“Las rutinas son algo imprescindible para la crianza”. Así de rotunda es Zazu Navarro, educadora social con más de diez años de experiencia en personas con diversidad funcional y TEA, además de certificada en Disciplina Positiva para familias y aula que, recientemente, ha publicado su libro Lola y las rutinas (Penguin Kids). Es un álbum ilustrado pensado para acompañar a los más pequeños de la casa y a sus padres en la construcción de rutinas y hábitos que los acompañen en su día a día . Muchas veces, nos cuenta, “las familias pueden pensar que las rutinas no dejan que los infantes fluyan de forma natural porque se cree que dirigen sus acciones”. Pero, realmente, lo único que hacen es “organizar una acción” de la que se encarga un niño o niña, “con lo que aprende a responsabilizarse de esa acción en ese momento”. De ahí, su importancia.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
En su cuento, no solo les explica a los niños -a través de sus dos protagonistas, Lola y Lucas- cómo organizarse, sino que también se convierte en una guía para los padres con consejos prácticos. Porque las rutinas, para conseguirlas, hay que trabajarlas juntos en casa. Además, nos habla de los beneficios que tienen y cómo podemos hacer que los niños se lo tomen como una forma divertida de aprender.
Beneficios de crear hábitos y rutinas
Los niños y niñas, cuando son pequeños, no saben qué va a ocurrir en su día a día. Y aunque las personas adultas sí lo sepamos y tengamos nuestra propia organización mental, nos dice la autora, “sin querer, dirigimos las mañanas de nuestros hijos e hijas intentando controlar cada uno de sus pasos para poder llegar a tiempo al colegio o al trabajo”. Ese intento de control, nos explica, hace que dejemos de “empatizar con nuestras criaturas: nos enfadamos, gritamos, etc”. El día a día se convierte en algo que no queríamos que pasase.
Sin embargo, si el niño o niña adquiere control sobre lo que va a suceder, lo sabe y además se responsabiliza de algunas tareas propias, se crea un ritmo diario que conoce y al que se habitúa. ¿Y qué conseguimos con ello?
- Ayudar a que aprendan a planificarse en el futuro, no solo lejano, sino también inmediato, y a lidiar mejor con los posibles imprevistos que pueden surgir un día.
- Establecer horarios además les aporta estabilidad y les ayuda a crear ese ritmo diario . “No saber qué va a ocurrir puede crear frustración, sobre todo, en la infancia. La falta de orden lleva al descontrol, tanto mental como físico, y los conflictos pueden repetirse una y otra vez a lo largo del tiempo”, explica la experta. “Cualquier cosa que no esté prevista en la vida de nuestras criaturas puede generar un desbordamiento emocional”.
Convertir la rutina en algo divertido
El mejor consejo que puede darnos esta experta para conseguir ese ritmo del que nos habla es “convertir cada rutina en un juego”, por dos motivos:
- Nos ayuda a las personas adultas a comprender y hablar el lenguaje de la infancia, conectando con nuestros hijos.
- Para ellos se crea “una especie de melodía” que les acompaña durante el día.
“El hecho de convertir cada rutina en un juego”, por ejemplo, inventar una canción para recoger la ropa, es una de las “ideas chulas” que la autora nos da en su libro. Sus personajes, por ejemplo, crean una guirnalda de tareas para saber qué tiene que ir haciendo Lola por las mañanas y un cuento de lo que hacen por las mañanas antes de ir al colegio para Lucas. Pero en en el libro, se recogen muchas otras.
Consejos para conseguir establecer rutinas en los más pequeños
Casi todas las ideas o juegos que buscan la creación de un hábito necesita cierta organización, pero una vez lo pongáis en práctica, no costará nada:
- Preparar la ropa de la semana todos juntos el domingo, con perchas en las que venga escrito el día de la semana.
- Hablar cada noche, antes de iros a dormir, de lo que va a pasar el día siguiente. Anticiparles este tipo de cosas les ayuda mucho.
- Levantarse de la cama con un buen margen de tiempo, para ir con calma, y tener un despertar tranquilo.
- Medir el tiempo de forma visual, porque para los niños es algo abstracto y no son capaces de ver cuánto son cinco minutos o diez.
- Cread un cuento de rutinas al que ellos puedan acudir siempre para saber qué tienen que ir haciendo. Y vale también una guirnalda, un mapa o un cuadro.