene más de ocho años puede ser totalmente independiente para elegir quién quiere ser. Se pueden escoger personajes de dibujos animados, referentes deportivos, héroes históricos... El resto de la familia irá interrogando: ‘¿sales en algún libro?’, ‘¿tienes una ropa especial?’, ‘¿juegas al fútbol?’....
El que adivine es el que tiene el privilegio de escoger la identidad secreta en la siguiente ronda.
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Contando matrículas
Incluso para los niños a los que las matemáticas no son su fuerte, este juego es un clásico muy divertido que los mantendrá atentos y concentrados un buen rato.
Dependiendo de la edad de los pequeños, se puede adaptar el reto: quién encuentra cinco matrículas impares seguidas, quién logra ver una matrícula cuyos números sumados den 20, quién logra encontrar un coche cuya matrícula empiece y acabe por 0... Las posibilidades son enormes.
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Cazadores de letras
Si los niños ya saben leer, es un juego ideal para que ejerciten la atención y vayan repasando el alfabeto. El primer miembro de la familia comienza identificando un objeto del viaje que empiece por A. El siguiente debe encontrar algo que comience por la B, y así sucesivamente hasta completar todas las letras.
Cuando los viajeros son más pequeños y solo saben, por ejemplo, las vocales, basta con citar alguna cosa que la contenga. Por ejemplo; ‘puerta’, enfatizando la A, ‘espejo’, con la E...
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Familias de palabras
Este juego se puede hacer de muchas maneras: por un lado proponiendo una categoría y viendo cuántas palabras consiguen entre todos los miembros de la familia. Por ejemplo: países del mundo. Uno tras otro empezaría a decir nombres de naciones hasta que haya un parón, momento en que se acaba el juego. Lo divertido es intentar récords, por ejemplo, llegar a 30 o a 40 sin interrupción.
Si los niños son más pequeños, las familias de palabras pueden ser más sencillas; como ‘animales de cuatro patas’ o ‘comidas que se tomen con cuchara...’
NO TE LO PIERDAS
De La Habana ha venido un barco cargado de...
Seguro que tú jugabas de pequeño también a este juego en tus viajes familiares. ¿Por qué no rescatarlo con tus hijos? Es perfecto para ejercitar la memoria y la atención.
Uno de los miembros de la familia comienza la retahíla: ‘De La Habana ha venido un barco cargado de... manzanas’. El siguiente y los demás van añadiendo elementos: ‘‘De La Habana ha venido un barco cargado de... manzanas y tomates’, ‘De La Habana ha venido un barco cargado de... manzanas, tomates y sandías’. Conforme la lista vaya aumentando, también lo harán los errores... y la diversión.
NO TE LO PIERDAS
Rima... que algo queda
A los niños les encantan las rimas, es una forma de hablar inusual que les supone un reto divertido. Partiendo de ellas se pueden proponer distintos juegos, como hacer rimas en parejas. Por ejemplo, un miembro de la familia comienza... ‘Si vamos en coche a Almería...’ Y otro tiene que acabar el pareado: ‘Todos comemos sandía’.
También se puede poner la norma de que todas las conversaciones que se mantengan en el coche deben ser de forma rimada. ‘Mamá, estoy cansado’, ‘Pues duérmete de lado’... ¡Imaginación al poder!
NO TE LO PIERDAS
Con las señales de tráfico
Entretenido y muy educativo resulta este juego en el que tendrán que ir adivinando el significado de las señales de tráfico que os vais encontrando a lo largo de vuestro recorrido. Estas pueden variar si estáis en otro país, con lo que el reto se complica.
Una forma de que vayan aprendiendo seguridad vial a la vez que están atentos a las normas de la carretera y compiten por ver quién adivina más o quién las adivina antes.
NO TE LO PIERDAS
Tarareo canciones y los demás adivináis
Todas las familias tienen canciones favoritas que forman parte de su banda sonora habitual. Este juego se basa en ellas, pero no para escucharlas sino para cantarlas. Más en concreto, para tararearlas.
Un miembro de la familia tiene que elegir una canción o melodía y tararearla sin que la letra sea identificable. Como habrá mejores cantantes que otros, la risa está asegurada. Una vez descubierta de qué pieza se trata, se puede rematar escuchándola en el equipo de música del coche y cantando todos a la vez.
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Letras prohibidas
Con este juego se establecen letras que nadie puede pronunciar, de manera que cada mensaje tiene que ser muy pensando antes. Si se acuerda que no se puede decir ninguna palabra que, por ejemplo, lleve la letra A, el que lo inclumpla pierde: ‘Tengo sed y quiero beber’, ‘Ok, miro qué tenemos’.
Estarán pendientes de lo que dicen tanto los emisores, como los receptores, para captar los fallos. Seguro que descubres que alguno de tus hijos es un auténtico especialistas en salirse por la tangente.