El Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno del neurodesarrollo que se identifica en los niños por tener una intensa actividad motora, acompañado por impulsividad y dificultades para mantener la atención. Son pequeños que se mueven constantemente, sin aparente motivo de hacerlo, abandonan tareas rápidamente sin acabarlas para empezar otras nuevas, muestran falta de atención en lo que hacen… entre otros síntomas, que están presentes en los diferentes ambientes donde el niño se desenvuelve.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Para definir con propiedad cuáles son los síntomas de este trastorno, conocido por las siglas TDAH (Trastorno de Déficit Atención con Hiperactividad ) y descrito en 1902 por el pediatra inglés George Still, hemos hablado con la psicóloga, especialista en Desarrollo Infantil, María Antonieta De Oliveira Urbaneja (@tupiscologoinfantil) del Proyecto Creces y Asociados (@proyectocreces). “Según la última versión del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V), se define como características para el diagnóstico del TDAH un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad, impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo del niño, que se caracteriza por las siguientes características”, nos explica y enumera:
1. Inatención:
- Con frecuencia falla en prestar atención a los detalles o por descuido comete errores.
- Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades recreativas.
- Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- Con frecuencia no sigue instrucciones y no termina las tareas escolares.
- Con frecuencia tiene dificultades para organizar las tareas inactividades.
- Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasmado en iniciar tareas que requieren de un esfuerzo mental sostenido.
- Con frecuencia pierde cosas necesarias para las tareas o actividades.
- Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos.
- Con frecuencia olvida actividades cotidianas.
2. Hiperactividad:
- Con frecuencia juguetea o golpea con las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
- Con frecuencia se levanta en situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
- Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado.
- Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.
- Con frecuencia está ocupado actuando como si lo impulsara un motor.
- Con frecuencia habla excesivamente.
3. Impulsividad:
- Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta.
- Con frecuencia le es difícil esperar turno.
- Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros.
A partir de qué edad podemos detectarlo
Según describía su precursor, George Still, en su momento, los niños con este trastorno de conducta suelen ser un tanto problemáticos, ‘destructivos’, impulsivos, obstinados y desobedientes. Son insensibles a los castigos y siempre están inquietos, nerviosos, y tienen una baja tolerancia de la frustración. Según nos cuenta la experta: “Es importante considerar que los síntomas anteriormente descritos deben de estar presentes como mínimo durante un periodo de tiempo mayor a 6 meses y, deben estar presentes más de 6 de dichos síntomas, tanto para Inatención como para Hiperactividad”. Pero, además, deben presentarse antes de los 12 años y darse en varios ambientes, es decir, tanto en casa como en el colegio. Además, deben “existir pruebas de que dichas conductas interfieren en el desarrollo social y académico del niño”, añade.
Estas características pueden darse desde edades tempranas sin embargo, es importante realizar un buen diagnóstico diferencial y acudir a expertos en el área infantil. “A estas edades el niño está en una etapa exploradora de su ambiente y, probablemente, va a ser más inquieto y curioso y no por ello es hiperactivo. Es muy importante evitar las etiquetas desde edades tempranas ya que, en muchas ocasiones, nuestros hijos pueden no escuchar, ni atendernos y ser inquietos sin tener el trastorno ya que es parte de su desarrollo y maduración esperados para esas edades”, advierte la psicóloga infantil.
Y añade: “Es importante que el niño ya esté en una escolaridad de por lo menos un primer grado, donde ya se tenga mayor exigencia, para poder permanecer más tiempo sentado realizando alguna actividad, para su diagnóstico. Antes de los 7 años es inadecuado establecer un diagnóstico de TDAH, sin embargo, diferentes estudios longitudinales destacan que, en niños que han sido diagnosticados de TDAH un elevado porcentaje presentaba manifestaciones del trastorno que eran inapropiadas, en cuanto a su intensidad, en los años de preescolar”, argumenta la experta.
Qué tipo de juegos y actividades se recomiendan
“A día de hoy la causa exacta del TDAH no está clara, aunque las investigaciones relacionadas con este trastorno continúan. Los factores que pueden estar involucrados en el desarrollo del TDAH incluyen la genética, el medio ambiente y los problemas del desarrollo del sistema nervioso central, en momentos claves evolutivos.” Para poder tratar, por tanto, este comportamiento, o aliviar los síntomas, la experta nos recomienda una serie de actividades que se pueden realizar con estos niños como son:
- Juegos de construcción.
- Juegos de flexibilidad cognitiva como, por ejemplo, juegos donde se pueden cambiar las reglas en determinados momentos obligándole a cambiar la respuesta, actividades de planificación, juegos de secuencias.
- Actividades deportivas como la natación, tenis, fútbol o “cualquier otro deporte que implique normas, disciplina, que le enseñen a esperar turno y que les permita aprender a manejar su frustración y a solucionar problemas que se presenten”, aconseja.
Cómo manejarlo en casa
A veces, los niños con TDHA pueden ser muy complicados de llevar en casa, por eso, además de las actividades y juegos que nos recomienda la experta, algunas de las cosas más importantes para trabajar este trastorno en el hogar es “tener hábitos, rutinas y normas bien establecidos de manera que el niño tenga seguridad en lo que esperar de su ambiente dónde se desenvuelve. Por otro lado, también es importante establecer un contacto visual cara a cara para el seguimiento de instrucciones y, poder así chequear que realmente nos está prestando atención”.
Por último, añade: “Es importante que los padres tengan claro que el niño con TDAH no es un niño malcriado ni es un niño que se porta mal… sino que es un niño que no sabe cómo gestionar y manejar su conducta y, por eso, muchas veces, es incomprendido y etiquetado como el ‘niño mala conducta’. Se debe tener muy claro que no hay un control adecuado de sus impulsos porque no tiene un control voluntario, y, muchas veces, no puede parar porque no se da cuenta de su conducta, y por ende, no lo hace con mala intención, sino que no lo sabe hacer mejor”, concluye.